24 Septiembre 2013
¿Cómo entrarle a la literatura de Truman Capote? La vasta obra de Capote es recomendable de punta a punta. No hay forma de equivocarse si de sugerir un título se trata. Uno de los rasgos que lo caracterizan es la multiplicidad de géneros que abarcó durante 40 años de trabajo. Se puede empezar por una novela archifamosa ("Desayuno en Tiffany's") o por el clásico de los clásicos del periodismo narrativo ("A sangre fría"). Hay también piezas teatrales, artículos periodísticos, relatos cortos, perfiles y, por supuesto, cuentos. Y como "Música para camaleones" reune un poco de todo, sabiamente mezclado, ¿por qué no comenzar por ahí?
Publicado en 1980, el libro cuenta con varias ediciones. A la oferta de las librerías tucumanas (en stock o por pedido) se suma la disponibilidad en la web. En Mercado Libre hay varias ofertas, en un rango de precios que va de $35 a $75.
"Música para camaleones" está dividido en tres partes. A la primera la integran seis relatos breves (uno le da título al libro), la segunda es la nouvelle "Ataúdes tallados a mano" y en la tercera se desarrolla la serie de "retratos coloquiales". Numerosos enfoques, escenarios, imágenes, protagonistas, diálogos; ficción y realidad; todo unido por los estiletazos quirúrgicos con forma de palabra de Capote.
El corazón del libro es "Ataúdes tallados a mano", historia que Capote atacó con el mismo método empleado en "A sangre fría". No en vano el subtítulo es "Narración verídica de un crimen americano". El escritor se instaló en un pueblo del oeste estadounidense para entrevistar a los personajes involucrados en una serie de asesinatos.
"Metódico y leal a sus propias conquistas, (Capote) trabajó en esa zona donde se encuentran, para mezclarse sin confundirse, la ficción, la no ficción y los terrenos menos explorados de la escritura periodística. Dentro de esta línea, puede ubicarse 'Ataúdes tallados a mano', una pieza magistral, basada en un hecho real, que muestra una manera diametralmente opuesta de enfrentarse a una atroz historia criminal (...) Este texto tiene un punto a su favor: es una pequeña obra maestra de principio a fin", consignó Fernando Fagnani, de espaciolatino.com.
El sospechoso es un magnate, Bob Quinn. El desvío de un río, decidido por una comisión de vecinos, afectó los intereses de Quinn. Algunos miembros de la comisión aparecen muertos. Capote nos va guiando por esa trama en la que sobran las conjeturas verosímiles pero faltan pruebas. El clímax es su último encuentro con Quinn y el diálogo que sostienen.
De repente, en un recodo del sendero, lo vi (...) Tenía puesto un traje de goma, y sostenía en alto una flexible caña de pescar, como si fuera la varita de un director de orquesta. Estaba metido en el agua hasta la cintura. Se veía su cabeza, sin sombrero, de perfil. Su pelo ya no tenía vetas grises, sino que era totalmente blanco, como la espuma del agua que rodeaba su cintura. Tuve ganas de dar media vuelta y echar a correr (...). De repente oí mi nombre: era Quinn que me llamaba, haciéndome señas. Mientras vadeaba en dirección a la orilla pensé en los toros jóvenes que había visto pavonearse en los pastos dorados. Quinn, resplandeciente en su traje de goma, me hacía acordar a ellos: vital, poderoso, peligroso (...).
Sonriendo, se puso en cuclillas sobre una roca, y me indicó que me acercara. Me enseñó las truchas que había pescado: - No muy grandes, pero son sabrosas. (...) Después de un silencio, con cierta timidez, me preguntó: - ¿Jake Pepper está con usted? Asentí. - Alguien me dijo que dejaba el Departamento. - Sí. Se va a vivir a Oregon. - Bueno, supongo que ya no lo veré más. Qué lástima. Pudimos ser muy buenos amigos. De no ser por todas esas sospechas. Maldito sea, hasta pensó que había ahogado a Addie Mason - Rió. Luego frunció el entrecejo. -Yo veo así, las cosas: fue la mano de Dios. -Levantó su propia mano, y el río, visto entre sus dedos separados, pareció entretejerse como una cinta oscura. -La obra de Dios. Su voluntad.
El libro está dedicado a Tennessee Williams. Toda una declaración de principios de Capote, que poco después nos permite asomarnos a su intimidad con Marilyn Monroe o descubrir cómo una exquisita dama convoca un ejército de camaleones a su mansión cada vez que toca el piano. Capote murió el 25 de agosto de 1984. El lunes habría cumplido 89 años.
Publicado en 1980, el libro cuenta con varias ediciones. A la oferta de las librerías tucumanas (en stock o por pedido) se suma la disponibilidad en la web. En Mercado Libre hay varias ofertas, en un rango de precios que va de $35 a $75.
"Música para camaleones" está dividido en tres partes. A la primera la integran seis relatos breves (uno le da título al libro), la segunda es la nouvelle "Ataúdes tallados a mano" y en la tercera se desarrolla la serie de "retratos coloquiales". Numerosos enfoques, escenarios, imágenes, protagonistas, diálogos; ficción y realidad; todo unido por los estiletazos quirúrgicos con forma de palabra de Capote.
El corazón del libro es "Ataúdes tallados a mano", historia que Capote atacó con el mismo método empleado en "A sangre fría". No en vano el subtítulo es "Narración verídica de un crimen americano". El escritor se instaló en un pueblo del oeste estadounidense para entrevistar a los personajes involucrados en una serie de asesinatos.
"Metódico y leal a sus propias conquistas, (Capote) trabajó en esa zona donde se encuentran, para mezclarse sin confundirse, la ficción, la no ficción y los terrenos menos explorados de la escritura periodística. Dentro de esta línea, puede ubicarse 'Ataúdes tallados a mano', una pieza magistral, basada en un hecho real, que muestra una manera diametralmente opuesta de enfrentarse a una atroz historia criminal (...) Este texto tiene un punto a su favor: es una pequeña obra maestra de principio a fin", consignó Fernando Fagnani, de espaciolatino.com.
El sospechoso es un magnate, Bob Quinn. El desvío de un río, decidido por una comisión de vecinos, afectó los intereses de Quinn. Algunos miembros de la comisión aparecen muertos. Capote nos va guiando por esa trama en la que sobran las conjeturas verosímiles pero faltan pruebas. El clímax es su último encuentro con Quinn y el diálogo que sostienen.
De repente, en un recodo del sendero, lo vi (...) Tenía puesto un traje de goma, y sostenía en alto una flexible caña de pescar, como si fuera la varita de un director de orquesta. Estaba metido en el agua hasta la cintura. Se veía su cabeza, sin sombrero, de perfil. Su pelo ya no tenía vetas grises, sino que era totalmente blanco, como la espuma del agua que rodeaba su cintura. Tuve ganas de dar media vuelta y echar a correr (...). De repente oí mi nombre: era Quinn que me llamaba, haciéndome señas. Mientras vadeaba en dirección a la orilla pensé en los toros jóvenes que había visto pavonearse en los pastos dorados. Quinn, resplandeciente en su traje de goma, me hacía acordar a ellos: vital, poderoso, peligroso (...).
Sonriendo, se puso en cuclillas sobre una roca, y me indicó que me acercara. Me enseñó las truchas que había pescado: - No muy grandes, pero son sabrosas. (...) Después de un silencio, con cierta timidez, me preguntó: - ¿Jake Pepper está con usted? Asentí. - Alguien me dijo que dejaba el Departamento. - Sí. Se va a vivir a Oregon. - Bueno, supongo que ya no lo veré más. Qué lástima. Pudimos ser muy buenos amigos. De no ser por todas esas sospechas. Maldito sea, hasta pensó que había ahogado a Addie Mason - Rió. Luego frunció el entrecejo. -Yo veo así, las cosas: fue la mano de Dios. -Levantó su propia mano, y el río, visto entre sus dedos separados, pareció entretejerse como una cinta oscura. -La obra de Dios. Su voluntad.
El libro está dedicado a Tennessee Williams. Toda una declaración de principios de Capote, que poco después nos permite asomarnos a su intimidad con Marilyn Monroe o descubrir cómo una exquisita dama convoca un ejército de camaleones a su mansión cada vez que toca el piano. Capote murió el 25 de agosto de 1984. El lunes habría cumplido 89 años.
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