La diferencia de categoría y la jerarquía pesan muchísimo en un fútbol en el que esos detalles terminan inclinando la balanza hacia un lado. A partir de ahí se explica la derrota que sufrió San Martín 2-1 a manos de Racing en la gélida noche cordobesa.
El partido fue chato, con pocas acciones, casi nulo juego asociado y muchas imprecisiones. Pero la “academia” fue astuta para golpear en los momentos justos y abrochar el pasaje a la próxima ronda de la Copa Argentina.
El planteo que había ideado Pablo Frontini no resultó. Los volantes no pudieron imponerse en el medio y lo sucedido en el primer tiempo reflejó las diferencias entre los equipos. Es que la “academia” supo sacarle el jugo a cada situación; mientras que San Martín ratificó la principal falencia que viene mostrando en la temporada y que debe mejorar de manera urgente si pretende pelear hasta las últimas consecuencias en la Primera Nacional: la falta de eficacia.
Racing llegó dos veces en la primera mitad y no perdonó. En ambas hubo ingenuidad “santa”. Primero Nicolás Sansotre despejó de manera defectuosa un centro sobre el área y el rebote le quedó a Gonzalo Piovi. Nadie bloqueó al defensor, que tuvo tiempo de medir el remate cruzado para marcar el primero.
Luego, con el equipo volcado en ataque, Iván Molinas perdió una pelota que parecía fácil y los dirigidos por Fernando Gago manejaron la contra a la perfección. Se produjeron un par de rebotes y nadie tapó a Jonathan Gómez, que también tuvo tiempo para elegir cómo definir: 2-0.
Como contrapartida, el “santo” estuvo muy “livianito” en el área de Gabriel Arias. El equipo generó dos chances clarísimas para convertir durante que inexplicablemente no terminaron dentro del arco de Racing.
A los 24’, justo después del 1-0, Leandro Ciccolini desbordó por derecha y siguió el manual: centro atrás para Emanuel Dening, quie (raro en él) definió por encima del travesaño cuando no tenía marca. Era un penal con la pelota en movimiento.
Y sobre el cierre del primer tiempo otra vez Ciccolini se metió en el área y tocó al medio. Agustín Colazo no llegó a conectar y en el rebote tiró Molinas. Fue Sigali el que salvó sobre la línea.
Esa crónica de los primeros 45 minutos explica por qué Racing se llevó la clasificación y por qué San Martín volvió a quedarse con la ñata contra el vidrio en los 16avos de final (ya es la fase maldita). En esa instancia también había perdido en la temporada 2017/18 contra Boca, en Formosa; y en la 2018/19 contra Argentinos, en Salta. Ahora la “academia” hizo valer el peso específico de sus futbolistas para aprovechar cada yerro de San Martín.
En el complemento, con los cambios y el empuje de su gente, San Martín tuvo chances. Pero salvo el buen desborde de Sansotre para que Dening pusiera el 1-2, el equipo volvió a mostrar limitaciones en la puntada final.
El ingresado Mateo Acosta falló por dos: primero no llegó a conectar un centro rasante de Dening; y luego saltó con demasiado anticipación y no pudo darle fuerza al cabezazo tras una asistencia de Sansotre.
Más allá de la eliminación, el “santo” deberá corregir los errores para ir en busca del ascenso. Aprender a ser punzante cuando elabora sus oportunidades es clave. Y no puede darse el lujo de cometer errores que se pagan con una eliminación, como en este caso.