Luego de varios días grises en Tucumán, llegar a Córdoba y toparse con un cielo totalmente despejado y con un sol radiante permite disfrutar el horizonte con otros ojos. Sí, hace mucho frío en “La Docta”, pero el sol le brinda un color especial a una ciudad que brilla con luz propia y que se encuentra casi abarrotada de turistas. Todos llegaron a disfrutar de los encantos de la metrópolis y de las bondades que ofrecen las tan cercanas como aclamadas sierras.

El hotel Howard Johnson, búnker elegido por San Martín para esperar el duelo contra Racing, está emplazado al frente de La Cañada por la que el arroyo de idéntico nombre cruza a la ciudad de suroeste a norte.

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Como toda ciudad de nuestra tierra, la capital cordobesa no escapa a uno de los principales problemas que azotan al país: la inseguridad.

Así lo hace saber Maximiliano Guevara, un empleado que trabaja para una empresa ubicada en la intersección de la avenida Figueroa Alcorta y 9 de Julio. “¿No sos de acá, verdad?”, consulta. Ante la negativa, ahonda en el por qué de su interrogatorio. “Es una zona en la que hay muchos arrebatos. Hay que estar con los ojos abiertos”, advierte.

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No obstante, por suerte, el día transcurre sin complicaciones. A la hora de la siesta, la calma es casi absoluta (casi idéntica a la que se percibe en la concentración “santa”) y hasta se escucha correr el agua del arroyo. Córdoba luce radiante, pero no escapa a la realidad argentina.