La inflación afecta, entre otros, las necesidades alimentarias básicas, que no pueden ser satisfechas en forma adecuada. “Si te hace falta, llevá”, dice el pizarrón en la puerta de una panadería de Concepción. Sobre una mesa hay porciones de bizcochos y de pan. Quienes pasan leen, sonríen; y algunos se animan a llevar una bolsita con los productos que sobraron al final del día.

La historia de la generosidad de Joaquín Roldán, un joven panadero de Concepción, fue difundida días atrás por LA GACETA. “Es triste darse con cada vez más personas que entran a mi negocio a pedir pan. Algunas se quedan afuera mirando, con vergüenza de entrar a pedir”, contó.

En Tucumán y en el país las consecuencias de la escasez de productos básicos y una inflación constante llevaron a una situación alarmante. Los sectores pobres de la sociedad son los más afectados. “Respecto del año pasado, este año aumentó aproximadamente un 10% la cantidad de comedores y beneficiarios a quienes el Banco de Alimentos de Tucumán ayuda”, destacó a LA GACETA Josefina Correa, directora Ejecutiva de la entidad. “La demanda para ingresar al Banco de Alimentos es cada vez mayor, tenemos comedores en lista de espera”, alertó.

AYUDA. En Concepción, Joaquín Roldán regala productos que no vendió. la gaceta / foto de osvaldo ripoll

El Banco de Alimentos es una organización sin fines de lucro que gestiona y rescata alimentos de toda la cadena agroindustrial y realiza diferentes campañas de recaudación de fondos para adquirir los alimentos que no recibe en donación, para poder cubrir las necesidades de los comedores que forman parte del banco. “El ingreso de nuevos comedores dependerá siempre de la disposición de alimentos y de recursos con los cuales contamos, tratamos en lo posible de dar respuesta e ingreso ágil en este momento tan difícil, en el cual hay tanta necesidad”, agregó Correa.

Los productos esenciales como carne, frutas, verduras y lácteos se volvieron inaccesibles para muchos hogares de bajos recursos, lo que los obliga a buscar alternativas más económicas y, a menudo, menos nutritivas.

Para las personas pobres de Tucumán, la realidad de sobrevivir con la comida se volvió una lucha diaria. Las familias se ven obligadas a ajustar sus presupuestos, y a priorizar los alimentos más baratos, que no siempre brindan los nutrientes necesarios para mantener una alimentación saludable. Se ven en la necesidad de remplazar productos frescos por alimentos enlatados, procesados y de larga duración, que carecen de nutrientes y vitaminas para una dieta equilibrada.

La falta de alimentos adecuados afecta la salud y el bienestar de las personas. La malnutrición se volvió una preocupación creciente; en especial, entre niños y ancianos, los más vulnerables. La falta de acceso a una alimentación adecuada puede llevar a problemas de desarrollo físico y cognitivo, debilitamiento del sistema inmunológico y aumento del riesgo de enfermedades.

“El Banco de Alimentos trabaja con 123 organizaciones, mediante las cuales llega a aquellos que realmente necesitan, sin ninguna discriminación”, indicaron voceros de la entidad. “Buscamos ser un puente entre los que sufren hambre y los que desean colaborar mediante un canal transparente y eficiente, que garantice que la donación llegará a miles de personas que no tienen asegurada su alimentación”, dijeron.

El funcionamiento del Banco de Alimentos en Tucumán se basa en la recolección, clasificación y distribución de alimentos para ayudar a las personas en situación de vulnerabilidad. En una primera instancia, reciben donaciones de alimentos -frescos, congelados o no perecederos- de diferentes fuentes, como empresas agrícolas, supermercados, restaurantes, organizaciones benéficas y particulares. Se revisa su calidad y la fecha de vencimiento. Los alimentos en buen estado se separan y se almacenan para su posterior distribución. Una red de organizaciones sociales se encarga de atender a personas y comunidades que necesitan asistencia alimentaria y, luego, el banco coordina la distribución de los alimentos recolectados por medio de una red de organizaciones benéficas y comedores comunitarios. Estas retiran los alimentos según las necesidades de las personas que atienden y los distribuyen de manera equitativa.

“El objetivo principal del banco de alimentos en Tucumán es reducir el desperdicio de alimentos y garantizar que aquellos en situación de vulnerabilidad tengan acceso a una alimentación adecuada”, indicaron desde la organización. Más información en: bancodealimentostuc.org.ar.