Los policías que acompañaron el cortejo fúnebre del agente Víctor Emanuel Lazarte (22 años), junto a los familiares de la víctima, pasaron con el cajón frente a la Casa de Gobierno. Fue la manera que algunos miembros de la Fuerza eligieron para exigirle al Poder Ejecutivo medidas urgentes. Significó que incluso la Policía pide soluciones a la inseguridad. El coche fúnebre fue acompañado por decenas de uniformados a quienes se sumaron dos cuadras de repartidores que tenían previsto también ir a reclamar más seguridad al gobernador Juan Manzur, y al vice (y gobernador electo), Osvaldo Jaldo.
Lazarte, quien había sido nombrado policía hace poco y, como tal, aún no portaba armas, fue asesinado el lunes a la noche cuando salía de su casa de Silvano Bores al 1.000, en el barrio Juan Pablo I. En circunstancias que aún se investigan (ver: “l daño a resarcir por los imputados es irreparable”) fue ultimado de al menos dos disparos por cuatro delincuentes. El caso generó conmoción en la sociedad, pero particularmente dentro de la Policía, dado que se trata del segundo efectivo que es asesinado en apenas una semana de diferencia. Ambos en la misma zona. El 5 de julio el cabo Ramón Sánchez (44 años) fue derribado de su moto, según la acusación, por Edgar Villafañe (21 años) cuando circulaba por autopista de Circunvalación, a la altura del barrio Las Piedritas. La víctima se resistió a que le robaran, pero el delincuente, al descubrir que estaba enfrentando a un policía, desenfundó un revólver y lo ejecutó de seis disparos.
Legisladores repudiaron los crímenes de los policías y analizan modificar una leyAyer, la familia Sánchez fue una de las que acompañó a la de Lazarte. Un distintivo que no pudo pasar inadvertido fue un uniforme policial que flameaba junto a seis globos negros. La señal de luto que eligieron algunos compañeros de las víctimas. Además, otra bandera rezaba: “Servicio Penitenciario presente”.
“Nos duele todo esto”
“Esto es una injusticia, no tenemos seguridad, no tenemos nada”, indicó Luis, un policía retirado que habló en entrevista con LG Play. Las cámaras del canal televisivo de LA GACETA captaron cómo la gente frenaba la marcha del coche fúnebre frente a la sede del PE para tocar el vehículo y darle el último adiós al joven policía.
“Es muy triste lo que estamos viviendo; todos tenemos hijos, maridos, hermanos en la Policía y nos duele lo que está pasando”, señaló, con la voz afectada, una mujer que indicó que su marido, su hijo y su nieto forman parte de la Policía. “Ahí va un poquito de nosotros”, sintetizó un ex efectivo que se quebró y no pudo seguir hablando.
Dictaron la prisión preventiva para los acusados del crimen del policía LazarteLiliana agregó: “pasamos muchas injusticias; ser policía es una vocación, pero por cualquier cosa los sumarian. No les retribuyen nada. Los delincuentes tienen más garantías que nosotros. En mi casa somos ‘azules’ hasta el alma; la Policía forma parte de nuestra vida y estas muertes nos duelen mucho”.
“Estamos aquí por los policías que fueron abatidos. Venimos a pedir justicia por todos los chicos, no sólo por Sánchez y Lazarte, porque anteriormente también mataron a policías”, clamó Mónica Made, quien criticó al gobierno y exigió “mano dura” a Jaldo. “Vivimos en la cárcel y los asesinos están en las calles ¡no puede ser eso! No venimos aquí solo por los policías; estamos aquí por todos los ciudadanos”, agregó.
“Nos queda un dolor tremendo que nunca sanará”, dijo la familia del policía asesinadoLa madre de José Concha, efectivo de 39 años que fue asesinado hace cinco años a manos de asaltantes, enfatizó: “¡Cambien las leyes! Los derechos humanos no pueden ser para los delincuentes, tienen que ser para la gente honesta, para los trabajadores que se ganan la vida honestamente”. El caso de Concha sigue impune hasta el día de hoy; uno de los agresores falleció y el otro sigue prófugo.
Dos marchas, un reclamo
Mientras el cortejo fúnebre pasaba por el frente de la entrada de la Casa de Gobierno, por calle San Martín, cientos de cadetes de PedidosYa llegaron con su protesta desde 25 de Mayo. La esquina se convirtió en el epicentro de dos marchas que tenían un mismo objetivo: reclamar que el Estado garantice seguridad. En las mochilas conservadoras de los motociclistas se leía: “basta de leyes a favor de los delincuentes”.