Con el nombramiento de Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe; Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba; y el fraile capuchino Luis Pascual Dri, Argentina llegará a tener siete cardenales, ya que las nuevas tres creaciones se suman a Mario Poli, Leonardo Sandri, Estanislao Karlic y Héctor Villalba.

Fernández, de 60 años, asumirá a mediados de septiembre a cargo del organismo vaticano encargado de custodiar la doctrina y de los casos canónicos por pederastía tras ser designado el 1 de julio.

Rossi, un jesuita de 64 años, fue designado al frente de la arquidiócesis de Córdoba en diciembre de 2021. Pertenece a la misma orden que el Papa Francisco.

Dri, de 96 años, vive en Buenos Aires, en un santuario y convento en la periferia de la ciudad, en el barrio de Pompeya. Es uno de los que, por tener más de 80 años, no pueden participar de un cónclave para elegir a un nuevo papa.

Los cardenales son llamados “los Príncipes de la Iglesia”, un título que reciben por voluntad del Papa. Son la segunda línea en importancia en la Iglesia, después del pontífice y cabeza de la Iglesia.

Son el gozne sobre el que gira la institución católica. Su función es ayudar al Papa y suelen ser presidentes de los organismos de la Curia romana y de las grandes diócesis del mundo.

Uno de los roles más importantes de los cardenales es elegir al Papa en el periodo de Sede Vacante.

Tienen que ser hombres que sean sobresalientes por su inteligencia, coherencia, piedad y prudencia en todo lo que refiere a la toma de decisiones.

Entre los cardenales también hay jerarquías. Los cardenales obispos son los de mayor rango e incluyen a los patriarcas orientales. Entre ellos, destaca el cardenal Decano.

En segundo lugar están los cardenales presbíteros, representan la universalidad de la Iglesia, ya que suelen ser arzobispos de grandes diócesis del mundo.

Luego están los cardenales diáconos, que suelen ser nombrados por haberse distinguido en algún campo. En este grupo está el cardenal Protodiácono, el más antiguo y el encargado de salir al balcón de la Basílica de San Pedro para presentar al nuevo Papa luego de su elección.

El color seleccionado para los cardenales es el rojo, que simboliza que están dispuestos a morir por su fe. También utilizan un anillo, que simboliza su matrimonio con la Iglesia. En su interior está grabado el escudo del Pontífice, que les obsequia el anillo.

Se consideran cardenales electores a todos aquellos que tengan menos de 80 años, que se comprometen a votar a conciencia para elegir al siguiente pontífice.