“No compro mucho. Pero aprovecho algunas promociones. Todos los precios están por las nubes. Una hace lo que puede para cocinar para la familia. Miro las pizarras y veo qué puedo ponerle la menú”. María Marta dice a LA GACETA que, tres veces a la semana, hace esta gimnasia. El problema es que, en los últimos tiempos, los precios vienen registrando variaciones y, entonces, hay que cambiar el rumbo automáticamente para adaptar aquel menú al bolsillo de la economía hogareña.
Durante las últimas semanas, los valores de la carne vacuna se estabilizaron. ¿La razón? La sobrefaena de vacunos. “Sin duda la sequía está obligando a los criadores a sacar del campo a las vacas que al tacto salieron vacías”, afirma un reporte de Claves Información Competitiva, una firma que proporciona datos de la evolución del mercado de consumo. Varios carniceros de esta ciudad consultados por nuestro diario, consideraron, no obstante, que este fenómeno es temporal, porque el precio viene retrasado desde hace tiempo. Aquí, según los operadores del mercado cárnico, operan otros factores que son fundamentales en la cadena de valor: el encarecimiento del precio de los granos (con los que se alimenta a los animales), la mano de obra empleada en el faenamiento y el costo del transporte. A esto se suma la incertidumbre macroeconómica que no permite a los productores hacer previsiones de la siguiente campaña.
El “veranito” de los precios de la carne incrementó el consumo de la población que, en los últimos años, se había reducido, para volcarse hacia otras producciones como la aviar o la porcina. De acuerdo con los datos oficiales, el consumo de carnes muestra una clara tendencia a la baja hasta 2021 (en 2017 era de 57,3 kilos/habitante/año y en 2021 47,7). Esa caída se frenó en 2022 (48,4 kg/hab/año) con una tendencia a seguir subiendo a lo largo de este año.
Con estos números, y teniendo en cuenta la evolución de la población total del país, el promedio móvil de los últimos 12 meses del consumo per cápita de carne vacuna se habría ubicado en 49,9 kg/año en abril de 2023. Es decir, 4,8% por encima del registro de abril de 2022 (+2,3 kg/hab/año), pero 8,2% por debajo del registro de abril de 2019 (-4,4 kg/hab/año).
El “Estudio del mercado argentino de frigoríficos de carne vacuna”, desarrollado por Claves Información Competitiva, realiza una comparación interanual hasta abril pasado. Y llega a la conclusión de que los precios de los principales cortes vacunos tuvieron subas de 82% a 74%. En el extremo superior se ubicó el cuadril, seguido por la paleta (+81,1%), la nalga (+78,6%) y la carne picada común (+78,5%), y en el extremo inferior se ubicó el asado (+74%). Ahora bien, en el caso de la caja de hamburguesas congeladas, su precio se incrementó 140,6% anual, al tiempo que el precio del pollo entero subió 149,8% en el último año. La suba promedio de los precios de los principales cortes vacunos estuvo en el orden del 2,5% mensual y 79% punta a punta de abril 2022 a abril 2023. De esta forma, entre abril de 2022 y abril de 2023 así como el precio promedio de los principales cortes de carne vacuna amplió su caída a 14,8% con relación al nivel general del IPC, en relación al valor del pollo entero la amplió a 28,4%, dice el reporte al que accedió LA GACETA.
¿Qué pasa en Tucumán?
En Tucumán, por caso, hoy se pueden conseguir ofertas en las carnicerías, pero siempre pagando en efectivo. Por ejemplo, una ama de casa podrá conseguir dos kilos de carne molida a $3.000; dos kilos de milanesa a entre $2.000 y $2.500, según la ubicación del local, y hasta un kilo de blando especial más un kilo de molida a $3.500. Si se inclina por el pollo, los tres kilos de pata muslo varían entre los $2.000 y los $2.600, según la calidad y la procedencia de la producción.
El Índice Barrial de Precios (IBP), elaborado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), ha revelado que hasta mayo pasado, la variación interanual de precios en las carnicerías (fue del 80%) fue inferior, por ejemplo, al reajuste observado en los productos de almacén (133%) y en los de verdulería y frutería (152% en igual período).
Pese al fenómeno de la sustitución hogareña de productos, el valor de los principales cortes cárnicos se movió a menos velocidad que los del pollo o los de los pescados. Mientras que cortes como Paleta o Nalga se movieron un 80% interanual, el pollo se encareció 97%, mientras que el pescado un 87,5% en los locales comerciales de barrios ubicados en el Gran San Miguel de Tucumán, según el reporte del Isepci.