Comenzó el mes de julio y llegó la hora de hacer balances. Las estadísticas de lo que sucedió en el primer semestre sirven para analizar lo que puede pasar hasta fin de año. Estos números normalmente son utilizados para corregir el rumbo si es necesario. En materia de seguridad hay mucho trabajo por realizar.

Los informes sobre la cantidad de delitos contra la propiedad se confeccionan con las denuncias que realizan los tucumanos que sufren este tipo de ataques. Sin lugar a dudas hay un número negro, que son los casos que no se demandan o dan a conocer. De ahí la importancia de presentarse en las seccionales policiales a asentar el hurto o el robo que cualquier persona haya soportado, por más que el trámite sea engorroso. Aclarada la situación, durante el primer semestre, en nuestra provincia se registraron 17.206 hechos de estas características, un 9% más que el año pasado, que fueron de 15.844.

Con el número de estos primeros seis meses se puede decir que en la provincia se denunciaron 95 robos por día. Casi cuatro por hora y uno cada 15 minutos. ¿Es mucho o es poco? No se puede dar una respuesta completa, apenas unos indicios sobre este punto. Estaría al mismo nivel de otras provincias que tiene la misma o similar cantidad de habitantes, pero el incremento es más alto, ya que en principio sería al menos el doble de lo registrado en estas tierras.

Tucumán, para una mejor cobertura de la Policía, fue dividida en cinco unidades. Cuatro de ellas tuvieron incrementos en las denuncias de hurtos y robos. Marcha al frente la Unidad Regional Capital (URC) con 14,5%, le siguen la Unidad Regional Oeste (URO) 10,4%; Unidad Regional Este (URE) con 7,53%; y la Unidad Regional Sur (URS) con un 4,9%. La Unidad Regional Norte (URN) fue la única que tuvo una disminución que llegó al 6,5%.

Se sabe que el ámbito de la capital siempre reúne la mayor cantidad de delitos. Sí sorprende que haya tenido el incremento más importante si se tiene en cuenta que posee la mayor cantidad de recursos de la fuerza. La URN comprende tres municipios claves del Gran San Miguel de Tucumán: Yerba Buena y Tafí Viejo, que poseen un importante movimiento económico, y Las Talitas en el que los conflictos siempre están a flor de piel. ¿Por qué lograron bajar los índices? Hay una sola respuesta: la tarea de prevención es permanente. No sólo lo hace la Policía, sino que también se organizan para realizar trabajos en conjuntos con las guardias urbanas de los dos primeros municipios.

Cifras inocultables

En materia de seguridad, las cifras de homicidios son contundentes por una sola razón: las muertes no pueden ocultarse. Siempre quedan registradas. No hace falta que alguien denuncie un caso. La Justicia siempre actúa. En el primer semestre de este año fueron registrados 50 crímenes, 12 más que en 2022, que fueron 38. El incremento es de casi el 40%. Estos números encienden una alarma: por primera vez en cinco años no se registró una disminución de hechos de sangre. Según las estadísticas del Ministerio Público Fiscal, en 2019 fueron 77; en 2020, 73; y en 2021, 60.

Lo más preocupante es que los homicidios en situación de robo, con el 27%, fue el móvil más recurrente en lo que de este año. Una particularidad que no se daba desde hace dos años. Esas cifras ponen en alerta a todos los funcionarios. Saben que esos son los crímenes que calan hondo en la sociedad.

Mucho más que los cinco hechos que se registraron en apenas 21 cuadras en Villa 9 de Julio. Lugares donde madre e hijo van a comprar drogas para consumirlas juntos generando un conflicto vecinal que terminó con la muerte de un joven. Un cruel reflejo de que el consumo problemático (ya sea alcohol o estupefacientes) es una cuestión que necesita la atención de todos los poderes del Estado. No alcanza con la persecución penal, sino que es necesaria la intervención de funcionarios del área de Salud, Desarrollo Social y Deportes, por citar algunas.

Los funcionarios saben que la aplicación de la ley de Narcomenudeo abrió un nuevo frente de batalla. La lucha por los espacios se recrudecerá en los próximos meses. Hoy, con el 23% es el segundo móvil de los crímenes contabilizados oficialmente. Empata con la violencia intravecinal, una realidad inocultable de este Tucumán cada vez más violento.

Tempestades

Los números de este semestre dejaron al descubierto un sinfín de situaciones. Una de ellas, y la más importante de todas, es la confirmación de que para Juan Manzur la seguridad no es un tema prioritario. Su falta de interés generó un cierto relajamiento en las filas de la Policía. “Le pedimos que redoblaran los esfuerzos”, anunció el gobernador electo Osvaldo Jaldo cuando tuvo la primera oportunidad de reunirse con la plana mayor de la fuerza, un encuentro en el que todos se mostraron sonrientes ante las cámaras, pero puertas adentro hubo más dudas que certezas. Pero pareciera que no entendieron el mensaje. El dirigente tranqueño, que hizo de la lucha contra la inseguridad el principal estandarte de la campaña con la que terminó siendo electo, ya sabía que los números no eran buenos y les pidió amablemente que corrigieran el rumbo.

Esta situación generó una ola de rumores y trascendidos en los últimos días. Versiones de retiros y de desplazamientos de todos los cuadros superiores que no cumplieron con las expectativas o que se vieron involucrados en situaciones como los problemas por la carga de combustible. “Si hay más robos y más homicidios es por una sola situación: estamos fallando en la prevención. No hay otra”, indicó uno de los miembros de la plana mayor.

Jaldo, cuando asuma en el cargo, tendrá varias cuestiones por resolver. Por ejemplo, saber por qué el servicio 911 cuenta con apenas 17 móviles en funcionamiento, cuando en realidad debería tener 44 para poder brindar el servicio que se necesita. Deberán explicarle por qué una ciudad como Bella Vista tiene más medios que la seccional 15ª que debe atender todo Manantial Sur y zonas de adyacencias, una zona roja en lo que se refiere a delitos. También darles las razones por la que una Brigada del interior apenas si puede realizar su trabajo porque apenas cuenta con menos de 20 efectivos y el departamento científico tiene al menos 30, pese a que la mayoría de las intervenciones en las escena de los crímenes la realiza el Equipo Científico de Investigación Fiscal (ECIF). Pero queda mucho tiempo para que el dirigente tranqueño se siente en el sillón de Lucas Córdoba. No es descabellado que en estos meses de transición comience a producir cambios para corregir el rumbo.