Lo sucedidio ayer en el estadio “Claudio Tapia” fue histórico. Barracas Central, un equipo bien del ascenso, que tiene una cancha que no alcanza el estatus de Primera, le hizo morder el polvo a ese River que parece todopoderoso a nivel nacional.
El “guapo” le ganó por primer primera vez en el profesionalismo al “millonario” y dejó al descubierto dos afirmaciones que no se pueden negar: el River “muletto” parece estar a años luz del equipo titular y el “millonario” no podrá consagrarse como campeón de la Liga Profesional el miércoles; algo que en Núñez ya venían palpitando.
El 2-1 que le propinó el equipo dirigido por Sergio Rondina se explica en que el local jugó el duelo como debía; con el cuchillo entre los dientes, mordiendo e incomodando a un River que nada tuvo que ver con ese que venía arrasando a sus rivales.
El martes, por la Copa Libertadores, los dirigidos por Martín Demichelis ya habían mostrado un semblante pálido, que quedó más en evidencia con la rotación de ayer. Sólo Franco Armani zafó del aplazo porque estuvo en una gran tarde y evitó que la derrota fuera incluso más abultada.
Antes del 1-0, Barracas ya había insinuado un buen dominio. Salió a jugar en territorio oponente y utilizó la pelota parada -algo que River sufre en demasía- como una de sus principales armas.
A la salida de un córner, Armani estuvo gigante para ahogarle el grito a Francisco Álvarez, quien apareció por el segundo palo y remató con furia.
Y tras cartón, Iván Tapia ejecutó con precisión un tiro libre. El movimiento del “guapo” en el área fue perfecto y Carlos Arce apareció solo en el punto del penal para cabecear al gol.
Durante la primera mitad River mostró muchos errores en la generación de juego. Ni Agustín Palavecino ni José Paradela lograron entrar en sintonía, por lo que Salomón Rondón y Miguel Borja quedaron aislados en el ataque. A esa altura, Barracas Central mordía en cada sector del campo y obligaba al error en la última línea de la visita.
Así llegó el 2-0. A los 12’ del complemento, el “guapo” puso cinco hombres en ataque. Movió la pelota de un lado al otro ante una defensa “millonaria” demasiado estática. Armani vio pasar la pelota por delante en dos oportunidades; y la tercera fue la vencida.
Tapia, por la derecha, recibió solo, levantó la cabeza y metió la bola el centro del área chica con tanta mala suerte para River que el rebote en Andrés Herrera le quedó servido a Mauro Peinipil. El lateral derecho, parado como “9” de área, se arrojó al piso y empujó la pelota al gol ante la mirada de Armani y de seis compañeros.
El estadio era una fiesta. Barracas estaba logrando una victoria épica e histórica. Algo que no se modificó a pesar del tanto de Borja.
El anfitrión tuvo algunas chances para estirar la ventaja, pero seis minutos después del 2-0, Andrés Desábato desactivó una “bomba” de Palavecino, pero no pudo hacer nada cuando el rebote le quedó al colombiano, que decretó el 2-1.
Igualmente, no hubo lugar para la heroica. Barracas festejó y River se quedó con las ganas de estirar su buen momento en la Liga. Ahora deberá vencer a Colón el miércoles para quedar en las puertas de una consagración que se postergó porque el equipo “B” ayer no estuvo a la altura.