Una lectora y un intendente plantearon varios porqués con respecto al paro de ómnibus que dejó incomunicado a Tucumán durante todo el miércoles y eso mueve a la reflexión, no sobre la validez del reclamo de choferes y empresarios, sino sobre tiempos y responsabilidades. ¿Por qué se llegó a esto? Y ¿Por qué, una vez levantada la medida de fuerza, no se habilitó de inmediato el servicio? Responder estas dos preguntas podría marcar la pauta para el futuro, toda vez que el problema de fondo persiste.
La protesta, anticipada desde hace mucho tiempo, se había materializado con dos días de paro de colectivos, en reclamo para que se abone los salarios con los aumentos, el bono y los viáticos acordados en la negociación paritaria en Buenos Aires, que la Nación garantizó mediante el otorgamiento de subsidios que justificó para la zona de Buenos Aires. Las provincias, dijo, deben hacerse cargo de los que les corresponde en el interior. Los empresarios dijeron que no podían solventar los aumentos. El secretario de Transporte provincial dijo que no se podía incrementar mucho más los subsidios y que la Nación estaba en mora. En la tarde del miércoles, durante el primer día del paro, hubo acuerdo: la Nación se comprometió a entregar subsidios adeudados y a aumentar montos; la provincia también asumió el compromiso de incrementos y con ello pareció aventarse el conflicto. Pero los empresarios advirtieron que esto no resuelve el problema de fondo del financiamiento.
La lectora, en una carta que se publica hoy, planteó los numerosos inconvenientes que sufren los usuarios del sistema –calculados en 600.000 personas- cuando el transporte se paraliza. Problemas y urgencias de todo tipo, actividades congeladas, pérdidas económicas de personas, comercios e industrias. No se entiende por qué, habiéndose acordado después del mediodía no continuar con el paro para el jueves, no comenzó a normalizarse el miércoles a la tarde el servicio.
El intendente, por su parte, planteó varios puntos conflictivos. Por un lado, la inequidad en los subsidios; por otra parte, “la incapacidad de reclamar en Buenos Aires por el federalismo”. En tercer lugar, dijo que “Tucumán es una de las cinco provincias que todavía no se adhirió al sistema SUBE, que les da beneficios a los pasajeros y que se encuentra implementado en gran parte del país”.
El acuerdo entre empresarios, choferes, Nación y provincias apuntó a una solución provisoria del conflicto, aparentemente por unos tres meses, pero los problemas de fondo, que debería responder a los porqués planteados por la lectora y el intendente, requieren decisión y análisis de fondo de parte de los responsables del sistema, que están por encima de empresarios y sindicalistas y son los que diseñan y organizan la política de transporte. “¿Es una utopía que el colectivo sea, alguna vez, una solución eficiente y económica?”, planteó el intendente, que agregó que no se debe naturalizar la crisis del transporte, que sí debería tener una salida efectiva.