Hace 203 años, partió un argentino, ejemplo de amor por su tierra, de coraje, de honradez, de inteligencia, de generosidad, de humildad, de decencia. Se lo asocia íntimamente con el sentido más noble y profundo de patria. En recuerdo de Manuel Belgrano, quien murió el 20 de junio de 1820, se celebra el Día de la Bandera.

Belgrano, mucho más que el creador de la enseña nacional

Consciente de que era necesario tener una enseña propia para fortalecer el espíritu de los soldados, creó la Bandera y el 27 de febrero de 1812, la hizo enarbolar en las barrancas del río Paraná. La primera vez que la enseña se izó en Buenos Aires fue el 23 de agosto de 1812, en la torre de la iglesia de San Nicolás de Bari, donde está emplazado actualmente el Obelisco. La Asamblea de 1813 dispuso que su uso se hiciese en secreto porque el gobierno no deseaba insistir en ese momento con símbolos independentistas. Luego de la declaración de la Independencia, el 9 de julio de 1816, en San Miguel de Tucumán, la bandera azul, celeste y blanca fue adoptada como símbolo por el Congreso, el 20 de julio de 1816. El Congreso le agregó el sol el 25 de febrero de 1818. Ciento veinte años después, el 8 de junio de 1938, el presidente de la Nación, Roberto M. Ortiz, promulgó la ley 12.361, que establece que el 20 de junio se celebre el Día de la Bandera y lo declara feriado nacional en homenaje al deceso del prócer.

Belgrano no siempre fue el héroe perfecto que nos recuerdan los libros

Si se busca un ejemplo de vocación de servicio, lo encontramos en Belgrano, que siendo abogado, ejerció como economista, periodista, se improvisó en militar porque el naciente movimiento patriota así lo requería. Su victoria en la Batalla de Tucumán sobre los realistas, el 24 de septiembre de 1812, le abrió las puertas a la declaración de la independencia que se concretaría cuatro años después en nuestra ciudad.

Belgrano era también un intelectual y un visionario, nos legó pensamientos en sus escritos que conservan actualidad: “¿Qué otra cosa son los individuos de un gobierno, que los agentes de negocios de la sociedad, para arreglarlos y dirigirlos del modo que conforme al interés público...? Me hierve la sangre, al observar tanto obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la patria... Nadie me separará de los principios que adopté cuando me decidí a buscar la libertad de la patria amada, y como este solo es mi objeto, no las glorias, no los honores, no los empleos, no los intereses, estoy cierto de que seré constante en seguirlos... Sin educación, en balde es cansarse, nunca seremos más que lo que desgraciadamente somos... Que no se oiga ya que los ricos devoran a los pobres, y que la justicia es solo para aquellos... El bien público está en todos los instantes ante mi vida”.

Homenajes a Belgrano: cambio de guardia en la Casa Histórica

Al igual que José de San Martín, se caracterizó por pensar en un país grande en todo sentido, una visión que la clase dirigente ha perdido hace bastante tiempo, atada a intereses mezquinos.

Se suele decir que los argentinos somos patriotas de la boca para afuera. En esta fecha, sería positivo si pudiésemos reflexionar sobre el sentido de ser patriota, no necesariamente relacionado con una actitud guerrera. Se hace patria a diario cuando respetamos las leyes, cuando no vandalizamos nuestro patrimonio urbano y lo cuidamos, cuando somos tolerantes y podemos discutir ideas sin pensar que el otro es un enemigo, cuando todos pueden tener acceso a la educación y al trabajo dignos, cuando actuamos con solidaridad, cuando los representantes del pueblo no se dedican a engordar su patrimonio, sino a trabajar por el bien común. Tal vez ese sea el mejor modo de homenajear al general Manuel Belgrano, alguien que sirvió a la patria y no que se sirvió de ella.