El pasado domingo tuve el honor de ser presidente en la mesa 206 del Instituto San Pablo, ubicado en Lavalle al 1.700. Era mi quinta oportunidad como autoridad comicial, pero la primera comandada por la Junta Electoral de Tucumán. Si bien concluí mis labores sin inconvenientes, quisiera compartir algunas reflexiones a partir de mi experiencia personal. Primero, el horario de apertura de la escuela 7:30 es un anacronismo para el cúmulo de tareas a realizar: desde acomodar el cuarto oscuro, sacar las mesas y sillas, pegar la cartelería y acreditar entre 40 o 50 fiscales. Es casi una quimera realizarlo en 20 minutos. Segundo, la Junta envía el material totalmente desacomodado. La urna parece una caja de Pandora por la cantidad de hojas, posters, stickers, fajas, troqueles, alcohol, barbijos, reglas, lapiceras, marcadores, almohadillas. Acomodar y clasificar esos elementos te insumen varios minutos. Tercero, las autoridades no recibimos ningún refrigerio durante toda la jornada. Desde las 7:00 hasta la medianoche pasamos 17 horas sin comer ni bocado. Cuarto, en muchas ocasiones la Policía demoraba el acceso al establecimiento sin verificar el estado de las mesas. En mi mesa casi nunca hubo fila, pero los votantes me decían que la policía los hacía formar afuera de la escuela. Quinto, muchas de las fallas en la confección de planillas y telegramas se deben a la deficiente capacitación por parte de la Junta. En esa ocasión, brindaban una charla muy genérica sin detenerse en las tareas de escrutinio, la validación de los sufragios y la confección de las actas. Cuando alguien preguntaba alguna duda o le marcaba diferencias con la instrucción en elecciones nacionales, el empleado de la Junta se limitaba en responder: “somos una dependencia pequeña, mientras ellos tienen una Dirección Nacional”. En suma, si queremos robustecer nuestra democracia debemos comenzar por el órgano electoral. Debemos dotar a Tucumán de un verdadero Tribunal Electoral con todas las garantías y no esa mera Junta destartalada, sin recursos humanos ni capacidad financiera. De lo contrario, seguiremos siendo noticia mundial por el notable retroceso en la calidad democrática que evidencia el sistema electoral tucumano.

Francisco Prado                       Francisco_Prado_@hotmail.com.ar