¿Por qué no están sentados en la mesa del transporte todos los responsables de la crisis? La pregunta atraviesa, silenciosa, todas las estructuras vinculadas al defectuoso funcionamiento del sistema con que se trasladan unos 600.000 tucumanos a diario. Sistema que acaba de salir de una jornada de paro el martes y que se enfrenta a una posible nueva protesta de dos días la próxima semana, si las ajetreadas y precarias negociaciones entre empresarios y trabajadores fracasan, tal como se prevé, en función de que los primeros no saben de dónde van a sacar el dinero para pagar la suba salarial.

Los responsables en esta crisis son varios, y muchos de los que han tenido fuerte protagonismo en tiempos anteriores hoy están callados, como si se tratara de un problema ajeno. Hasta hace unos cinco años, cada vez que había que discutir sobre aumento de tarifas –generalmente vinculadas con los aumentos de sueldos- intervenían en el debate la Municipalidad de San Miguel de Tucumán y el Concejo Deliberante, y se discutía sobre el servicio de las líneas capitalinas. Después del debate y de la fijación del precio del viaje, aparecía la Provincia y por decreto asignaba el valor del viaje en el interior tucumano. Después se advirtió que también la Nación intervenía, puesto que enviaba los subsidios que contribuían al sostenimiento de un sistema en el que el Estado pone las reglas y regula los recorridos y autoriza los aumentos de precio del viaje.

Más tarde se vio que los subsidios no alcanzaban. La Provincia aumentó también su parte de subsidios y reclamó que el reparto de los fondos nacionales es discriminatorio, favoreciendo injustamente al Gran Buenos Aires y dejando una parte ínfima para el interior del país. Finalmente, otros responsables aparecieron y desaparecieron hace un tiempo: los legisladores provinciales (que hicieron hasta una sesión para tratar de resolver la crisis) y los nacionales, que convocaron a los funcionarios nacionales a dar explicaciones, sin que se llegue a cambiar el sistema.

La circunstancia actual repite, como una consigna negativa, el esquema de aumento de salarios tras negociaciones en Buenos Aires, la queja empresaria por falta de fondos para hacer frente al aumento de costos (combustibles y sueldos) y el atraso de la Nación en enviar los subsidios. El secretario de Transporte de Tucumán acaba de reclamar “la provincia viene cumpliendo, pero no es suficiente sin los aportes de la Nación, que están siendo escasos, desactualizados y morosos”. Y en esta ocasión se vio de modo cabal la injusticia de la Nación -el otro gran responsable en la crisis-, que ha sacado una resolución para aplicar el aumento salarial para los choferes de todo el país pero se ha comprometido a entregar subsidios sólo en la zona de Buenos Aires, dejando a las provincias libradas a su suerte.

Un empresario planteó que probablemente la solución deberá generarse en Tucumán. Siguiendo esta idea, acaso sea el momento de una gran convocatoria a todos los responsables del sistema para que se empiece a trabajar en este sentido. Esta crisis terminal afecta el servicio, a los usuarios del transporte y a toda la provincia cuando ocurren los paros, que afectan a casi todas las actividades cada vez con mayor frecuencia.