A las 18 de hoy comenzará el escrutinio definitivo de las elecciones que se desarrollaron el domingo en Tucumán, determinante para develar los enigmas que mantienen en vilo a varios dirigentes.

Según lo dispuesto por la Junta Electoral Provincial (JEP), el recuento formal –el único que tiene validez legal- se iniciará por las urnas de la sección Capital, en donde la definición de la Intendencia de San Miguel de Tucumán está abierta.

¿En qué consiste y cómo es el proceso?

Una vez cerrada la votación, las autoridades de mesa junto con los fiscales partidarios cuentan los votos y los anotan en el acta, el telegrama y los certificados de escrutinio, que deben firmar todos. Esa acta es la que utiliza para el escrutinio definitivo, mientras que el telegrama se utiliza para el escrutinio provisorio. Además, cada fiscal se queda con un certificado de escrutinio y otro se agrega en la urna.

Durante el escrutinio definitivo los partidos cotejan el contenido de las actas de cada mesa con el de los certificados que consiguieron sus fiscales. Si hay discrepancias, los partidos pueden reclamar. Sólo si la Junta decide que los reclamos son fundados, no hay acta de la mesa o ésta presenta errores o signos de haber sido adulterada, se abre la urna en cuestión.

En tanto, cuando el acta está bien confeccionada y no hay reclamos, los resultados reportados por el presidente de mesa en el acta son los que se usan para calcular el resultado definitivo.

Es decir, en el escrutinio definitivo, cuyos resultados son los únicos válidos legalmente y que en las elecciones generales servirán para repartir los cargos en juego, se considera caso por caso para llegar a abrir una urna y realizar el recuento de votos.

Paso a paso

En la práctica, desde esta tarde y por un par de semanas se reunirán las autoridades y los delegados partidarios quienes, a viva voz, marcarán las diferencias que cada uno registró en la mesa en cuestión luego de que la autoridad a cargo lea en voz alta el acta oficial.

Generalmente, cuando un partido pide que se abra una urna, su principal competidor pide que no se abra y así el primero necesita apoyo de algún otro partido para que la Justicia de curso a su solicitud. En esos casos, la decisión final es de la Justicia, que decide sin expresar sus fundamentos.

Al mismo tiempo, la Junta Electoral también debe definir sobre los votos impugnados o recurridos. Los primeros son aquellos en los que el presidente de mesa o los delegados del apoderado de cada partido impugnan a un elector si consideran que está falseando su identidad. Como no le pueden impedir a este elector votar, separan su voto y luego la Justicia define si debe contarse o no. Los votos recurridos, por su parte, son aquellos donde los fiscales cuestionan la validez o la nulidad de un voto pero no hay acuerdo entre los fiscales de las distintas fuerzas políticas.

Para esta tarea, la Junta Electoral dispuso que haya 20 boxes en los que de manera simultánea se avanzará con el recuento de las 3.893 mesas en las que se votó el domingo. De ese total, poco más de 400 (la mitad de la Capital) no fueron computadas en el escrutinio provisorio.