El día después de la votación, todavía desvelados y malcomidos, los dirigentes de los distintos espacios -en especial, aquellos “bichos” con mucha experiencia en lides comiciales, conocedores de los vericuetos de la legislación electoral- dedican las horas a hallar los porqués de los guarismos.

Como regla, la cosa no resulta para nada sencilla. En particular, porque raramente una situación se explique mediante una única causa. Por el contrario, un hecho suele responder a una multiplicidad de factores. Algunos, tan profundos que desenterrarlos conlleva sesudos análisis. Pero otros aparecen apenas se rasca un poco sobre la superficie.

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Por estas horas, la senadora Beatriz Ávila se mantiene a la espera del resultado electoral en la categoría en la que se postuló: intendenta de San Miguel de Tucumán. Si bien existe una cuestión legal, y ningún candidato puede considerarse electo hasta que la Junta Electoral de la Provincia (JEP) no lo proclame como tal, a algunos las cifras del conteo provisorio le dan cierta tranquilidad. No a ella. Sus guarismos no solo no resultan definitorios, sino que hasta la ubican mínimamente por debajo de su principal rival, Rossana Chahla (Frente de Todos por Tucumán -FTT-).

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¿Qué factores le jugaron en contra? Fundamentalmente asoma uno con claridad: el voto en blanco en su categoría superó al que se dio para gobernador. En efecto, mientras que en la categoría en la cual su compañero de espacio Roberto Sánchez competía, entre otros, contra Osvaldo Jaldo (FTT), el voto en blanco alcanzó los 7.808, en la contienda de postulantes a intendente este ítem sumó 10.489 -según datos provisorios, con casi el 85% de las mesas escrutadas-. Es decir, 2.681 electores votaron para gobernador, pero dejaron en blanco la opción para intendente. El número resulta mayor a los 1.999 sufragios que separan a Chahla (128.240) de Ávila (126.241).

Otro dato numérico también llama la atención cuando se revisan las adhesiones que lograron los distintos candidatos, incluso de un mismo espacio político. La fórmula conformada por Sánchez y por Germán Alfaro, como postulante a vicegobernador, por caso, cosechó 137.259 sufragios en la sección Capital; 11.018 más que Ávila. Es decir, todos esos electores se tomaron el trabajo de cortar de la boleta de Juntos por el Cambio la parte de la categoría de Intendente.

La diferencia, en el caso de Chahla, respecto de la dupla integrada por Jaldo y por el ministro del Interior, Miguel Acevedo, como candidato a vicegobernador, no solo fue menor, sino que, además, favorece a la diputada: 128.240 votos, frente a 125.797 de Jaldo-Acevedo; solo 2.443.