En la edición de hoy de LA GACETA se puede leer en la pagina 2 que el Frente de Todos por Tucumán, la coalición electoral que representa al Gobierno provincial, necesita imprimir casi 70 millones de votos para la elección del 11 de junio. Esta situación obliga a pensar en la posibilidad de avanzar en la implementación del voto electrónico para reemplazar esa cantidad de papeles, situación que está contemplada en la Constitución tucumana. Como se sabe, la Junta Electoral de la Provincia resolvió que sólo el oficialismo imprima nuevas boletas para los comicios y la dirigencia de sector estimó esa necesidad de sufragios.

El mecanismo tecnológico de votación permitiría eliminar esa cifra inmensa de papeles, una circunstancia en la que los políticos tucumanos no avanzaron desde que entró en vigencia la Carta Magna en 2006. Como para tener una idea de la cantidad de boletas que son necesarias para una votación vale mencionar que los sufragios oficialistas y opositores que deberían imprimirse alcanzarían un piso de 100 millones de boletas.

Con esa cantidad de votos, de 12 centímetros por 19 centímetros -según lo que fija el Código Electoral Nacional-, si se los une a todos, uno detrás de otro, se puede construir un cinto gigantesco de papel de 19.000 kilómetros. Con ese valor se puede cubrir una vez y media el diámetro de la Tierra y casi seis veces el diámetro de la Luna. Para una mayor comprensión del tamaño en cuanto a superficie se puede indicar que si se unieran todos esos sufragios se podría cubrir dos veces la superficie de San Miguel de Tucumán, que es de 91 kilómetros cuadrados.

Tal es la cantidad de papeletas de la que deben armarse todos los partidos políticos para acometer la campaña electoral, el proselitismo y la jornada de votación. De sólo pensar en esos valores rápidamente se puede pensar en contar con el voto electrónico para eliminar el papel, algo que ya se aplica en algunas provincias argentinas.

En la Constitución provincial fue incorporado en el artículo 43, inciso 3, del capítulo de las Bases del Régimen Electoral: “el sufragio es universal, secreto y obligatorio. Se establece el sistema de votación electrónica, cuyas características serán establecidas por ley”.

Además, en el artículo 157 de la sección décima del texto constitucional, en las disposiciones transitorias, se establece que el sistema de votación electrónica “se aplicará en forma progresiva, según lo permitan las exigencias técnicas y económicas que su ejecución demande. La ley reglamentaria del mismo deberá ser aprobada antes de la finalización del año 2006. Mientras tanto, se mantiene el sistema electoral que esta Constitución establece y leyes que reglamenten la materia”.

O sea que hay una deuda de la política con la Constitución y con la ciudadanía que ya lleva 17 años y que, por esta realidad sobre la cantidad de votos necesarios para los comicios, permite reflotar la posibilidad de debatir la implementación del voto electrónico.

Y debería ser una discusión seria y profunda, considerando que el voto electrónico tiene sus pro y sus contras y que, además, debe considerarse si se puede aplicar teniendo en cuenta el sistema electoral de acople que tiene Tucumán; si es que son compatibles.

Esto último porque el esquema de colectoras que autoriza la Carta Magna multiplica la oferta electoral, más teniendo en cuenta la cantidad de partidos políticos habilitados en Tucumán. Según la Junta Electoral de la Provincia hay 105 organizaciones partidarias en condiciones de participar de los comicios.

Para ese posible debate, para tener en cuenta, entre los argumentos a favor del voto electrónico se menciona que el escrutinio provisorio puede ser más rápido, y apurar una definición sobre el resultado final de la elección. Y entre las contras aparece la posibilidad de que pueda vulnerarse el mecanismo. El debate se torna necesario.