“El mezzotint es probablemente la técnica de grabado más elaborada, la más sutil con sus negros aterciopelados y una infinidad de claros oscuros, así como blancos brillantes; por eso fue tan popular para grabar retratos en el siglo XVIII”, dice Deborah Chapman cuando conversa con LA GACETA en la noche del miércoles.

El jueves, más de 40 grabados se instalaron en las distintas salas del MUNT (San Martín 1.545), donadas por Chapman el año pasado, y que forman parte de la colección de la Facultad de Artes.

Prolijamente ubicadas, el pequeño formato contrasta con el blanco de las paredes, y en la sala central se agrega a modo de taller una serie de soportes y un par de planchas xilográficas (madera) permiten que el público pueda intervenir y generar sus estampas. Porque la exposición es apta para discapacitados visuales y parte de los textos están escritos en Braille.

Deborah Chapman, que reside desde hace décadas en Montreal (Quebec, Canadá), cuenta entusiasmada la técnica de esta tinta, a pocas horas de regresar del país. “No sabía nada, la verdad, y lo lamento, pero me pone muy contenta que esa donación se muestre. La hicieron grabadores de distintos países que pertenecen a la Sociedad Internacional Mezzotint (IMS) fundada en 1997”.

Con la aparición de la fotografía, esta técnica desapareció pero fue recuperada por artistas que perfeccionaron la imagen contemporánea a principios del siglo XX, relata Chapman.

La muestra se llama “Mezzotintas. Los silencios en la noche” y reúne 48 grabados realizados por artistas de Canadá, Escocia, España, Estados Unidos, Francia, Italia, México, Países Bajos, Pakistán y Serbia.

La técnica del mezzotint, también llamada mezzotinto, fue descubierta entre 1637 y 1641 en Alemania por Ludwig von Siegen; luego se extendió a Inglaterra que desarrolló mucho el género del retrato.

La plancha

El primer paso es la preparación de una plancha de cobre, y luego se procede a la ejecución de un dibujo para la impresión de un grabado, explica. “Se trata de granular el cobre uniformemente de pequeños orificios, con una herramienta denominada: “mezzotint rocker”, que es el balancín”, describe. “Y agrega: el grano debe ser extremadamente regular y apretado para retener la tinta del huecograbado y obtener un negro perfecto y aterciopelado”.