En la previa del debate, el intendente de Yerba Buena, Mariano Campero (UCR-JxC), y el vicegobernador, Osvaldo Jaldo (FdT), se vieron las caras luego de las duras expresiones que tuvo el jefe municipal contra el titular de la Legislatura, a quien responsabilizó por las acusaciones por malversación de fondos que le formularon dos ediles del PJ.
En la redacción de LA GACETA, Campero se dirigió a la silla donde se ubicó Jaldo. Se saludaron y dialogaron, primero con algunas sonrisas, luego con gestos adustos y cierta efervescencia que hicieron tomar color a sus rostros. Se percibió al candidato a gobernador sacudir con su cabeza a modo de negación mientras el yerbabuenense hablaba.
Ante la consulta del móvil de LG Play, Campero mencionó que las duras declaraciones fueron una acción defensiva. “Tengo que preservar y resguardar mi nombre. Cada uno tiene una familia. Si queremos transformar la provincia no hay que mancillar nombres”, comentó. Además, resaltó que es un dirigente que cumple su palabra y señaló que acordaron tener una campaña sin ataques.
Jaldo, a su vez, reconoció que la comunidad tucumana pretende otra cosa de los políticos. Contó que le explicó a Campero que él nada tiene que ver con las acusaciones que lanzaron los ediles peronistas Alejandro Sangenis y Héctor Aguirre por la supuesta malversación de $ 155 millones. “Bajo ningún punto de vista ha intervenido quien habla. Nada tiene que ver Osvaldo Jaldo. Mirándonos a los ojos hemos tenido la posibilidad de aclarar la situación. No comparto la política de la agresión, menos a los niveles de temas personas”, manifestó.