El nombre de Argentino del Valle Larrabure forma parte de la extensa lista de víctimas que sufrieron el sinsentido de los años setenta. Hoy, la imagen del militar tucumano volvió a rescatarse gracias a noticia que produce mucha alegría para sus allegados: oficialmente se abrió el proceso para concretar su beatificación.
“En 2022, nuestra familia recibió la visita del obispo castrense Santiago Olivera, quien es delegado episcopal de la Santa Sede y se encarga de este tipo de casos. En una reunión que mantuvimos en mi casa, él nos planteó este proyecto y entrevistó a todos los presentes para recopilar anécdotas personales”, rememora Dolores Suárez Larrabure, sobrina del ahora siervo de Dios.
Esos testimonios, sumados a diversas investigaciones, fueron presentadas el 29 de agosto ante el Vaticano. Con la rigurosidad que exigen estos procesos, finalmente en marzo de 2023 llegó una respuesta. En el escrito decía que no había motivos para impedir la beatificación y canonización de Larrabure. “Hace apenas tres días, monseñor Olivera nos llamó para comentarnos esta novedad. Estamos conmovidos; en las próximas semanas pensamos pedir una entrevista con monseñor Carlos Sánchez para conversar sobre el tema”, agrega.
A futuro
Luego de obtener el decreto “Nihil obstat” (documento en el cual la Santa Sede afirma que no existen impedimentos para seguir con la beatificación) Larrabure deberá atravesar cinco etapas hasta ser considerado venerable.
Por lo pronto -como fieles- ya estamos en condiciones de pedirle al siervo de Dios gracias y favores. Desde este instante, aquellos creyentes que obtengan una respuesta a sus pedidos también cargarán con la misión de acreditar lo ocurrido. Si los hechos son catalogados por la Iglesia como milagros, la beatificación del tucumano estará aún más cerca.
¿Por qué él?
La pregunta nos conduce a rememorar los episodios más dolorosos de su existencia. Por aquel entonces, Argentino del Valle Larrabure había sido asignado subdirector de una fábrica militar de pólvoras y explosivos en Villa María (Córdoba). Mientras disfrutada de una reunión social,el 11 de agosto de 1974 fue secuestrado por miembros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
El grupo subversivo lo encerró en un sótano; dentro de una celda de apenas dos metros de largo y ancho. Sin luz natural, con apenas un tubo plástico que le proporcionaba oxígeno desde el exterior y torturas permanentes, el ingeniero pasó 372 días en cautiverio. “En ese tiempo, jamás renunció a sus valores cristianos. Pese a la adversidad y el calvario que le tocó, mi tío supo anteponer la fe, la patria y la familia a su propia vida e intereses; igual que lo hace un mártir”, comenta Dolores.
Luego de más de un año de aislamiento, el ingeniero químico fue ejecutado por sus captores el 19 de agosto de 1975. Según supo relatar un empresario con quien compartió la misma suerte en sus últimos momentos Larrabure se despidió cantando el himno nacional. Tres días después, unos niños que jugaban a la pelota encontraron su cuerpo. Hasta la fecha, aún espera de que su muerte se declare delito de lesa humanidad en época de gobierno constitucional (el periodo corresponde al gobierno de María Estela Martínez de Perón).
Legado religioso
Con la violencia y pujas ideológicas en que permanecemos inmersos, la manera de pensar de Larrabure aún mueve las fibras sensibles del corazón. En siete cartas destinadas a su familia y un diario con breves anotaciones, el militar registró su encuentro con la religión y cómo esta implicó un tesoro que lo liberó del pesar. Ambos registros resultan claves para su beatificación al exponer su más sincera perspectiva de la fe y entrega al Señor.
“Aquí en este maldito subterráneo, en esta odiosa ratonera, los hombres me privan de percibir el día por el sol (...) este vivir sin querer vivir, este transcurrir del tiempo sin ser dueño de él me hace volcar a diario a profundas meditaciones. Ellas me reencuentran con Dios, en quien deposito mi esperanza, de quien guardo infinita fe y me someto sumiso al destino que me dé y al recuerdo permanente de mis seres queridos, que vivirán una pesada cadena de dolor por esta separación e incertidumbre de mi destino”, reflexionó en sus escritos.
Memoria: recursos que unen el pasado con el presente
En 2005, la figura del siervo de Dios quedó retratada en el libro “Un canto a la patria” escrito por su hijo Arturo Larrabure a modo de homenaje. La obra cuenta en detalle como fueron aquellos años para la familia y las investigaciones que siguieron a su muerte.
Ahora que el proceso de beatificación avanzó también existen estampitas con la imagen del militar; en el dorso de ellas está presente la invocación a la Virgen de Nuestra Señora del Valle.