Después de tres meses de vivir con miedo al dengueestamos ansiosos porque lleguen los días más frescos y el mosquito que transmite la enfermedad, el Aedes aegypti, nos de un respiro.

Sin embargo, no hay que tenerle confianza ciega al frío. Porque el Aedes muestra una sorprendente capacidad de adaptación. Eso es lo que han demostrado nuevas investigaciones del Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. La doctora Sylvia Fischer, investigadora del Conicet e integrante del grupo, dio los detalles sobre estos hallazgos.

Desde febrero, el Aedes ya infectó a más de 21.000 tucumanos. Se calcula que la epidemia podría extenderse hasta fines de mayo o principios de junio. ¿Cuáles son los mecanismos que lleva adelante el mosquito para soportar climas cada vez más frescos? Esa es la pregunta que se hicieron los investigadores del GEM.

Obtuvieron varias respuestas. “Los mosquitos criados en condiciones de clima más adverso tienen un tiempo de desarrollo más corto”, señaló Fischer. Según la investigadora, la hipótesis es que las poblaciones de estos insectos que son de climas más fríos, donde el período del año en el cual se pueden reproducir y pueden completar su ciclo de vida es más corto, sacrifican el tamaño de los adultos para completar más ciclos de desarrollo a lo largo del año.

Ese es el resultado de la última investigación que realizaron. El trabajo, que será publicado en la revista científica Biological Journal of the Linnean Society, logró evidenciar esta herramienta adaptativa del Aedes aegypti haciendo una comparación de insectos de la Ciudad de Buenos Aires con los de la localidad balnearia de San Bernardo: cuánto más frío es el clima, más pequeños son los mosquitos.

Diapausa

Desde hace tiempo que el Aedes aegypti les viene alertando a los investigadores su avance y cómo se van adaptando al frío.

En 2019, el GEM descubrió otra de las estrategias del mosquito: la diapausa. ¿Qué es concretamente? En palabras de Fischer, es como programar los huevos para que tengan un sueño profundo y no eclosionen en cualquier momento, aunque estén expuestos a temperaturas favorables.

A través de este mecanismo, logran que los huevos eclosionen en primavera y así se aseguran de que esos mosquitos tendrán una mayor supervivencia.

Durante el otoño, días antes del invierno, hay varias jornadas no tan frías en las que se podría producir la eclosión de los huevos de Aedes. Pero si luego desciende la temperatura, las larvas morirían al cabo de horas.

La diapausa es inducida por los cambios en la iluminación diaria; es decir, por el fotoperíodo. Así, la disminución de la cantidad de horas de luz ante la proximidad del invierno (o sea, el acortamiento del fotoperíodo) es una señal para el organismo de que debe entrar en esa pausa.

El año pasado, un nuevo estudio del equipo de investigación del GEM sumó evidencia sobre esta estrategia. Demostraron que los huevos que entraban en ese estado de “vida latente” eran más grandes y almacenaban una mayor cantidad de triglicéridos (lípidos que funcionan como reserva de energía).

Otros trabajos de GEM mostraron que los Aedes en Argentina sí pueden completar su desarrollo a una temperatura de sólo 12°C, algo que no se ha reportado en ningún otro lugar del mundo. Normalmente, no sobreviven por debajo de los 15°C.

Los riesgos

Si los mosquitos siguen desarrollando mecanismos para sobrevivir al frío, en provincias como Tucumán, con inviernos no tan crudos, ¿hay riesgos de que la enfermedad se convierta en endémica?, le consultamos a Fischer.

“En principio, no esperaríamos que la enfermedad se haga endémica, ya que esto implicaría que se mantiene la transmisión a lo largo de todo el año. Por lo que veo, en Tucumán hay varios meses en los que las temperaturas medias están por debajo de los 15°C, que es el umbral aproximado para que las hembras sigan su ciclo reproductivo (ingesta de sangre y puesta de huevos). Por lo tanto, el proceso se interrumpe, o al menos se vuelve muy lento e infrecuente durante los meses invernales. Además los virus no llegan a reproducirse en el mosquito a esas temperaturas. En función de eso, las marcas invernales de Tucumán limitarían estos procesos importantes para la transmisión viral”, explicó la investigadora.

¿Tenemos que confiarnos cuando bajan las temperaturas? ¿Es necesario desarrollar otras estrategias de prevención?, le preguntamos. “Tenemos que seguir trabajando aún cuando haya bajado la temperatura, porque no es que los mosquitos desaparecen, solamente están menos activos; mayormente en invierno quedan como huevos en los recipientes. Esta es la etapa donde más fácilmente podemos controlarlos y eliminarlos, y para eso es fundamental seguir con el ordenamiento ambiental (por ejemplo eliminando de recipientes inservibles, y guardando bajo techo los que sirven así no acumulan agua). Con eso reducimos el número de mosquitos presentes al inicio de la primavera, y si mantenemos el ordenamiento ambiental a lo largo de todo el año, reducimos. Y como la transmisión también depende mucho de la cantidad de mosquitos, con menos mosquitos tenemos menos posibilidades de transmisión”, aconsejó.

El Ministerio de Salud también remarcó que pese a que durante los meses de frío los mosquitos adultos reducen su actividad, si se encuentran en una casa conservan la temperatura de su interior y el riesgo sigue latente. Sólo a muy baja temperatura, los adultos y larvas se mueren. Y los huevos son capaces de sobrevivir durante el invierno, hasta por un año.

Tips para prevenir el dengue

- Dar vuelta los objetos que se encuentran en el exterior y pueden acumular agua cuando llueve (baldes, palanganas, tambores, botellas).

- Cambiar el agua de bebederos de animales, colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia, dentro y fuera de la casa, cada tres días.

- Rellenar los floreros y portamacetas con arena húmeda.

- Mantener los patios y jardines limpios, ordenados y desmalezados.

- Limpiar canaletas y desagües de lluvia de los techos.