Mabel está sentada en un grueso banco de madera. En el piso hay dos bolsas de tela en las que lleva una vianda, ropa, y papeles. Muchos papeles. Mira como sus dos hijos más chicos corren y se ríen como si estuvieran en el recreo de la escuela. Pero ella está seria. Apesadumbrada más que nada. No está en una plaza, ni en un bar. Pasan junto a ella señores de traje y mujeres de rostro serio, apuradas, algunas con expedientes en las manos.
Mabel mantiene casi siempre los puños cerrados, dentro de la campera liviana que lleva puesta. Vive en el interior de la provincia, y además de los dos nenes de cinco y ocho años que corren cerca de ella tiene otros dos que hoy se quedaron en su casa, al cuidado de sus abuelos. Es de pocas palabras. Pero no le hace falta decir mucho para expresar su dolor. Mabel es víctima de violencia de género. Está sentada en ese banco de madera a metros de una oficina, en el palacio de Tribunales.
“Quise venir cuando le vi la cara al más chico. Me miraba con miedo”, explica. Pero no era miedo a ella, sino a su padre, el hombre que estaba amenazando a Mabel con un cinto. Una discusión que surgió de la nada durante la mañana terminó con el cintarazo al aire, pero que pasó a pocos centímetros de la cara de Mabel. No era la primera vez. “Pero sí la primera que ellos (por sus hijos) lo veían”, dice seria. Ya había sufrido insultos, amenazas y golpes, siempre en el cuerpo “para que no me vieran las marcas”.
Lo que para ella había sido un amor soñado se había transformado en una pesadilla. “Él se quedó sin trabajo en medio de la pandemia y ahí cambió todo. Pasaba todo el día en casa, tomaba mucho vino. Y después empezaron los golpes”, relata. Ella trató de ocultarle todo a los chicos, aunque los gritos se escuchaban en toda la casa. Esos gritos también alertaron a una vecina, que en un momento, cuando el hombre había salido, se acercó a su puerta y le recomendó que hiciera la denuncia. Al principio Mabel se negó, creyó que podría salir de esa situación. Hasta que vio la cara de miedo de su hijo más chico. Con la excusa de tener que hacer un trámite “en la ciudad” fue a Tribunales. Y allí llegó a la Oficina de Violencia Doméstica (OVD).
Pasaron tres años, y hoy Mabel está más tranquila. La Justicia sacó al hombre de la casa, aunque él se resistía. Algunas noches un policía se apostó en su puerta cuando ella temía que su pareja podría volver a la residencia por la fuerza. Ahora Mabel vino a hacer un trámite en un juzgado de Familia. No cree que el problema se haya solucionado del todo. “Pero al menos él ya no está en casa y yo estoy un poco más tranquila. Y los chicos también”, dice. Mabel es una de las 60.000 mujeres que recibió contención y ayuda en la OVD, que el jueves cumplió 13 años de trabajo en la provincia.
La dependencia está ubicada en la planta baja del Palacio de Tribunales y atiende las 24 horas en forma presencial y por teléfono. Allí trabajan abogados, asistentes sociales, psicólogos y están en permanente contacto con médicos y peritos, además de con todas las dependencias que trabajan sobre la violencia, como juzgados, defensorías y fiscalías. Al frente de la OVD Capital está Natalia Spedaletti quien ante la pregunta de si su sueño, lejano pero sueño al fin, es que algún día no hiciera falta esa oficina contesta con un “sí” rotundo, pero sabe que para llegar a eso falta mucho tiempo, mucha concientización y seguir con el trabajo articulado que realizan.
- ¿Qué balance hacen ustedes luego de 13 años de trabajo?
- La oficina de violencia se creó en un contexto muy importante, en el año 2005, por impulso de la entonces presidenta de la Corte Claudia Sbdar (hoy vocal del Tribunal Supremo). En ese momento las mujeres peregrinaban para hacer las denuncias en comisarías, si es que las atendían. Que una novia o una esposa fueran a denunciar era casi irrisorio, estábamos con los crímenes pasionales, los crímenes en familia, los conflictos entre esposos…. Esta era la primera dificultad que veían las mujeres. La segunda era la prueba. En aquel entonces teníamos un código de procedimientos que solamente permitía las medidas cautelares para mujeres casadas o para uniones de hecho y nos quedaban afuera un montón de situaciones de violencia. Hasta que surgió una ley en el año 2009. Por todos los trámites que había que hacer había mujeres que desistían del proceso. La OVD vino a suplir esos obstáculos. Es una oficina de “acceso a justicia”. La víctima es escuchada por el equipo interdisciplinario y se le da un informe completo al juez o a las defensorías para que actúen.Partimos de la credibilidad del relato. Y hay mucha conexión con las otras áreas, además de un trabajo 24 horas incluso de los juzgados. Hoy una cautelar puede salir en dos horas. Antes eso era impensable. Y hoy además tenemos la posibilidad de usar el teléfono, con un conmutador o por whatsapp. La comunicación es muy rápida e intervienen todas las dependencias relaciones, incluso la Policía. Hay mucha coordinación, mucho diálogo con las instituciones, y tenemos armado un circuito.
- ¿Bajó el número de denuncias?
- No, y tenemos cada vez más, pero porque las mujeres se están animando a denunciar y encuentran respuestas. La promoción de los números de teléfono es esencial. La gente tiene un mayor acceso y llega más rápido la respuesta. A raíz de esto la demanda se triplicó. De haber estado el último año antes de la pandemia en 2.900 consultas, ahora mismo estamos arriba de las 10,000 consultas y demandas por año. Y esto únicamente en la OVD. Todos pueden comunicarse. Una persona que no sabe leer puede enviar un audio, la que está en presencia del agresor y no puede hablar manda por escrito.Por esto es que el celular es un recurso valiosísimo, ya que a nosotros nos parece súper importante esto de poder flexibilizar las formas de contacto. Esto nos permitió llegar a todos los puntos de la provincia y es gratuito, ya que no queríamos desprendernos del whatsapp. Incluso pueden venir presencialmente a Tribunales. Aunque las puertas estén cerradas nosotros estamos adentro. Tienen que tocar el timbre de la calle Congreso.
- ¿Cuál es el concepto de violencia doméstica?
- La violencia doméstica primero ocurre en el ámbito doméstico, ¿Qué significa doméstico? Es el ámbito de las relaciones personales, dentro de mi casa y en mi familia. Es una violencia de vínculos. Pueden ser incluso relaciones finalizadas.Ofrecemos un espacio cerrado donde las mujeres pueden hablar de esto. Yo tengo una frase que es “a nadie se le dice toque la puerta de al lado”. Siempre hay que darle una respuesta
- ¿Usted cree que esto se va a revertir en algún momento?
- Yo empecé en violencia en el año 2008. Al principio atendía a mujeres adultas de entre 60 y 70 años que venían tímidamente con una constancia policial. Hoy se presentan acá chicas de 16 años que vienen a denunciar a padres, a tíos, a novios, etcétera. Entonces me parece que hay una mayor conciencia de lo que es violencia, está empezando el repudio social que antes no existía. Y hay mayor conocimiento de los derechos.
- ¿Cómo se puede prevenir todo esto?
- Yo creo que las nuevas generaciones ya tienen muy incorporado el tema de la igualdad. Lo básico es lo que nosotros transmitimos hacia adentro de nuestras familias. Estas nuevas generaciones verán este tema con una mayor claridad, y el repudio social hacia la violencia se verá más plasmado. Antes, en otro contexto, la complicidad de la sociedad era más con una tendencia hacia encubrir esta violencia por los pensamientos que había. Desde el primer momento en que yo como padre le digo a un nene que sí y que no a la nena o viceversa ya hay una violencia. Cada uno desde nuestras casas podemos ir construyendo la igualdad. Hoy todos los organismos del Estado podemos dar respuestas.
Algunos datos
Atención las 24 horas
“La oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia atiende las 24 horas. Está ubicada en el Palacio, en Congreso y Lamadrid. Tiene un conmutador telefónico al número 0800-444-0761 o al whatsapp 381-3990988. También hay dependencias judiciales similares en Concepción, Monteros, Banda del Río Salí y en el juzgado de Paz de Trancas.
Más de 25.000 denuncias
En sus 13 años de vida, la OVD Capital ya recepcionó más de 35.000 consultas y concretó además 25.000 denuncias. En lo que va de 2023 hubo 2.369 consultas, y además se hicieron 578 denuncias, casi cinco por día. En 2022 hubo 7.600 consultas y se radicaron 1.900 denuncias.
La primera oficina el interior
La OVD se creó en 2005 como una réplica de la que ya existía en la Corte Suprema de Justicia de la Nación por impulso de la actual vocal de la Corte de Tucumán Claudia Sbdar y con el acompañamiento de Carmen Argibay y de Elena Highton de Nolasco. Fue la primera del interior. Luego se creó la Oficina de la Mujer, también en el ámbito de la Corte.