El sostenido crecimiento del diputado libertario Javier Milei en las encuestas obligó al ex presidente Mauricio Macri a buscar tender puentes para apaciguar la disputa interna de Propuesta Republicana (PRO), que salpica a Juntos por el Cambio (JxC). En su agenda tiene marcada, incluso, una reunión con el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Horacio Rodríguez Larreta, con quien se había molestado fuertemente cuando este desdobló las elecciones porteñas de las nacionales. Tras aquella medida, Macri había tuiteado que sentía una “profunda desilusión”.
El ex mandatario también se reunirá con Federico Angelini, quien asumió la presidencia nacional del PRO, en remplazo de la ex ministra de Seguridad durante el macrismo, Patricia Bullrich, quien tomó licencia del partido para abocarse a su precandidatura presidencial.
Algunos días atrás, Macri había dicho que JxC y el espacio de Milei definirían el próximo presidente en el balotaje. Ahora se mostró preocupado porque este sigue creciendo en los sondeos, y teme que lo haga sobre la base electoral de JxC.
Los encuestadores tienen medido que cada pelea de los referentes se traduce en un estancamiento o en una caída de JxC. A partir de ello, Macri advirtió que las disputa dentro del PRO puede traer problemas. De hecho, mientras el Frente de Todos se derrumba debido a los problemas con la economía, JxC pierde votos por sus enfrentamientos a espaldas de las necesidades de la gente.
Y esta inquietud está contagiando a toda la coalición opositora. Por eso los presidentes de los partidos que integran JxC se reunirán a las 10 de mañana, con el fin de dar una señal opuesta a la que vienen dando sus referentes. Angelini (PRO), Gerardo Morales (de la Unión Cívica Radical -UCR-), Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica -CC-) y Miguel Ángel Pichetto (Encuentro Republicano Federal) debatirán cómo afianzar la unidad para evitar una mayor fuga de votos, y buscarán la foto de todos los precandidatos presidenciales del espacio.
La iniciativa surgió de Morales. La semana pasada, el gobernador jujeño había reagrupado la mesa chica de la UCR para fijar una posición ante la crisis económica, y para poner un freno a los guiños hacia Milei de algunos dirigentes del PRO, como Macri y Bullrich. “La salida para la Argentina se dará a partir de un programa económico consistente y serio. Con firmeza, convicciones y diálogo. Sin sangre ni dinamita. Sin histeria ni salidas perturbadas, perturbadoras, delirantes e irreversibles”, advirtieron los radicales. Antes, la líder de la CC, Elisa Carrió, había encendido la mecha: “Macri no quiere estar con el radicalismo ni con la CC, quiere estar con Milei”.
El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés (UCR), opera para que Rodríguez Larreta y Bullrich se sienten a dialogar. Casi todos saben que ceden terreno si mantienen sus confrontaciones ante una sociedad con otras prioridades.
Tras la polémica por el anuncio del jefe de Gobierno porteño, respecto del desdoblamiento electoral, Macri habló con Bullrich para buscar una estrategia que neutralice esa jugada. Algunos creen que la mejor solución es que convenza a la ex gobernadora de Buenos Aires María Eugenia Vidal de que compita en CABA. La propia Vidal alimentó esa idea cuando propuso que se bajen todas las candidaturas a jefe de Gobierno de CABA y se piense una estrategia electoral conjunta entre todos los líderes del PRO. Su propuesta no prendió.
Ahora, Macri analizará el nuevo escenario electoral del PRO con Angelini, quien secundará a Carolina Losada (UCR) en la fórmula para la gobernación de Santa Fe. Ambos posaron con Bullrich en la Fiesta de la Vendimia, junto con otros dirigentes del PRO alejados de Rodríguez Larreta y con referentes de la UCR críticos de Morales. De los radicales de ese sector (Alfredo Cornejo, Rodolfo Suárez, Losada, Luis Naidenoff y Rodrigo de Loredo, y el autónomo Facundo Manes) surgirá el compañero de fórmula de Bullrich.
Macri debe intentar resolver la interna del PRO sin que el clima bélico termine favoreciendo a Milei. Rodríguez Larreta también está inquieto por el avance del libertario, pero, luego de revisar los datos que le llegan, mantiene su estrategia: sigue convencido de que el electorado duro no lo votará, pero que hay una legión de desencantados del peronismo que podrían elegir una opción moderada como la suya.