El inicio las Copas Libertadores y Sudamericana, con muchos goles y definiciones emotivas, confirmó por un lado que el fútbol, como lo sintetizó alguien alguna vez, “es un drama sin guión”. Y, por otro, que nuestra Liga sigue siendo una formidable fábrica de jugadores.
El “drama sin guión” se vivió claramente el martes por la noche en “La Bombonera”. Esos minutos finales de pura tensión, con Deportivo Pereira desnudando la impotencia de Boca en el que era el debut absoluto del equipo colombiano en la Libertadores. Su primera visita en casi 80 años. Y sintiendo que hacían historia. Porque además veían a su renombrado rival atado, agobiado además por el coro de su hinchada ya furiosa, que decía “Jugadores…” y el insulto siguiente, uno de los coros seguramente más complicados de escuchar para cualquier futbolista. Y cantaban también que “la camiseta se tiene que traspirar” y que “hay que poner un poco más de huevos”.
Cuando la Bombonera olía una noche más que difícil (Boca está además en año electoral), el zapatazo inesperado del peruano Luis Advíncula destrabó la noche. Del resto se encargó el otro lateral, un pibe de 18 años, Valentín Barco, que, él también en su debut en la Libertadores, se puso el equipo al hombro, marcó, jugó, desbordó y asistió para que Alan Varela pusiera el 2-1 que dio respiro al nuevo DT Jorge Almirón. Y no solo a él.
El Boca gestión Juan Román Riquelme (el ex 10 es por momentos algo así como “el enemigo número uno” en algunos programas deportivos) pocas veces jugó bien. Pero ganaba. Cuando cambió la suerte (y dejó de ganar) quedó al desnudo ese juego siempre precario, por momentos de cero elaboración, difícil de ver para los ojos.
La aparición del pibe Barco (“ya sabe que jugará el Mundial 2026”, exageraron algunos) confirmó que nuestro fútbol sigue “fabricando” jugadores. ¿No tuvimos la misma sensación al ver a Federico Redondo, 20 años, debutante en la Libertadores, adueñándose del mediocampo para que Argentinos Juniors lograra un triunfo también histórico en campo de Corinthians? El mismo Argentinos que una temporada atrás había vendido justamente a Corinthians al jugador que ocupaba ese puesto, el promisorio Facundo Vera. Formar y vender. Es el destino del fútbol argentino. Más aún en tiempos de crisis como los de ahora. ¿Y el desparpajo de Claudio “Diablito” Echeverry en la Sub 17? Ojalá la Sub 20 de Javier Mascherano, que ahora tendrá su revancha, logre recuperarse en el insólito Mundial que finalmente se jugará en Argentina a partir del mes próximo.
Y lo último. Así como Boca ganó de modo agónico, Racing también lo hizo así, 3-2 contra el ecuatoriano Aucas, al que amagó golear en el inicio para complicar todo después. ¿Y no sufrió mucho más de la cuenta River contra Sporting Cristal, aunque terminó con un 4-2 inesperado porque había terminado la etapa inicial 2-2 y con un jugador expulsado, pero festejado en esta nueva era posGallardo? “El fútbol como drama sin guion”. El fútbol que, pese a todo, para bien y para mal, nos mantiene como adictos. Sabiendo que algo inesperado podrá suceder. Y que no querremos perdérnoslo. Estar allí. Testigos privilegiados.