El Rey Pelusa, uno de los protagonistas más convocantes de la movida tropical cordobesa, se presentará junto a su banda hoy a las 21 en el Teatro Mercedes Sosa, San Martín 479. Hará canciones de su nuevo disco “Aquí está Pelusa... hoy”, junto con otras de su extenso repertorio, que incluye los hits que grabó con la banda Chébere. Los socios de Club LA GACETA tiene 2x1 en entradas.

A este diario, Pelusa comentó que en su mayoría son canciones conocidas, pero hay dos de su autoría. “Una que no tuvo difusión, allá por el año 1994, se llama ‘Se apagó la luz’. También otros que tampoco fueron muy difundidos, del repertorio de Chébere y dos canciones inéditas firmadas por mi hijo”, señaló el cantante, que es afecto a recrear versiones de temas de distintos géneros, incluyendo los melódicos y el rock, para convertirlos en algo propio y novedoso. Por ejemplo, este álbum contiene covers de”Esta noche quiero brandy” y de “Cuando quieras, donde quieras”, canciones que popularizó Dyango, y “Para decir adiós”, de José Feliciano. Este último junto con Paula Pérez, que habitualmente acompaña al cantante pero no lo hará en esta ocasión porque acaba de ser madre.

- ¿Tu banda tiene la formación clásica de un grupo cordobés?

- Yo nunca estuve ahí en la misma onda. Me gusta mucho ir en contramano, me gusta abrir puertas, arriesgar. Las bandas que yo conozco de aquí de Córdoba son muy numerosas. Si nosotros somos once, ellos son catorce o quince. La música es como uno la siente. Tal vez si me gustara acompañarme con un arpa y cuatro violoncelos, sería otra cosa distinta, pero estaría bueno escucharlo. Gracias por darme la idea.

- ¿Los cordobeses consumen más música propia que extranjera?

- Sí. Consumimos mucho la música regional. Un poco como los santafesinos, también, con su cumbia. Tenemos de todos los estilos. Hay cuartetos... Casualmente, hace poquito grabé una canción con el cuarteto de Josecito Berardi: “Has visto la lluvia alguna vez”, de John Fogerty. El cuarteto, posiblemente, haya sido catalogado como un arte menor. Pero creo que todas las artes comienzan así, siendo menores. Como el tango, el folclore, la música clásica... A Mozart lo criticaban diciendo que hacía música chabacana, pero el pueblo la amaba. Ahora, si no es en un gran teatro, Mozart no se escucha. Nuestra música todavía está en pañales. Es muy joven. Yo sugiero que tanto intelectuales de la música como de la escritura, que se fijen en los brasileños. Monstruos como Vinicius de Moraes bajaron del pedestal y escribieron canciones populares, que la gente canta. Nosotros, en cambio, nos vamos para el lado del jazz, del reggae, que no son músicas nuestras. Pero tenemos un ritmo joven, listo para que lo enriquezcamos nosotros mismos y pintemos nuestra aldea.

- ¿Además de recorrer el país con tu música, tenés planes para tocar afuera?

- Por ahora no. Aunque cuando vamos al sur, a Mendoza y San Juan, hay mucha gente de Chile que vienen a los bailes y hemos escuchado muy buenos comentarios. En algunos de mis discos he grabado música chilena. Ellos son muy buenos haciendo lo que nosotros llamamos “gaita”, o sea los tropicales rápidos con tres trompetas. Así que estamos muy cerca en estilos y en gusto.

- Por la crisis, se dice que muchos argentinos quieren irse a probar suerte fuera del país. Vos te fuiste una vez a vivir en Estados Unidos y conocés el tema.

- Sí. Son distintas épocas. Esto que nos está sucediendo es el colmo. Yo me fui en su momento porque musicalmente había poco qué hacer aquí en ese momento (a fines de los 90). Pero además yo quería conocer Estados Unidos desde que tenía 17 años. Entonces, a los 48, me dice mi esposa, que era mi motor y ya no la tengo, “¿por qué no vas a ver qué pasa en Estados Unidos?” Yo agarré el bolso y algunas cosas para hacer música, y me fui. No se lo aconsejo a nadie, porque eso es “que sea lo que Dios quiera”. Si uno va un poco preparado es mucho mejor, ahorrás tiempo. Estar en otro país no es fácil. Aunque en Miami, donde yo caí, la mayoría son latinos. Los gringos con los que traté son muy buena gente, lo mismo que los morenos. Pero frente a esa invasión de latinos que hablamos español, ellos se empiezan a alejar.

Larga trayectoria

La extensa carrera de Miguel Ángel Calderón (su nombre real) se inició a fines de los 70, cuando se incorporó a la famosa banda Chébere -que buscaba un cantante- y con su particular estilo consiguió que el grupo recupere los primeros puestos en los ránkings musicales. En esa época, era una de las precursoras de la fusión de los ritmos tropicales con el cuarteto cordobés. Después Pelusa se lanzó como solista y grabó numerosos discos, en ocasiones a dúo con el Negro Videla, que también fue cantante de Chébere.

Lo más curioso de la trayectoria del Rey Pelusa sucedió a fines de los 90, cuando imprevistamente se esfumó de la escena musical y se fue a vivir en Miami, donde se quedó durante 12 años. Pero allí no continuó su carrera sino que trabajó en diversas actividades. Desde encargado de limpieza hasta empleado en una farmacia.