En una audiencia quedaron al descubierto las dos caras de la realidad que alimentarán una polémica. Por un lado, un comerciante, harto de la inseguridad, decidió actuar antes que la Policía. Por el otro, una pariente defendiendo a su hermano fallecido y asegurando que no era ningún delincuente, sino uno de los tantos jóvenes que fueron expulsados de sus hogares por problemas de adicción. El resultado: un juez ordenó la libertad del acusado de matar a un hombre que ingresó a su domicilio.

El viernes a la madrugada, Andrés Esteban Sauma (41) dormía junto a su familia en el barrio Independencia. Se despertó cuando un vecino de otra de sus viviendas, ubicada en el pasaje Morente al 2.300 (altura avenida Colón al 1.100) lo llamó para avisarle que había desconocidos en el interior. El carnicero, junto a su esposa, fueron hasta el lugar en una camioneta. Los vecinos dijeron haber escuchado disparos, pero nadie sabía lo que había ocurrido. Los uniformados llegaron al lugar e ingresaron. En el portón de entrada encontraron varios impactos de bala y, al ingresar, descubrieron el cuerpo de Maxímiliano Fernández (27). Había recibido un disparo en el pecho que le causó la muerte,

Personal de Homicidios, al mando de los comisarios Ramón Moreno, Diego Bernachi y Jorge Dib, por pedido del fiscal Carlos Sale, aprhendieron a Sauma luego de encontrar en la camioneta un arma de fuego. Por recomendación de sus defensores, Javier Lobo Aragón y Aníbal Paz, contó todo lo que había sucedido. En una audiencia que se realizó ayer, mantuvo las mismas palabras.

“Fui hasta la casa que había comprado hace cinco meses por el llamado de un vecino. Me bajé de la camioneta y, por una rendija, observé que había movimientos”, testificó. “Le di unos golpes a la chapa pensando que así los asustaría. Pero no fue así. Descubrí que dos o tres salieron a buscarme. Ahí me asusté mucho y retrocedí hasta la camioneta”, añadió.

Sin titubear, el carnicero agregó: “estaba muy asustado. Sólo atiné a decirle a mi mujer que se tirara en el piso de la camioneta para protegerse. Hice unos disparos, pero sólo para que no me persiguieran. No sabía bien quién ni cuántos estaban adentro de mi propiedad. Tenía mucho miedo”.

Cambio de calificación

Sauma realizó esta declaración antes de saber que la auxiliar Luz Becerra, con instrucciones del fiscal Sale, había cambiado la acusación en su contra. De homicidio simple pasó a ser imputado de homicidio culposo (es decir que no tuvo intención de portar armas) y portación ilegal de armas, ya que no tenía papeles para portar la pistola que utilizó. La diferencia entre los delitos es clara: son de cumplimiento condicional si es que llega a ser encontrado culpable.

La representante del Ministerio Público solicitó que el acusado recupere la libertad porque tenía domicilio fijo, posee una carnicería desde hace varios años, no cuenta con antecedentes y, fundamentalmente, nunca entorpeció la investigación del caso. “Siempre estuvo a disposición de las autoridades para que se esclareciera el hecho”, indicó. También adelantó que el acusado había presentado una caución de $4 millones para poder abandonar la celda que ocupaba.

Antes de que se escuchara la resolución judicial, habló Claudia Fernández, hermana del fallecido. “Escuché atentamente todo lo que se dijo en esta audiencia. Sí me gustaría aclarar que él no era ningún delincuente, pero si tenía graves problemas de adicción”, señaló.

“Mi padre se hizo cargo de él porque su mamá lo abandonó. Por los problemas que tenía con las drogas, decidió expulsarlo de la casa. Él vivía en la calle. Cuando no consumía era una gran persona con un gran corazón. Creemos que no entró a esa casa a robar, sino buscando un lugar para dormir. Después de haber limpiado su nombre, no vamos a denunciar a nadie”, dijo la mujer al borde las lágrimas.

El juez Lucas Taboada aceptó todo lo propuesto por Becerra y ordenó la libertad de Sauma. También fijó reglas de conducta, como no entorpecer la investigación, no consumir alcohol y drogas, portar armas y seguir ligado al proceso durante los próximos tres meses.

Diferencias

Este es el tercer caso de estas características que se registra en la provincia en lo que va del año. Pero es la primera vez que al acusado se le otorga la libertad.

El 1 de febrero, Héctor Daniel Beltrán fue ultimado en el barrio Alejandro Heredia. Una pareja -primos de la víctima- lo fue a buscar luego de acusarlo del robo de un televisor. Se produjo una discusión que tuvo un mortal desenlace. A ambos se les dictó la prisión preventiva.

Dos hermanos menores de 25 años quedaron tras las rejas por el crimen de Raúl Tolosa registrado en Villa 9 de Julio. Los acusados ubicaron a las personas que supuestamente les habían robado y comenzaron a agredirlos. La víctima fue en defensa de su hijastro y recibió una mortal puñalada. Los sospechosos siguen detenidos.

“Aquí hay una diferencia muy grande entre los casos. Sauma nunca se escapó, sino que se quedó en el lugar para ayudar con los investigadores. Nunca eludió el accionar de la justicia y demostró que no había querido matar a nadie”, señaló Lobo Aragón. “Esta es la consecuencia de la inseguridad que se vive en la provincia. La gente está cansada y tiene miedo, mucho miedo”, agregó Paz.

“Estamos ante un comerciante, trabajador, que no tiene antecedentes y que está aterrorizado por los casos de inseguridad que se viven en la provincia. Lamentablemente, esto es lo que pasa en la calle”, finalizó Lobo Aragón.

Concepción: mataron a un hombre durante una pelea

La Policía está tras los pasos del autor de un homicidio que se registró ayer a la mañana en Concepción. Según las primeras informaciones, Exequiel Beltrán se encontraba en una reunión que se desarrollaba en un barrio de esa ciudad. Por razones que no están claras todavía, hubo una pelea donde el joven resultó herido. Fue trasladado hasta un hospital y de ahí derivado al Padilla, pero falleció en el camino. El fiscal Miguel Varela, que está al frente de la pesquisa, no descarta que este hecho esté relacionado a otro crimen.