En 2006 la 'Locomotora' Oliveras se preparaba para enfrentar uno de los momentos más lindos de su vida, sin saber que se acercaba, también, uno de los más difíciles. En una entrevista, la ex boxeadora relató que diez días antes del gran enfrentamiento por el título mundial contra Jackie Nava en el WBC (Concejo Mundial de Boxeo) en México 2006, descubrió una infidelidad: "Encontré a mi marido en la cama con mi propia hermana", reveló la deportista.

Alejandra confesó que en aquel momento se sintió profundamente herida y que "quería morir". Pero se enfocó en sus entrenamientos para evitar caer en un dolor aún más profundo y no descuidó la meta de volverse campeona del mundo, uno de los grandes sueños de su vida.

Secuelas físicas por la traición a la Locomotora

La deportista también contó que, pese a que nunca volvió con su ex marido, que en ese momento era un gran amor para ella, sí pudo perdonarlo años más tarde. Pero la traición la afectó incluso físicamente.

“Dormía en un colchón en el suelo y trabajaba en cinco gimnasios para darle de comer a mis hijos”, contó Oliveras sobre el momento del drama familiar. Pese a ello, la Locomotora logró vencer a Nava por knock out en el mundial de peso supergallo de la WBC en México 2006 y se consagró campeona en su categoría.

La boxeadora sufrió violencia de género desde muy temprana edad

La dura infancia de Oliveras

En su adolescencia, Alejandra Oliveras sufrió violencia de género estando embarazada y empezó en el boxeo para hacer frente al contexto violento en el que creció.

"A los 14 años empecé a sufrir violencia de género, fue cuando quedé embarazada. A los 15 tuve a mi hijo. Me pegaba durante el embarazo, lo hizo también después que nació y hasta que me separé. Yo entiendo que si nacemos es para ser feliz y para disfrutar", relató en una entrevista la ex boxeadora.

Cansada del maltrato, empezó a ejercitarse para, un día, ponerle un límite a su victimario. "Un día vino a pegarme como lo hacía siempre. Entonces lo esperé, cerré el puño y le di con toda la fuerza que tenía. Cayó sorprendidísimo al suelo, agarré a mi bebé, una bolsa de nylon, y me fui. No volví nunca más", detalló Oliveras.