A estas alturas del año, hay muchísimos padres que están a las corridas y enviando mensajes para conocer detalles de las diversas actividades extracurriculares que pueden realizar los niños. Hoy la decisión pasa por los gustos, economía y objetivos de cada familia para con sus hijos. ¿Cómo elegirlas? ¿Qué debemos contemplar?
“Lo fundamental es mostrarle a los chicos un abanico de opciones pero, antes que nada, hay que tener en cuenta a qué colegio van. Si es de doble escolaridad, la carga horaria ya es bastante completa. También hay que tener en cuenta las características personales del niño, para hacer una elección en conjunto”, explicó la psicopedagoga Natalia Jiménez Terán a LA GACETA.
Según la especialista en neuropsicopedagogía infantojuvenil especialmente con los deportes hay que evaluar si ellos tienen más inclinación a jugar de manera individual o grupal. “Si un chico es tímido y le cuesta mucho socializar quizás el hockey no sea para él, pero sí el tenis. El niño jamás debería ir a alguna actividad por obligación porque eso hará que acabe abandonándola muy rápidamente”, recalcó.
Además, destacó la importancia de la constancia por parte de los padres que, especialmente en el nivel inicial, son quienes deben sostener esa rutina llevando y trayendo a los chicos. “Al principio hay que ver que al niño le guste, que esté contento. Si sale contento, lo cual es el objetivo, está todo bien. Acompañarlo es fundamental y también hay que ver que la carga escolar y extracurricular no sea demasiado; esto no se trata de llenarlos de cosas porque sí”, añadió.
Por lo general, si el chico va a una escuela de jornada simple, Jiménez Terán recomienda que realice una o dos actividades extra, como mucho. “Después del colegio el chico necesita descansar y hacer la tarea, por lo que esa actividad extra debería ser algo que le dé mucho placer, que le guste”, dijo y agregó “hay que saber separar: ¿soy yo, el adulto, el que necesita que esté ocupado? Con una actividad extra es suficiente. Con esto también podremos controlar más el uso y el abuso que algunos pequeños hacen de la tecnología”.
Deportes
Con respecto al deporte, lo ideal es que empiecen la práctica desde chicos. “Si se deja pasar mucho tiempo, se llega tarde a un grupo ya consolidado y se pierde un tiempo importante. En jardín (con 5 años) los chicos ya pueden comenzar danza, gimnasia artística o deporte”, aclaró la profesional.
Cómo papás somos responsables de la elección del colegio. “Hay escuelas con muy buenas ofertas educativas en donde lo pedagógico es importante. El idioma también resulta relevante, pero con inglés es suficiente. No hay que apuntarlos en -por ejemplo- portugués y en francés también. Debemos insistir en esto: la actividad extra debe ser de disfrute, a menos que el chico pida estudiar otro idioma o nos insista en hacer algo”, recalcó.
¿No le gusta nada?
Siempre hay algo que al niño le gusta hacer. Pero si no quiere hacer nada, hay que prestar atención a eso, ver si no se quiere vincular con otros chicos.
“Por lo general a todos los niños les gustan las actividades fuera del colegio porque no hay exigencia y está el juego (lo lúdico) de por medio. La exigencia va aumentando de a poco. Es difícil que al niño no le guste nada. Hay que observar también cómo está en la escuela porque ese niño necesita más supervisión, más escucha”, indicó.
Por otra parte, los padres deberíamos no solo acompañarlos a clases. A veces, sirve mucho quedarnos a observar cómo él o ella está e interactúa con el grupo, profesores y/o compañeros.
“Si dejamos al niño y nos retiramos, nunca vamos a saber qué pasa. Además, hay que generar el hábito y fomentar el sentido de responsabilidad en ellos. Hay que observarlos, escucharlos e ir viendo si existe en el pequeño o pequeña un deseo genuino de realizar esa actividad”, explicó.
Habilidades y emociones
A veces, los papás solemos inscribir a nuestros hijos a muchas cosas para que estén ocupados. La principal función de las actividades extracurriculares -y el motivo por el cual son necesarias- es que el niño desarrolle lazos emocionales por fuera de su familia y el grupo escolar.
“El niño necesita trabajar la inteligencia emocional. Las actividades extras nos ayudan a poder gestionar las emociones, a expresarlas, a controlarlas para compartir y desplegarnos en el entorno de manera positiva y sin violencia. El niño debe pasar por todas las emociones, como los adultos. Tiene que estar triste, feliz, frustrarse y volver a empezar”, concluyó la psicopedagoga.
Testimonios
“Estudiar canto o música va más allá de aprender sobre arte. Te hace una persona crítica, con valores. Desde que el niño puede escribir o cuando vemos que tiene aptitudes para cualquier tipo de arte, ya podemos acercarlo a las clases. Solo hacen faltas ganas de aprender y constancia”, explicó a LA GACETA Walter David Lafuente de la academia “Almas Sin Tiempo” en donde brindan clases de canto, guitarra, bombo, percusión y ukelele.
En relación a otras disciplinas, la práctica de gimnasia artística y acrobacias tienen sus propios beneficios cognitivos, emocionales y sociales. “Las actividades extracurriculares les permiten a los niños conocerse a sí mismos, desarrollar habilidades motrices básicas, superar desafíos y sentirse capaces de lograr ciertas metas”, expresó Lis Díaz Albornoz de la Escuela de Gimnasia Artística y Acrobacias Aéreas “EvcGimn”.
“Al elegir un deporte los chicos pueden contar con variadas experiencias que les permiten descubrir sus pasiones y habilidades para toda su vida”, acota el entrevistado.
Desde los cuatro o cinco años, los profesionales recomiendan ya inscribir a los niños en gimnasia. “En esta etapa se mejora el desarrollo de las capacidades coordinativas; como ser la orientación, el equilibro o la flexibilidad. Todas ellas ayudan en el proceso de aprendizaje. Obviamente esto no quiere decir que no puedan iniciar a otra edad”, enfatizó.
Según Mateo Carabajal del proyecto Los Aparatos, estudiar computación tiene que ver con sacar a los chicos de las pantallas y llevarlos al mundo físico: “mostrarles cómo funciona un robot, ver la parte del hardware y ver un mundo tangible en donde se pueden conectar y calibrar las cosas para crear algo es lo que hacemos. Vemos mucha adicción a las pantallas, especialmente después de la pandemia, por lo que la propuesta de robótica viene a romper con esto”, dijo el antiguo presidente del Club de Robótica del Ministerio de Educación.
Entre la gama de opciones disponibles, hay propuestas de robótica que apuntan a pequeños desde los cinco años. Ahí no se usa mucho la computadora y se pueden hacer robots programables que permiten aprender el pensamiento computacional. “Eso es lo más destacado, es una habilidad lógica que te hace desmenuzar un problema complejo en varios pasas, dividirlo, buscando soluciones en cada paso”, finalizó Carabajal.