ENSAYO

VIDA CONTEMPLATIVABYUNG-CHUL HAN

(Taurus – Buenos Aires)

En este nuevo trabajo, Byung-Chul Han profundiza su caracterización sobre la “sociedad del cansancio”, aunque a diferencia de libros anteriores, plantea aquí un antídoto a la lógica actual de producción basada en la autoexplotación y el rendimiento; el autor sostiene que aquello que nos podrá devolver nuestra humanidad perdida es la inactividad. El tiempo libre, a diferencia de la inactividad, está atado a la dinámica utilitaria del trabajo y la productividad. Es útil para el descanso del trabajo, es su derivado, y permanece presa de su lógica siendo un elemento funcional en el seno de la producción. A la obligación de trabajar y rendir se le debe contraponer entonces una política de la inactividad que sea capaz de producir un tiempo verdaderamente libre. Si perdemos la inactividad como capacidad, nos pareceremos cada vez más a una máquina que solo tiene que funcionar. El trabajo y el rendimiento, la eficiencia y la funcionalidad, pertenecen al orden de la supervivencia. El ceremonial de la inactividad sería, hacemos, pero para nada; nos liberamos así de la finalidad y la utilidad como el fundamento vector de nuestra vida. Solo en el estado de inactividad puede emerger la pausa para la contemplación y la reflexión, el momento para la escucha. El ruido provocado por la información y la comunicación puso fin a la sociedad de la escucha. Hoy se impone una forma de vida consumista donde toda necesidad debe ser satisfecha de inmediato. La contemplación, consecuencia de la inactividad, puede dar lugar a una realidad distinta a la que no tiene acceso ninguna acción. El tedio, hoy absolutamente desterrado de nuestra cotidianeidad por el bombardeo constante de información, puede ser el umbral de un hecho nuevo, inaudito; el aburrimiento como condición de posibilidad para que surja algo completamente distinto, que aún no existe. La pérdida de la capacidad contemplativa, debido a la hiperactividad, anula el vínculo con la naturaleza y, por ende, con nuestra humanidad. Byung-Chul Han aspira a una vuelta al romanticismo, en un sentido nietzscheano, a partir de una reconciliación entre el ser humano y la naturaleza. La acción debe ceder el paso a la escucha, a la intuición. El mundo debe ser romantizado, para volver a conectarnos, como un antídoto contra una sociedad donde la información y la digitalización están transformando todo en algo cuantificable y medible.

El tedio, hoy desterrado de nuestra cotidianeidad, puede ser el umbral de un hecho nuevo.

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EZEQUIEL MARIO MARTÍNEZ.