Si se observa lo ocurrido en la campaña agrícola 2022-2023, respecto del clima, se ve que la sequía que se dio desde el inicio de la campaña hasta finales de la primavera -que se extendió casi hasta mediados de marzo- perjudicó todos los cultivos de diversa manera y los afectó en su potencial de rendimiento. A fines de marzo y durante lo que va de abril las lluvias aparecieron, pero bastante tarde. Solo beneficiaron aquellos cultivos tardíos o los que se encontraban en etapa de llenado; en cuyo caso el agua sirvió para que mejoren su performance, nada más.

Todos los técnicos vinculados a los cultivos de granos, de caña de azúcar, de cítricos y de demás producciones evalúan que la irregularidad de las lluvias y la sequía a las cuales aquellos estuvieron expuestos generaron pérdidas importantes. Solo basta que las cosechas comiencen para confirmar esto.

A pesar de esto, los productores continúan avanzando con diversas labores que los cultivos actuales requieren. Principalmente contra las plagas y enfermedades de fines de ciclo, que requieren tratamientos y que deben ser controladas para que no afecten aun más los cultivos ya golpeados por el clima.

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Además, estas lluvias tardías para los cultivos de esta campaña que va llegando al final sirvieron para que se acumule agua para los cultivos invernales que llegarán después de que se levante la producción de los estivales que todavía ocupan los lotes. Y debido a esto, las aplicaciones de fitoterápicos también será una realidad.

Esto hace que en la provincia se vean pulverizadoras y aviones realizando las diferentes labores de aplicaciones de fitosanitarios que requieren los productores.

La incorrecta aplicación de este tipo de productos puede generar numerosas pérdidas al productor, ya que el producto mal aplicado no cumple las funciones para el cual ha sido creado. Y también puede ocurrir que este se disperse hacia otro sitio y cause perjuicios a productores vecinos.

En forma constante, instituciones de investigación agropecuaria y técnicos involucrados en estos temas dan muchas recomendaciones para un buen uso y para una eficiente aplicación de estos productos.

La mala aplicación de agroquímicos puede representar un peligro para diferentes cultivos que se encuentran aledaños al lote en el cual se aplicará, por lo que resulta necesario que se actúe con cautela y que se aplique cumpliendo todos los requisitos básicos, a fin de evitar derivas que afecten cultivos de vecinos y plantas o montes naturales aledaños.

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Durante los últimos años, en Tucumán se siembra alrededor de 230.000 hectáreas de soja, 90.000 ha de maíz, unas 270.000 ha de caña de azúcar y unas 42.000 ha de cítricos. A esto se suman las tierras con poroto, tabaco, papa, frutilla, arándanos y demás hortalizas que se cultivan en la provincia.

Esto da una idea del alto volumen de agroquímicos que se utiliza durante el año, y de los que se pueden estar utilizando en estos días. A raíz de ello, resulta fundamental que los responsables del uso y del manipuleo de estos productos lo hagan como corresponde, buscando el control más eficiente de las plagas y enfermedades, y evitando, a la vez, el daño a otros cultivos o a montes naturales, o la contaminación del ambiente.

Resulta necesario que se verifique las condiciones climáticas reinantes, que deben ser las correctas para evitar accidentes. También se debe confirmar el perfecto funcionamiento de las pulverizadoras, para que dispersen el liquido asperjado en el lugar justo y en el momento preciso. Además, se debe contar con el correcto asesoramiento técnico, para que se eviten daños mayores y posibles causas judiciales por daños y perjuicios.

Los productos fitosanitarios -insecticidas, herbicidas, funguicidas, fertilizantes- deben ser transportados, depositados, manejados, aplicados -y sus residuos, desechados- de manera correcta, para evitar daños a cultivos vecinos y al ambiente.

Debido a ello, instituciones como la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Dirección de Agricultura están en permanente contacto con el productor, sea mediante el dictado de cursos de capacitación sobre aplicaciones de fitoterápicos o mediante publicaciones especiales sobre el buen uso de agroquímicos.

Pero además se cuenta con una Ley de Agroquímicos, que debe ser aplicada y respetada.

La ley N° 6.291 -y su decreto reglamentario- es la herramienta que regula todas las acciones relacionadas a agroquímicos, para asegurar su correcta utilización con el fin de proteger la salud humana, animal y vegetal, para mejorar la producción agropecuaria y para reducir los riesgos para el ambiente. Su cumplimiento debe ser contante.