En Tucumán es más que habitual ver acumulación de agua en distintos lugares de la Capital, y de la provincia en general. Generalmente, se producen por roturas de caños-situación bastante frecuente-, o en ocasiones, cuando hay fuertes lluvias, por inundaciones. Estas aguas, muchas veces, no son aguas limpias, sino que son aguas servidas, cloacales. Y no sólo afectan el tránsito a pie de las personas que atraviesan la zona, y se hacen presentes en el aire con un olor nauseabundo, sino que pueden resultar perjudiciales para la salud.
Primero, lo primero. ¿Qué son, exactamente, las aguas servidas, residuales, o cloacales? “Son aquellas aguas generadas a partir del uso de aguas limpias por el ser humano, en actividades cotidianas, y deben ser eliminadas con desechos; por ejemplo, las que eliminamos a través de lavaplatos, duchas, sanitarios”, explica Silvia Bustamante.
Docente de la cátedra de Salud Pública en la Facultad de Medicina de la UNT, Bustamante señala que estas aguas se clasifican en dos tipos. Por un lado, están las aguas negras, que son habitualmente las más conocidas, ya que son aquellas que tienen contenido fecal, y son las más peligrosas.
Pero, además, también existen las aguas grises, que son aquellas que tienen un grado algo menor de contaminación, pero que de todas maneras resultan perjudiciales para la salud; en esta clasificación, se incluyen las aguas derivadas de fregaderos y duchas, por ejemplo, que contienen shampoo, aceites, jabón, y otros productos químicos. Ambos tipos de agua contienen distintos hongos, virus y parásitos. “La presencia de organismos patógenos, provenientes en su mayoría del tracto intestinal, hace que estas aguas sean consideradas como extremadamente peligrosas”, indica Bustamante.
Enfermedades y vías de contagio
“El contacto con aguas servidas puede generar desde infecciones cutáneas, diarreicas, hasta casos de hepatitis y enfermedades oculares, como la conjuntivitis”, subraya Bustamente.
“En el caso de la presencia de bacterias del grupo entérico, es decir del intestino, se producen enfermedades de origen hídrico como la fiebre tifoidea, paratifoidea, disentería, cólera, entre otros”, detalla.
¿De qué manera una persona puede infectarse de una enfermedad por culpa de las aguas servidas? “La puerta de entrada no es sólo el tracto digestivo: puede ser a través de la piel, cuando se camina sobre aguas servidas, o también ocurre cuando la red cloacal no está en buenas condiciones, y tenemos aguas servidas en la vía pública”, dice Bustamante. Y no sólo por la piel: incluso las vías respiratorias, en ocasiones, pueden ser vías de contagio. “Cuando las aguas residuales se retiran dejan un polvillo, que no se van con el agua. Ese polvillo tiene microorganismos, y si se aspira tiene un potencial riesgo”, agrega.
Pero además, las enfermedades producidas por las aguas residuales pueden llegar de otra forma a las personas: por ejemplo, si estas contaminan tierras donde se cultivan alimentos. Enfermedades como la amebiasis, la anquilostomiasis y la acariasis se suman a la lista de potenciales infecciones que las personas pueden contraer.
Hay que agregar también que las aguas servidas pueden contaminar enormemente al medio ambiente, sobre todo a la flora y a la fauna. Se ven muy afectadas, especialmente, las especies acuáticas, ya que es habitual que grandes cantidades de aguas contaminadas terminen siendo vertidas en ríos y mares.
Prevención
¿Cómo evitar contagios por aguas servidas? “En primer lugar, contar con un sistema de tratamiento de aguas residuales adecuado, o disponer de los desechos orgánicos de manera segura; en caso de no tener, la posible instalación de biodigestores, que hacen el tratamiento de las aguas de forma natural y eficiente”, informa Bustamante.
La docente de la cátedra de Salud Pública apuntala que también es importante, en lo posible, “evitar la construcción de pozos negros o letrina, porque en el caso de inundaciones, el agua contamina todo el suelo”. Además, en casa, es prioritario purificar toda el agua que se utiliza, agrega. “En el caso de haber estado en contacto con aguas servidas, es necesario bañarse inmediatamente con agua y jabón, para eliminar los residuos fecales o agentes contaminantes que podrían quedar en la piel”, concluye la profesional de la salud.
Palabras de la SAT
Como destacó Bustamante, tener una red cloacal en condiciones, así como plantas de tratamientos de aguas residuales adecuadas, es clave para evitar la exposición de los ciudadanos a posibles focos infecciosos mediante estos líquidos.
“En San Miguel de Tucumán se está refuncionalizando la planta de tratamiento de San Felipe con nueva tecnología (está trabajando actualmente). Estamos en plena ejecución de la planta de tratamiento de San Andrés que dará solución a los líquidos cloacales de Alderetes, Banda del Río Salí y San Andrés. Estamos terminando la planta de tratamiento para Concepción que antes no tenía. Es decir, que sí estamos abocados a la reestructuración”, informaron desde la SAT a LA GACETA, con respecto a este tema.