El Departamento de Justicia de Estados Unidos aceptó este miércoles pagar U$S 144,5 millones a las víctimas de una matanza cometida en la Iglesia Bautista de Sutherland Springs, en el estado de Texas en 2017.

Los afectados por este sangriento hecho habían presentado una denuncia civil contra el gobierno federal, al que acusaron de no haber impedido que el autor de la masacre comprara el arma.

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El Departamento de Justicia, para poner fin a un procesamiento por "negligencia", anunció este acuerdo millonario, que todavía debe ser aprobado por un tribunal, debe dar por concluido el proceso judicial.

Devin Kelley, un ex militar de 26 años involucrado en el incidente, había sido condenado en 2012 por una corte marcial por violencia contra su esposa y el hijo de ésta. Cuando era soldado también estuvo internado en una clínica psiquiátrica tras amenazar de muerte a sus superiores.

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La ley federal de norteamericana prohíbe que las personas condenadas por violencia doméstica compren armas de fuego, pero los responsables castrenses no transmitieron su expediente a la policía federal, que debe verificar los antecedentes penales previo a la venta de armas.

Masacre en una iglesia de Texas

Armado con un rifle de asalto tipo AR-15, Kelley irrumpió durante una misa en una iglesia de la pequeña localidad de Sutherland Springs, al sureste de la ciudad de San Antonio, para entonces abrir fuego contra los fieles presentes, incluidos niños.