A inicios de febrero, el tránsito vehicular sobre el puente de calle Frías Silva (cerca de la Sociedad Rural, en San José) fue cortado debido a su peligro de derrumbe. También se delimitó el paso peatonal exclusivamente a la pasarela sur del viaducto.

La artería -de gran circulación- era clave en la conexión de Yerba Buena con la zona norte de la capital, además de ofrecer una ruta rápida hacia Altos de Cevil y Tafí Viejo. Desde entonces, cómo solución provisoria, el Camino del Perú al 1.050 se constituyó como una ruta alternativa para autos y colectivos.

Después de 45 días en obras, finalmente el lunes por la mañana el camino quedó habilitado otra vez. Sin embargo, acorde al comentario de los usuarios, la estructura aún deja mucho que desear: barandas rotas, fierros torcidos y una reja sostenida por un par de ladrillos apilados son algunos de los detalles que no escapan a la vista.

Al margen de su aspecto estético, el principal problema es que ahora el viaducto permanece anulado para los peatones debido a una serie de cerramientos que obligan a caminar por la calle o ir en zigzag.

“Quienes nacimos y nos criamos acá sabemos que ese puente es viejísimo. Lo único que hicieron con las supuestas remodelaciones es una contención para que esté más fuerte, más firme y eso permita que los vehículos pasen. Ahora los peatones somos los perjudicados porque no se puede pasar”, describió Rosa, una vecina, en una entrevista en LA GACETA Central, de LG Play.

La postal empeora aún más debido a las pilas de escombros que hay distribuidas en el acceso y los laterales de la senda. “La situación es bochornosa, yo paso por acá casi todos los días para ir a la casa de mi mamá. El único movimiento que noté pasó hace dos meses cuando unos empleados con maquinaria trabajaron sobre la base del puente y apilaron restos de construcción. Las autoridades podrán jactarse de haber arreglado fallas estructurales, pero en el resto ni siquiera invirtieron en una lavada de cara con pintura y antióxido”, se lamentó la transeúnte Andrea Malinar.

Modificaciones

En el tiempo que el puente quedó inhabilitado, las renovaciones se centraron específicamente en fortalecer la estructura de hormigón (erosionada por el paso del agua y los vehículos). También se renovaron las vigas, se construyeron nuevas columnas de soporte y se repararon diversas fisuras en la calzada.

Con esos factores de riesgo ya anulados, las autoridades confirmaron que habrá más modificaciones a futuro. “Esta fue la primera etapa para reforzar la seguridad del paso para el tránsito y de los vecinos que pasan caminando por las pasarelas, pero próximamente se realizará una segunda etapa que consistirá en el ensanchamiento del puente para nivelar el paso y brindar mayor comodidad a los vehículos”, indicó en un comunicado de prensa Rodolfo Gallardo, delegado de San José.

Entre los planes de mejora, Gallardo enfatizó la puesta en marcha de otros trabajos de renovación en la avenida Fanzolato (entre avenida Perón y la diagonal San Martín).

Quejas

Aunque la promesa suena tentadora, algunos ciudadanos expresan que -hasta que se concrete en realidad- andar por el puente provoca temor.

“Hay horarios en que los colectivos van a una buena velocidad y tenés que prestar mucha atención para evitar que te lleven puesto. Para prevenir accidentes es preferible que los ancianos o los niños se desvíen por otras cuadras. La verdad, no entiendo por qué dejaron inutilizable la senda peatonal”, expresó Facundo Villareal.

En su descargo, el vecino argumentó que el cúmulo de residuos (producto de esas refacciones) resulta igual de nocivo al pensar en un posible criadero de mosquitos.