El clan Caro sufrió un duro golpe. Un tribunal condenó a dos de sus miembros con duras penas por el homicidio de un adolescente registrado hace casi cinco años. Para muchos, es una clara señal de que llegó el fin de la impunidad para un grupo que está sospechado de tener vínculos narcos, de formar parte de una banda que cometía robos en casas -tres ya fueron sentenciados en el marco de la causa conocida como “La industria del escruche”-, amenazas y crímenes.
La acusación del auxiliar fiscal Osvaldo Martínez Terán fue contundente. Detalló que el 3 de octubre de 2018, un automóvil que era conducido por Marcos “Batore” Caro detuvo su marcha en la puerta de una vivienda de Magallanes al 1.300. Dijo además que Francisco “Vikunga” Caro descendió del vehículo, mientras que su hermano Cristian “Bichi” Caro, que estaba en el asiento trasero, lo arengaba para que disparara contra Samir Domínguez, que finalmente murió al haber recibido tres disparos y también amenazaron a su hermana Mariel Ruiz que intentó ayudarlo a escapar.
En las audiencias sobrevoló una teoría del crimen. Al parecer, “Vikunga” se había burlado en varias ocasiones del adolescente a través de mensajes de texto. La víctima, cansada de esa situación, se presentó en su domicilio y disparó contra el frente de la vivienda. Esa fue la razón por la que los Caro decidieron vengarse de un menor de 16 años. Sin embargo, para muchos investigadores, hubo otra cuestión de por medio que nunca pudo probarse. Una cuestión tan grave que generó la casi ejecución de un adolescente de 16 años, desarmado y por la espalda.
La acusación
“Esto ocurrió en presencia de varios testigos. La madre de Samir contó que ese día llegó ‘Vikunga’ se bajó con una pistola plateada y le dijo ‘¿Dónde está tu hijo?’, mientras avanzaba hacia la víctima”, argumentó el representante del Ministerio Público Fiscal. “’¿Qué te pasa a vos? ¿Por qué vas a hacer tiros en mi casa?’, le dijo el acusado al menor. Entre la víctima y el agresor se interpuso una adolescente (hermana de Samir). ‘¡Correte que te disparo a vos también!’, fueron otras de las palabras que oyeron los familiares. ‘Bichi’, desde el interior del vehículo, arengaba a su hermano ‘¡matá a esa rata’! ‘¡metele un tiro!’”, relató Martínez Terán.
Por esa razón, Martínez Terán solicitó la prisión perpetua para “Vikunga” y “Batore” Caro y Guillermo Manuel Córdoba, el cuarto acusado en la causa porque fue ubicado en la zona del hecho y porque el arma que se habría utilizado en el crimen habría sido la suya. En tanto que para “Bichi”, pidió 15 años por haber tenido una participación secundaria.
La abogada querellante Mariana Santillán se adhirió a la postura fiscal, pero marcó una diferencia que causó sorpresas: con el consentimiento de la madre de la víctima, pidieron que Córdoba sea absuelto. “Ellos ese día vieron a los Caro y no quieren que se condene a un inocente. Hay más dudas que certeza sobre si Córdoba estuvo implicado”, sostuvo.
Las defensas
Los defensores se opusieron a que los acusados fueran condenados. “Apenas han nombrado a Cristan Caro en el debate. No hay pruebas que destruyan el principio de inocencia”, planteó Ricardo Fanlo, defensor de “Bichi”. “Hay testigos que pusieron palabras en la boca de nuestro defendido. Han buscado deliberadamente inculparlo”, añadió el codefensor Agustín Montero.
Augusto Avellaneda, en representación de “Batore”, sostuvo: “los testigos se contradicen y mucho. La hipótesis contra los Caro la instala un policía de la seccional 13ª que le dijo a la familia ‘es uno de los Macho Blanco’. ¿Dónde está la prueba contra Marcos? ¿Cómo lo vieron manejando si del auto nunca se bajó el conductor?”.
En defensa de Córdoba, Humberto Castaldo y Oscar Juárez valoraron que la querella retirara su acusación. Argumentaron que la pericia balística habría sido mal realizada por los peritos de la Fiscalía (del ECIF) y que era lógico que las celdas del celular ubicaran al acusado en esa zona por dos motivos: porque él y su novia viven en el sur de la capital y porque el día que lo arrestaron había ido al lugar a retirar su auto del mecánico. “Córdoba dice que no conoce a los Caro y los Caro dicen no conocerlo a él. La familia dice que jamás vieron a mi cliente”, dijo Castaldo.
Macario Santamarina, defensor de “Vikunga”, abrió su exposición diciendo: “es la primera vez que tengo un caso en el que todos los testigos apuntan hacia mi defendido y todas las pruebas objetivas apuntan hacia otro acusado”. El profesional recordó que hay bibliografía que advierte que los testigos-víctimas dan “testimonios sospechosos” porque provienen de personas con interés manifiesto en el resultado del caso. “Aquí tenemos 9 versiones distintas sobre cómo ultimaron a la víctima”, sostuvo.
Testimonio clave
“Desde ese día nuestras vidas fueron un infierno. Desde entonces ya no existen navidades, años nuevos, días de la madre y del padre. No podemos salir de nuestras casas. Con mi hijo, mataron a toda la familia”, declaró Lilian del Valle Ponce Ruiz, la madre de la víctima a la hora de declarar antes que el tribunal fallara. La mujer, llorando, relató que durante los últimos cinco años recibieron todo tipo de amenazas por parte del clan Caro para que dejaran de denunciarlos. “Una vez, uno de ellos sacó un arma y me amenazó al frente de la seccional 13ª. No pude hacer absolutamente nada, sólo seguir rogando que se haga justicia por mi hijo y por toda la familia”, añadió.
La mujer dijo que por esta situación, su familia vivió aterrorizada y deprimida cinco años. “Mi marido pasaba días tirados en la cama porque no podía hacer nada. Mi hija, pese a haber formado una familia, también tenía recaídas por lo que vivió. Mi hijo no sale de la casa, no tiene amigos y una vez que fue a vender barbijos a la calle, se topó con ellos y lo amenazaron. Queremos que todo esto se termine de una vez por todas”, finalizó la mujer. Minutos después, un familiar tuvo que ser atendido por el servicio de emergencia porque se descompensó y muchos pensaron que estaba sufriendo un infarto.
Con llantos
Los acusados también dijeron sus últimas palabras antes de escuchar la sentencia. “Desde hace cinco años que estoy esperando que se haga justicia. En todo este tiempo perdí todo lo que tenía por haber estado en el lugar equivocado. Que Dios los ilumine a la hora de fallar”, declaró Córdoba. Luego les tocó el turno a los Caro. Considerados como los hombres “pesados” del barrio Victoria, con lágrimas en los ojos, juraron por su inocencia frente al tribunal.
“No quiero perder muchos años de mi vida por algo que no hice”, dijo “Bichi”. “No tengo nada que ver con este caso, soy inocente. Sólo le voy a decir que fue llamativo que Córdoba estuviera todos los días abrazándose con los querellantes”, declaró “Batore”. “Tengo hijos que criar y no me pueden condenar por algo que no hice”, sostuvo “Vikunga”.
El tribunal, integrado por Dante Ibáñez (presidente), Rafael Macoritto y Diego Lammoglia, se retiraron a deliberar. Luego de casi tres horas, leyeron el fallo. Decidieron condenar a “Vikunga” Caro a 32 años por considerarlo culpable de los delitos de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por abuso de arma de fuego en contra de la hermana de la víctima. “Batore”, recibió una pena de 29 años por los mismos delitos. En tanto que los jueces absolvieron por el beneficio de la duda a “Bichi” y a Córdoba.
También dictaron a los sentenciados, por pedido del representante del MPF, la prisión preventiva por seis meses o hasta que la resolución quede firme. El viernes por la noche, personal de Homicidios, trasladó a los dos miembros del clan al penal de Villa Urquiza.
La mora judicial jugó a favor de los dos condenados
Marcos “Batore” y Francisco “Vikunga” Caro recibieron dos condenas en pocos meses, pero lo hicieron aprovechándose de las falencias del sistema. Ambos, a través de un juicio abreviado, acordaron una condena de tres años condicional por ser miembros de la banda que cometió varios robos en la causa conocida como “La industria del escruche”. Lograron la condicionalidad de la pena porque todavía no habían sido enjuiciados por el crimen del adolescente. Supuestamente, con el viejo código procesal penal, una causa debía llegar a juicio en un plazo de dos años, pero aquí llegó casi cinco años después. Al tratarse de un hecho registrado antes de que sean imputados por delitos contra la propiedad, tampoco se podrá computar las condenas que recibieron. Cristian “Bichi” Caro, que fue absuelto, debe responder en la causa de los “escruches”. El fiscal Diego López Ávila anticipó que pedirá que se lo condene a 17 años. Por esa causa, Walter “Kuki” Caro recibió una condena de cuatro años y recientemente, con la defensa de Ricardo Fanlo y Agustín Montero, fue absuelto en otro juicio por homicidio.