El impacto inflacionario no se sentirá con la misma intensidad en la segunda mitad de 2022 que lo que puede golpear en este año electoral, que viene acumulando una inflación cercana al 20% en tan sólo tres meses. Los analistas consultados por LA GACETA coinciden en afirmar que la pobreza afectará a menos del 40% de la población urbana argentina al cierre del año anterior, un dato que mañana difundirá el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). En el Gran Tucumán-Tafí Viejo, en cambio, ese indicador puede estar cerca del 42%, una cifra similar a la observada en 2021.
Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina señala a LA GACETA que, probablemente, la tasa de pobreza oficial gire alrededor del 38% al 39%, con un no aumento de la indigencia. ¿Cómo es posible esto? “Tomemos en cuenta que la medición corresponde al segundo semestre de 2022. El aumento dela pobreza puede ser importante respecto del primer semestre del año anterior y que un año atrás, de tres a cuatro puntos porcentuales, pero no será tan brutal a pesar de la inflación y es probable que observemos que la indigencia se mantenga”, indica el sociólogo ante la consulta de nuestro diario. En la segunda mitad del año pasado, el contexto de crecimiento económico se mantuvo, pese a que varios sectores comenzaron a caer en términos de demanda laboral, pero el empleo siguió creciendo el empleo, particularmente el informal o precario. “Hubo más trabajo para los hogares más pobres que hicieron más changas. En tanto, las familias de clase media lograron incorporar a algún joven o algún miembro a una tarea rentada o trabajo regular. En consecuencia, hubo más ingresos que compensaron la aceleración inflacionaria de fines de 2022”, explica Salvia. En otros términos, el investigador proyecta que los datos que difundirá el Indec no serán tan catastróficos como cualquiera puede esperar con una inflación cercana a los tres dígitos. “Sirvió la estrategia aplicada por las familias de clase media y otras populares que incrementaron el número de perceptores de ingresos, ya sea por aquellas changas o por algún programa social que significó transferencia de fondos a sectores más vulnerables”, remarca.
En consonancia con la estimación de Salvia, el presidente del Instituto para el Desarrollo Social de la Argentina (Idesa), Jorge Colina, cree que la medición oficial de la pobreza estará por debajo del 40% para el cierre de 2022. Sin embargo, sostiene que la expansión inflacionaria, particularmente en un rubro tan sensible como el de Alimentos y Bebidas, se aceleró en lo que va del año. “Paradójicamente para la actual gestión, que asumió con una inflación cercana al 50% y está cerrando el mandato con otra de un 100%, conocerá el dato de pobreza del primer semestre de este año, un mes antes de las elecciones presidenciales”, advierte el doctor en Economía. Según el cronograma del Indec, el Informe de la Evolución de la Pobreza y la Indigencia en la Argentina de la primera mitad de 2023 se difundirá el 27 de septiembre. Las elecciones presidenciales están previstas para el 22 de octubre.
“Que el salario informal vaya por detrás de la línea de pobreza aumenta la tasa, y esa es la franja de trabajadores que más ha crecido en los últimos tiempos”, señala Colina. Están más expuestos a las variaciones inflacionarias porque cobran menos que un empleado estatal o un trabajador privado formalizado que actualiza ingresos a través de las paritarias. El propio Gobierno nacional ha mostrado que, entre fines de 2019 y fines del año pasado, se creó un millón de ocupados en el mercado laboral argentino. Lo llamativo está en la composición de esos nuevos puestos, puntualiza el titular de Idesa: unos 350.000 se insertaron como trabajadores informales; otros 300.000 son cuentapropistas (en su gran mayoría no registrados) y apareció un conjunto de personas (casi 100.000 casos) que declararon como ocupación principal un plan asistencial. Colina completa el concepto diciendo que los restantes 250.000 empleos creados corresponden al sector público. “Sin generación genuina de trabajo en el sector privado, resulta difícil bajar la pobreza, que no se elimina con asistencialismo”, apunta el economista.