“La ruta 307 serpentea junto al río Los Sosa, entre montañas deforestadas y con aludes repentinos”, describe una crónica de LA GACETA del 17 de enero de 1992, en la que se describen los anhelos de los pobladores de Monteros para que se lleve a cabo el viejo proyecto de la ruta 325, por la Quebrada del Portugués. “La opción es de hierro: poner parches hasta el infinito. Con un costo incalculable, o elegir la ‘ruta ecológica’ que usaron aborígenes y españoles para subir y bajar del paraíso vallisto”, añade la publicación. La nota, de hace 31 años, muestra las idas y vueltas de proyectos, rechazos, indiferencia y nuevos proyectos para enfrentar otros rechazos que, como en el cuento popular “del gallo pelado”, han marcado el debate entre este viejo camino y la ruta que en 1936 se decidió construir para llegar a los Valles, que fue inaugurada en 1943.

Ya en el libro “Los hombres de la entrada”, la historiadora Teresa Piossek Prebisch da cuenta de que Diego de Rojas descendió desde El Rincón hacia la llanura y desde entonces se usó ese camino de suaves pendientes y amplias curvas. “Los productores del valle bajaron por siglos por la quebrada del portugués”, decía el recordado monterizo Pedro Ottonello, quien ya en 1989 había logrado que Vialidad de la Provincia enviara a expertos para estudiar la traza. Pero el empuje no logró que se destinaran recursos en el presupuesto.

Después siguió el juego constante de anuncios y rechazos. En 1996 el Gobierno encaró la construcción del camino y la obra se trabó entre complicaciones del clima –dicen que es la zona donde más llueve en Tucumán, con 2.500 mm anuales- que llevaron a que las máquinas quedasen atascadas en el barro y llovieran críticas a presuntas irregularidades en la licitación. Un estudio de 2001 del gobierno siguiente aseveró que la 325 era una ruta cara, más larga (28 km más que la actual,) y que el costo de construcción y de conservación era muy alto. Aunque reconocía que podía ser “una alternativa futura, en 10 o 15 años cuando la capacidad de la ruta 307 esté al límite”.

Después hubo profesionales que volvieron a la carga para defender los beneficios por un trazado por el que podrían circular mejor los camiones con acoplado, además de un paisaje de ensueño.

Hace tres años el actual director de Vialidad dijo que esa repartición no tiene dinero para mantenimiento, y mucho menos para encarar una ruta como esta. En enero pasado el ministro de Obras Públicias la defendió como camino alternativo a los Valles, menos problemática que la 307. “Es una decisión política, creo que falta un empujoncito”, afirmó, aunque el director de Vialidad volvió a advertir que eso “no está contemplado” en su repartición.

Luego de la emergencia del domingo pasado, cuando enormes rocas obligaron a cortar el tránsito a la altura del Fin el Mundo, un legislador monterizo dijo que “el tránsito pesado deteriora cada vez más el estado de la ruta 307”. Entonces comenzó a hablarse otra vez de la 325, y se reanudó el cuento del gallo pelado…