Cuando la pareja afronta una crisis, tomar vacaciones se recorta en el horizonte como una opción genial para distanciarse de la cotidianidad, tratar de ver las cosas de otra manera y recomponer la relación. Pero, como bien lo saben todos los experimentados, los problemas van adonde se vaya. Y si una situación esperanzadoramente idílica se desborda, todo empeora velozmente.
“Asfixiados” es una comedia argentina que arriba a las salas con gran campaña de promoción y un elenco impecable en cuanto a concentrar la atención del público, lo que la posiciona como una de las grandes apuestas del año del cine nacional. Leonardo Sbaraglia, Julieta Díaz, Natalia Oreiro, Marco Antonio Caponi, Zoe Hochbaum y Sofía Masri aparecen de la mano de Luciano Podcaminsky como director para relatar una historia que transcurre entre lo romántico y lo polémico, lo idílico y lo violento.
Nacho (Sbaraglia) y Lucía (Díaz) llevan 20 años casados, tienen carreras exitosas y una hija en común. Pero le dedican más tiempo a sus realizaciones propias (una productora y un restaurante, respectivamente) que al proyecto común, atrapado por la rutina y sin intimidad a la vista. Varias preguntas aparecen con frecuencia: ¿cómo van a vivir sus próximos años? ¿Por qué siguen juntos? ¿Se desean todavía? Si se conocieran hoy como son ahora, ¿se volverían a enamorar?
Para buscar las respuestas en medio de una escapada amorosa, se suben a un velero de lujo, para un viaje de ensueño al que invitan a una pareja de amigos. El espacio acotado de una embarcación que empieza a sufrir desperfectos y la proximidad de una tormenta devastadora los enfrenta a una situación límite, donde aparecen diversas pasiones y una prioridad: sobrevivir.
Relaciones filiales
El prestigio internacional de Florian Zeller explotó hace dos años, cuando ganó el Oscar, el Bafta y San Sebastián a mejor guión adaptado por “El padre”, el drama protagonizado por Anthony Hopkins. Atrapado en las relaciones filiales, ahora regresa a la pantalla con “El hijo”, otra vez con Hopkins pero en un papel secundario. Los protagónicos están a cargo de Hugh Jackman, Laura Dern, Zen McGrath y Vanessa Kirby.
La trama se centra en el impacto que tiene en la vida de Peter y su nueva pareja Emma y su bebé, la irrupción de su hijo adolescente, Nicholas, a quien tuvo con su exesposa Kate. Es un chico problemático con el que es difícil comunicarse, por agresivo y distante, y que acaba de abandonar la escuela. La llegada pone a la familia en rumbo a una situación peligrosa e impredecible que va desde la deteriorada figura paterna hasta la crisis del joven atravesado por hechos que ponen en jaque su salud mental. Si en “El padre”, el Alzheimer era puesto en juego, ahora lo es la depresión, la tristeza sin fin y las tendencias suicidas.
Y todavía falta un acto de la trilogía de Zeller, “La madre”, también inspirada en una de sus obras teatrales como las dos anteriores, con personajes comunes y cotidianos, fácilmente reconocibles y de sencilla empatía.
John Wick 4”: A pura acción
La continuidad de una saga con desarrollo previsible, dedicada a los fieles seguidores del género de la acción en el mundo de la mafia rusa donde todo vale, es la propuesta que trae “John Wick 4”, una vez más con Keanu Reeves como protagonista, secundado por Donnie Yen, Laurence Fishburne, el recientemente fallecido Lance Reddick y Bill Skarsgård y con la dirección nuevamente de Chad Stahelski. El mayor cambio es la ausencia del guionista creador del personaje, Derek Kolstad, reemplazado por Shay Hatten y Michael Finch.
Nueve años después del debut, la idea del sicario que debe volver a tomar las armas por una cuestión de honor y venganza contra sus enemigos se recorta como una opción apetecible para este y futuros guiones. Refugiado en las alcantarillas cuando lo dieron por muerto, Wick descubre ahora un camino para derrotar a La Mesa. Pero antes de poder ganar su libertad, deberá enfrentarse a un nuevo enemigo con poderosas alianzas en todo el mundo; y contra las fuerzas que convierten a viejos amigos en enemigos, anticipa la sinopsis.
Por supuesto que su forma de resolver los conflictos es mediante la muerte. El sitio especializado The Hollywood Reporter calificó esta entrega como la “más grande, atrevida, larga y cargada de más piezas espectaculares de acción de lo que ninguna película podría gestionar cómodamente”. Así, ya se sabe que -como mínimo- vendrán una quinta y una sexta película de la franquicia, y dos spin off, antes de que Wick diga definitivamente adiós.
Basada en un hecho real
Cuando Elizabeth Banks se presentó en la última ceremonia de los Oscar junto a un oso de tamaño real (un peluche con un actor dentro), se produjo uno de los momentos de la noche. Tan disparatado fue el sketch para presentar el premio a los mejores efectos especiales, que se ganó la atención de muchos. En realidad, más increíble que aparecer en la gala de esa forma es la historia que le dio envión a “Oso intoxicado”, el filme que ella dirigió y que llega hoy a Tucumán.
El título bien podría llevar como complemento “Aunque usted no lo crea”, pero el origen es absolutamente real. En septiembre de 1985 el expolicía de narcóticos Andrew C. Thornton II, transformado en contrabandista de drogas, pilotaba un avión con una gran carga de cocaína sobre una zona boscosa de Estados Unidos. Lanzó decenas de kilos al vacío y él se tiró en paracaídas luego, pero se golpeó la cabeza al saltar y murió en la caída.
El cargamento se veía apetitoso para un enorme oso negro, que lo ingirió. Acá se separa la verdad de la ficción: el animal murió de sobredosis pero en la película se transforma en una brutal fuerza destructora que quiere más y más, sin parar. El filme gira alrededor de un animal descontrolado e insaciable que persigue a un extraño grupo de policías, criminales, turistas y adolescentes en un bosque de Georgia, que sólo quieren que se calme y vuelva a la normalidad.
Rodada en un clima de comedia negra con mucho tinte gore, el elenco está integrado entre otros por Keri Russell, O’Shea Jackson Jr., Christian Convery, Isiah Whitlock Jr., Margo Martindale, Matthew Rhys y Ray Liotta, en una de sus últimas actuaciones antes de su sorpresiva muerte el 26 de mayo del año pasado.
Lejos del infantil
Y si de osos violentos hablamos, poco queda de la tierna presencia de Winnie the Pooh en la película que lleva su nombre, seguida del agregado “Sangre y miel”. La producción independiente estadounidense dirigida por Rhys Frake-Waterfield, rompe con toda inocencia al ofrecer una mirada transgresora de un ícono infantil, que le valió tanto elogios como detractores.
La narración parte durante la infancia de Christopher Robin, cuando se hizo amigo de Winnie y su grupo. A medida que él crecía, sus visitas y regalos se volvieron menos frecuentes, al igual que el suministro de alimentos, lo que provocó que Pooh y los demás se sintieran cada vez más traicionados, hambrientos y desesperados. Cuando el joven parte a la universidad, los simpáticos y bonachones animales mutaron a seres salvajes y desquiciados, incluso entre asesinatos entre ellos para obtener alimento.
El regreso de Christopher al bosque junto a su nueva esposa, en vez de ser una oportunidad para presentarle a sus viejos amigos, se transforma en un festín de carne humana. Descontrolados, su siguiente objetivo será un grupo de chicas universitarias que ocupan una cabaña. Pooh será un psicópata asesino en serie al mejor estilo de las películas de terror del género slasher, abriendo camino a una saga de filmes que surgirán de libros inocentes que pasaron al dominio público (y se transforman así de libre interpretación). Próximamente vendrán la versión sangrienta de “The Grinch”, “Peter Pan”, “Alicia en el País de las Maravillas” y “Winnie The Pooh 2”.
El elenco lo integran Amber Doig-Thorne, Danielle Scott, Maria Taylor, Danielle Ronald, Bao Tieu y May Kelly.