Mostrar lo que se hace es un dogma en Etéreo Arquitectos. La coherencia llevó a este despacho fundado por tres egresados de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) a mudar sus oficinas en un escaparate llamativo del ex Mercado de Abasto.

Desde afuera se puede ver fácilmente que pasan muchas cosas en este despacho cuyas cabezas de 33 años, Santiago Vittar, Diego Madrid y Daniel Tello, reivindican un ejercicio de la profesión basado en el diseño, la tecnología y la juventud.

A partir de esas “armas”, Etéreo es una máquina de crear y de crecer: con un “staff” de 21 integrantes, el estudio ya empezó a trabajar en otras provincias y planifica un pronto desembarco en el exterior.

El recorrido ascendente de este emprendimiento arrancó en 2015 en un departamento de un dormitorio en Barrio Sur con unos arquitectos noveles convencidos de que querían -e iban a- cambiar el ejercicio de su profesión en Tucumán. Esa impronta aparece ya en el nombre que eligieron para presentarse en sociedad. Vittar, Madrid y Tello declinaron la posibilidad de usar sus apellidos -la tendencia clásica en las organizaciones de servicios profesionales- para atarse a un concepto perdurable, que trascienda a los fundadores.

CONCEPTO. El grupo de egresados de la UNT muestra vocación por producir “vivencias arquitectónicas”.

“Elegimos ‘etéreo’ por su sutileza. Para nosotros significa la posibilidad de dar forma a algo intangible”, refiere Vittar durante una conversación en el ex Abasto.

En la génesis de este estudio está inscrita la vocación por producir “vivencias arquitectónicas” que conecten con las demandas contemporáneas del mercado. “Nadie nos enseña a vender en la Facultad. Esto es algo que se aprende de alguna forma después. Nosotros tuvimos como mentor a Sebastián Piliponsky (cofundador de la empresa de desarrollo inmobiliario Link). Veíamos que el marketing y la difusión hacían ruido e impactaban, y que eran un medio para decir ‘hola, aquí estamos’”, cuenta Vittar.

Los cofundadores de Etéreo recuerdan que buscaron una exposición grande desde el principio, aunque hicieran cosas chicas, como remodelar un baño. “Si el proyecto iba de eso, queríamos hacer el mejor baño y mostrarlo como tal. Y fuimos llevando esta visión a todo. Nuestra primera intervención fue en el departamento residencial donde instalamos la oficina original: terminamos, y ahí nomás llamamos a una amiga, que es arquitecta y fotógrafa, hicimos las imágenes y las publicamos. La gente empezó a ver una chispa a partir de esos pequeños trabajitos”, rememoran.

La llama está alineada con el espíritu joven del emprendimiento, que naturalmente se traduce en una inclinación hacia la irreverencia y la novedad.

Madrid señala que la formación en arquitectura propone una visión romántica “muy linda”: “entendimos que esa mirada que nos apasiona también debe ser una empresa, y que teníamos que generar experiencias y un producto que el público compref. Algo que siempre nos motivó fue la idea de romper la lógica. Somos jóvenes y queremos probar cosas nuevas. ¿Por qué no?”.

Marcar la cancha

Cuando Etéreo abrió sus puertas, el mercado local estaba dominado por un puñado de profesionales de renombre. “No se apostaba por el joven arquitecto emprendedor independiente”, subraya Vittar. Y añade: “nosotros nos propusimos marcar la cancha desde la juventud: hacer una virtud de nuestra desventaja”. Madrid manifiesta que aprendieron a comunicarse con un mercado conservador y encontraron una fortaleza en la tecnología: “ese arquitecto de renombre ofrecía tejas, por ejemplo, mientras que nosotros proponíamos terminaciones más innovadoras y novedosas, como paneles de telgopor proyectado o sistemas de cámara frigorífica. Queríamos hacer algo distinto. Seis o siete años atrás eso equivalía a plantear ‘la casa de los tres chanchitos’: hoy vemos una apertura mental muy interesante”.

LO NOVEDOSO. No es fácil combinar diseño con buen servicio, pero en Etéreo están persuadidos de que eso es lo que funciona.

Si bien la población que demanda servicios de arquitectura está más abierta a materiales y técnicas no convencionales, aún le falta desarrollar una conciencia activa respecto del cuidado del ambiente.

Tello comenta que él en lo personal hace todo lo que puede por reducir su huella de carbono, pero que esa preocupación no está en el tope de la agenda en general. “Los arquitectos, como creadores de ciudad, debemos promover la sostenibilidad, aunque aún no veamos esa apertura en los clientes”, apunta.

Pese a que acumula 180 proyectos de toda clase, Etéreo sigue reclamando el atributo de la juventud. “Lo que hace joven a un estudio, más allá de la edad de los fundadores, que ya somos treintañeros, es mantener su esencia de estar a la orden del día en cuanto a las herramientas constructivas y de representación, y a las tendencias de diseño”, acota Vittar.

A eso se le suma la renovación constante del equipo. “Este es el secreto de Etéreo y vemos que el modelo inspira a otros profesionales recién graduados. Son chicos que, contra viento y marea, empiezan a trabajar”, opina.

Pinterest lo hizo

En el afán de desafiar el orden establecido, estos arquitectos emprendedores cuestionan también el cliché de que “sobre gustos no hay nada escrito”. “Esto es falso. Más aún en el presente con una red social como Pinterest”, asegura Madrid. Con la convicción de que sobre gustos está casi todo escrito, Etéreo probó y acreditó que en Tucumán pueden alcanzarse muchas de las cosas que parecen reservadas para plazas más vanguardistas o desarrolladas.

Madrid expresa: “creemos, como Henry Ford, que los clientes a veces no son conscientes de todo lo que pueden hacer o lograr, y vemos a los proyectos como grandes oportunidades para diseñar. Algo bien hecho genera, después, una esfera de nieve”.

No es fácil combinar diseño con buen servicio, pero en Etéreo están persuadidos de que eso es lo que funciona. Y cada día le dan batalla al lugar común de que uno sabe cuándo comienza la obra y no cuándo termina, demora que Tello ve injustamente cargada a la cuenta de responsabilidades del arquitecto. Aún con las dificultades del contexto, Etéreo encontró la vuelta para seguir construyendo. Hoy trabajan con desarrolladores e inversores, y usuarios finales tanto en propuestas residenciales como comerciales. Tello comenta que esa amplitud es divertida porque refresca los retos y protege contra la monotonía.

Entre las obras icónicas del estudio están Casa Quintas, una vivienda de 180 metros cuadrados emplazada en Tafí Viejo, y Casa Nubes, otra de 400 ubicada en Tafí del Valle. Quintas generó una gran repercusión. Vittar apostilla: “es la primera que terminamos y se publicó en una plataforma internacional de arquitectura. Significó un muy buen puntapié”.

Tello insiste: “a cada cosa que hacemos le damos la impronta de que sea un hijo querido y un ícono en la historia de nuestro estudio”. Para los cofundadores de Etéreo, cada trabajo es un “trampolín” para brincar hacia el siguiente.

Gracias a la pandemia, los emprendedores se dieron cuenta de que podían trabajar donde quisieran: no sólo teletrabajar, sino también proyectar en cualquier parte. “Al principio nos asustamos, pero, después, intensificamos la divulgación de nuestra propuesta. Eso despertó un primer llamado desde Buenos Aires: era un cliente que quería construir una casa. Y nos dimos cuenta de que lo podíamos hacer. Al día de hoy ya creamos otras cinco en Buenos Aires y una en Neuquén. A partir de esto, empezamos a buscar proyectos en el exterior”, dice Vittar.

Con esa meta de expansión internacional en mente, Madrid destaca: “también queremos romper esa frontera”.

La receta de etéreo arquitectos

- Reivindicar los valores de la juventud en la arquitectura.

- Estar a la orden del día en cuanto a las herramientas constructivas y de representación, y a las tendencias de diseño.

- Buscar la máxima exposición sin importar el tamaño de la obra.

- Considerar que cada proyecto puede convertirse en un ícono.

- Confiar en el efecto “esfera de nieve” del trabajo bien hecho.

- El emprendimiento en la web: etereoarquitectos.com.ar