El reloj marca exactamente las 11.30 cuando Darío Sand, tal cual había acordado con LA GACETA, aparece en el playón de estacionamiento del complejo “Natalio Mirkin”, recién bañado y con una sonrisa bien amplia. Está feliz y se le nota. Educadamente, pide unos minutos y se disculpa. “Tengo que ir a comprar pan porque no trajeron”, apunta. El encargado de hacer las compras para el asado que el plantel está a punto de compartir en el quincho más cercano al vestuario tuvo la culpa del desliz.
El correntino no tarda casi nada en hacer el “mandado” en el hipermercado ubicado justo enfrente del predio sobre Camino del Perú. Ya de regreso, vuelve a sonreír y traduce en palabras su felicidad. “Estoy bien, muy contento. Estoy listo para volver a competir”, dice dejando atrás, por fin, meses que le parecieron eternos.
A fines de julio del año pasado, en la previa del duelo entre San Martín y Atlanta, la noticia de la rotura de ligamentos había semejado un gancho al hígado para todos en La Ciudadela. En toda su carrera, el arquero de 32 años nunca había estado tanto tiempo fuera de las canchas debido a una lesión. Por eso afirma que fueron meses duros. “Creo que pasa en todos los trabajos, pero en el fútbol se nota más. De un día para el otro, das un paso al costado, te apartás y no queda otra que tomar fuerzas y esperar a que pase el tiempo”, asegura, marcando las diferencias con el día a día en plena actividad. “Cuando estás jugando te entrenás, jugás los fines de semana y sentís ese contacto con la gente que es único. Pero cuando sufrís una lesión, eso desaparece; y es un golpe fuerte”, agrega.
El próximo miércoles se cumplirán siete meses de la operación. Si Iván Delfino así lo decide, él está listo para jugar contra Temperley.
Parece poco tiempo; sin embargo, en el medio el “santo” vio pasar otro fin de año sin gloria y hubo un parate más extenso debido al Mundial. “Eso me jugó a favor. Cuando no ves a tus compañeros jugar todo se hace más llevadero. Te da mucha impotencia que tu equipo juegue y vos no puedas aportar”, explica el arquero, quien debió no sólo trabajar en la recuperación, sino también en lo mental. “Fue realmente difícil. Por momentos la pasé mal. Pero con la ayuda de mi familia y del psicológo Marcelo Roffé, con quién sigo trabajando, pude superar una etapa que fue dura. La clave fue estar fuerte de la cabeza, pero no fue sencillo”, relata.
Desde su arribo a Bolívar y Pellegrini, y hasta la lesión, Sand había sido titular indiscutible. Hoy el arco está en manos de Nicolás Carrizo; y él sabe que deberá hacer méritos para volver a ser titular. “Con los chicos nos llevamos muy bien. Con ‘Nico’ tenemos una relación muy linda y ahora se sumó el ‘Uru’ (Francisco Tinaglini) y está ‘Tomi’ (Tomás García). A ‘Nico’ lo quiero mucho, es un amigo. Me alegra que esté atajando y que pueda pasar por este momento. La pasamos bien en cada entrenamiento”, resalta.
El puesto de arquero es uno de los más de difíciles. Por lo general, el titular no sale nunca y además, tras una larga inactividad, la relación tiempo-distancia pasa a ser el peor enemigo bajo los tres palos. “Debo trabajar para volver a ganarme un lugar. Muchas veces me había tocado ser suplente y cuando volví a jugar nunca me costó. Quizás sea porque soy rápido; pero nunca sentí eso del tiempo y la distancia”, dice casi en llamas; decidido a volver a escena lo antes posible: “tengo satisfacción por haber superado la lesión y ansiedad... El último mes se me hizo eterno. Primero no veía las horas de que me dieran el alta y ahora pienso en volver a jugar”.
El nuevo San Martín está en pleno proceso de formación y adaptación a la nueva etapa. Por eso Sand no se vuelve loco y pide algo de paciencia hasta encontrar la mejor versión del equipo.
Él vivió las primeras tres fechas desde afuera y afirma que el saldo no es negativo; para nada. “Es difícil armar un equipo desde cero. Por momento estamos encontrando lo que queremos; pero hay momentos en que no. Tenemos que tratar de mantener lo bueno, dejar de lado los errores y buscar una regularidad. Eso es lo que nos va a posibilitar pelear por cosas importantes”, sentencia, remarcando que no aguanta más tiempo afuera: “todos los días pienso en volver a jugar. Quiero hacerlo ya mismo”.