Se intuía en el horizonte la proximidad de una debacle y esta finalmente se precipitó en Florencio Varela. Atlético no daba pie con bola en 2023 y Defensa y Justicia lo maltrató futbolísticamente en 3G (ganó, gustó y goleó).
La realidad le hizo sentir todo su rigor al “decano” en apenas 45 minutos: en la actualidad está como mínimo a tres goles de distancia del “halcón”, que nuevamente vuela alto. En contraposición, las dudas se apoderaron del ciclo de Lucas Pusineri, quien no le encuentra la vuelta a esta nueva versión sin Ramiro Carrera, Augusto Lotti y algunas firmas más.
El entrenador decidió patear el tablero en el sur del Gran Buenos Aires. No solo no le resultó, sino que encajó la peor derrota desde su llegada a 25 de Mayo y Chile. Quienes avizoraban un único cambio, el obligado por la suspensión de Joaquín Pereyra, quedaron desairados. Porque no solo faltó “Guante” entre los habituales titulares, también Jonathan Cabral y Marcelo Estigarribia, de previos flojos rendimientos, dejaron el once titular.
Uno por uno de la dura caída de Atlético Tucumán en Florencio VarelaSe sabía que Atlético extrañaría a un omnipresente talento como Pereyra. Y de arranque, la apuesta por disimular su ausencia no fue demasiado ambiciosa.
A saber: Bautista Kociubinski encastrado entre los zagueros -con la novedad de Nicolás Romero como segundo central-, y el paraguayo Marcelo González reforzando el medio campo: la visita arrancó parada con un 5-4-1 y ese único delantero ni siquiera era un referente de área, sino Ramiro Ruiz Rodríguez.
Un esquema que sorprendió. La idea de esperar bien metidito atrás y salir rapidísimo de contra quedó desbaratada con igual velocidad, con esa subida seguida de centro de Agustín Sant’anna para que Santiago Solari empujara al gol ante una defensa pura pasividad y desconcierto.
Derrota de Atlético Tucumán: "Estoy con ganas de enderezar esto", dijo Pusineri¿Atlético tampoco liga? Puede ser. El gol desde los 12 pasos de Nicolás Fernández fue algo así como una nueva versión del “penal más largo del mundo”, inmortalizado en el relato del gran Osvaldo Soriano. Desde que sucedió la mano de “Triple R” hasta que “Uvita” cristalizó en la red su segunda ejecución, pasando por las intervenciones del VAR para la cobranza del penal y la atajada -y el adelantamiento- en primera instancia de Tomás Marchiori, se consumieron unos cinco minutos. ¿El árbitro? ¿El asistente? Bien, gracias.
El golpe de gracia llegó a través del cumplimiento de la ley del ex, tras un toqueteo infernal entre Fernández y David Barbona, justo antes del intervalo. 3-0.
Bien mirada, esa nefasta primera etapa cerró con un resultado algo exagerado, en función de las tres chances de las que dispuso Atlético, incluso más allá de todas sus falencias (la más clara, el tiro libre de Kociubinski en el metal).
El anfitrión, con sus ataques veloces y directos, y el inteligente planteo de Julio Vaccari, sacó oro de las piedras e impuso su mejor momento.
No es novedad, además, que el “decano” vive una sequía goleadora similar a la padecida por el campo argentino en los pasados meses (sin posibilidades en este caso de pedir un subsidio estatal o algo por el estilo). Mateo Coronel tuvo un par de chances en el complemento (disparo en el travesaño incluido).
Defensa se dedicó a administrar su holgada ventaja, mientras probaba alternativas de nombres y de sistema. Atlético tuvo orgullo y también mostró variantes de juego para al menos descontar.
Los cambios de Pusineri, otra vez, quizá tardaron demasiado en llegar. En busca de un revulsivo múltiple ingresaron Renzo Tesuri, Ignacio Maestro Puch, Braian Guille, Estigarribia y hasta Lucas Naranjo. Antes y después, siguió inquietando a Ezequiel Unsain, pero con el mismo resultado final: pólvora mojada.
El rival de Atlético Tucumán: Un halcón que está acostumbrado a las alturasNo pudo en otoño, tampoco en primavera, y menos en verano: Atlético, asiduo visitante en Florencio Varela durante el último año, volvió a tropezar ante una misma piedra que es cosa seria, Defensa y Justicia.
Pusineri había advertido en la semana que Atlético seguiría sufriendo. Lo que la mayoría de sus hinchas seguramente no imaginaban (no querían imaginar) ni en sus peores pesadillas era que ese padecimiento aumentaría exponencialmente y decantaría en la peor goleada en contra de todo el ciclo.