San Martín de Tucumán que mostró aplomo, sapiencia para manejar las diferentes situaciones de partido y personalidad en Río Cuarto para sumar tres puntos claves en el debut de la temporada; o ese que le tiró toda la chapa sobre el campo de juego para primero llevárselo por delante a All Boys y luego torcerle el brazo tras arrancar en desventaja, se esfumó como por arte de magia en el viaje que el último fin de semana el “santo” realizó a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
San Martín de Tucumán: La fecha libre no ayudaSan Martín no jugó contra Nueva Chicago. No compitió, no estuvo nunca en partido y eso fue lo que dejó preocupados a la mayoría de los hinchas en La Ciudadela. Porque perder se puede perder. “Nadie es imbatible”, había dejado en claro Iván Delfino a la salida del vestuario visitante del estadio “República de Mataderos”.
Pero perder de la manera en la que cayó el “santo”, ante un equipo que no mostró demasiadas “luces” y que sólo lo superó corriendo y poniendo ganas, encendió algunas alarmas. Y dejó en claro que falta mucho por trabajar, corregir y mejorar.
La pregunta que apareció en escena tras la pálida imagen que dejó el equipo, saltó al tapete sin escalas y fue el centro del debate de los simpatizantes en cada reunión. ¿Cuál es el verdadero San Martín versión 2023? ¿El que se ganó los elogios tras las dos primeras victorias del torneo o el que pisó feo en falso en Buenos Aires el pasado lunes?
“Chicago nos superó. Tuvo más ganas de ganar el partido que nosotros”. La contundente frase de Delfino dejó en claro que el entrenador no se fue nada conforme con ese nivel bajísimo, rozando lo deficiente, en todas las líneas. Además, marcó que el DT es consciente que ese tipo de rendimientos no pueden volver a ocurrir si es que pretende que su equipo peleé cosas importantes este año.
En Mataderos, San Martín no tuvo ni solidez defensiva, ni contención en el medio, ni juego ofensivo, ni desequilibrio por las bandas y mucho menos situaciones de gol. Nada de nada y un equipo que pretende ser candidato no puede volver a mostrar ese tipo de rendimientos.
Como primera medida, da toda la sensación que el “santo” sintió las bajas que tuvo para este duelo. A Nicolás Bazzana le costó mucho el partido. Nunca pudo acoplarse a una zaga que no venía teniendo demasiados problemas, pero que el lunes sufrió muchísimo cada ataque rival.
Matías Pardo había marcado el gol contra Estudiantes, y en el debut en La Ciudadela había mostrado cosas interesantes a la hora de generar juego; mucho más cuando se había conectado con Juan Imbert, quien en ese partido había tenido un buen rendimiento jugando casi como segunda punta. Pero Pardo no pudo estar e Imbert bajó de manera notable su rendimiento jugando un poco más retrasado.
Para colmo de males, el medio estuvo perdido porque Federico Bravo se las tuvo que arreglar solo en la marca y Claudio Pombo no colaboró ni en defensa ni en ataque.
Y para coronar una tarde para el olvido, los cambios no generaron ningún efecto deseado.
Delfino dejó en claro que un par de ausencias no pueden moverle el amperímetro al equipo; y eso está más que claro. Mucho más para un plantel que sumó una gran cantidad de refuerzos y que se armó para pisar fuerte en cualquier cancha.
Ahora, ¿cómo sale el “santo” de esta situación? Intentando volver a las fuentes. Mostrando la personalidad, el coraje, la vocación ofensiva y la contundencia que había exhibido en las primeras dos fechas.
“Tenemos que entender que todos nos van a querer ganar por la historia que tiene San Martín. Entonces, nosotros debemos jugar a un 110 por ciento; porque si no cualquier equipo te empareja y hasta te gana corriendo”, advirtió Wilfredo Olivera, tratando de bajarle un poco los decibeles a la cuestión. “Ahora la fecha libre nos va a servir para acomodar las cosas y preparar el partido que tenemos de local. Tenemos que estar tranquilos y trabajar”, aseguró el central.
Pero un punto en el que San Martín debe mejorar de manera urgente es en la generación del circuito ofensivo. Excepto en el duelo contra All Boys en el que Brian Andrada, Imbert y Pardo lograron conectarse de tres cuartos de cancha en adelante, en los otros partidos faltó un poco de esa pizca de fútbol que debe tener un equipo con pretensiones.
“Estuvimos muy largos y no tuvimos combinación para dar pases. Todo fue luchar, correr y nunca logramos tener la pelota de frente. Todos eran pelotazos y ahí se complica”, sentenció Emanuel Dening sobre el bajo nivel del equipo contra el “torito”.
“Tenemos 15 días para trabajar y corregir todos los errores que cometimos en esta ocasión. Hay que trabajar, no queda otra”, remarcó Pombo, dejando en claro que puertas adentro saben que no puede volver a ocurrir lo que sucedió en Mataderos.
Un equipo con pretensiones no puede modificar tanto su semblante en una semana. Por ese motivo, pensando en Temperley, en Bolívar y Pellegrini deben corregir falencias, mejorar en el juego y volver a ganar. Eso más que nunca, por una victoria, sobre todas las cosas, le permitirá recuperar la confianza; algo que bajó considerablemente por la opaca actuación en la casa de Nueva Chicago.