El escritor nicaragüense Sergio Ramírez agradeció al gobierno argentino el ofrecimiento de ciudadanía, así como a la también escritora Gioconda Belli, ambos artistas celebrados en el mundo y de alcance universal pero despojados de su propia nacionalidad por el régimen de Daniel Ortega.

“Muy agradecido al canciller Santiago Cafiero ante su gesto solidario de ofrecerme la ciudadanía argentina ante el despojo que he sufrido de la mía. Siempre recuerdo que para Rubén Darío Argentina fue también su patria, y lo es también la mía”, dijo a La Nación el novelista nicaragüense, ahora residente en Madrid.

Sergio Ramírez formó parte de la junta del gobierno que se creó tras el triunfo de la revolución sandinista, en 1979, cuyo coordinador era Daniel Ortega. Ocupó luego la vicepresidencia, pero más tarde el sesgo autoritario de Ortega los distanció. Cuando Ortega volvió al gobierno, en 2007, estaban desde hacía tiempo en veredas opuestas.

“La oportunidad de construir una alternativa democrática en Nicaragua no es fácil, es compleja, me parece que falta mucho trabajo todavía que hacer”, dijo Ramírez la semana pasada, durante una entrevista con La Nación horas después de haber sido despojado de su nacionalidad. Ramírez tiene ciudadanía española desde 2017, cuando la fue concedida tras ganar el Premio Cervantes de Literatura.

El régimen de Ortega anunció la semana pasada que había revocado la ciudadanía de 94 disidentes y ordenado la confiscación de sus propiedades, entre ellos Ramírez y Belli.

Días antes Ortega había deportado a 222 presos políticos que sacó de las cárceles solo para depositarlos en un avión y enviarlos sin escalas a Estados Unidos, donde fueron recibidos en el aeropuerto internacional Dulles de Washington por otros exiliados y simpatizantes.

La movida del régimen de Ortega fue condenada en el mundo y ratificó el progresivo descenso a los infiernos de su gobierno, por haber desbordado por completo los cauces institucionales. Sobre todo, desde la represión de las masivas marchas de protesta de 2018, que marcó la ruptura definitiva con cualquier simulacro democrático.