Las pérdidas de líquidos cloacales se multiplicaron en las últimas semanas en varios puntos de San Miguel de Tucumán por una combinación de factores: las lluvias estivales y la vejez de la red de cañerías.

Puntualmente, hay tres grandes focos que preocupan a las autoridades: un enorme derrame que se extiende por avenida Ejército del Norte, desde calle Ecuador hasta el cruce con avenida Belgrano; otro sobre calle Viamonte y Colombia que corre por Campo Norte; y otra laguna que se formó en Blas Parera al 700.

La acumulación de aguas servidas y el calor de la semana pasada generaron decenas de quejas entre los vecinos. “El hedor es insoportable, algunos dicen ‘terminarás acostumbrándote’. No quiero acostumbrarme, no es normal”, lamentó Elizabeth Hanna docente de una escuela ubicada en las inmediaciones de Blas Pareras al 700. La mujer denunció que esta problemática data desde hace más de una década.

El agua formó una laguna en la calle, pero la situación empeora con las lluvias. “Cuando llueve, la podredumbre se desparrama por todos lados y cuando hace calor el olor fétido se cuela en las aulas y en la piel, me sobrevienen ganas de vomitar”, dijo la maestra.

EN VILLA 9 DE JULIO. Una laguna de desechos en Blas Parera al 700.

Previsiones

Augusto Guraiib, titular de la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT), afirmó que, al igual que en Viamonte y Colombia, el de Villa 9 de Julio es un caso crónicos de desborde cloacal.

“Para resolver este problema se necesita una obra de renovación del colector cloacal. En Blas Parera se lo va a realizar esta semana, ya estaba previsto en conjunto con el Ministerio de Educación que esté resuelto antes del inicio de clases. Estimamos que requiere una inversión de casi $10 millones”, relató.

Además, adelantó que la semana que viene comenzarán las obras en barrio Echeverría para cambiar todos los colectores cloacales. “Los desbordes en barrio Echeverría estarán resueltos en 15 o 20 días y la inversión es de $15 millones”, prometió.

Guraiib precisó que estos problemas son consecuencia de las cañerías de hormigón comprimido, un material que se degrada con el tiempo, y que tienen una antigüedad de 60 años. Al haber cumplido su vida útil, colapsan. “Casi todas las cañerías de la periferia son de este material, nosotros les realizamos limpieza periódica con camiones desobstructores pero llega un momento en que el caño se desintegra y se derrumba por lo que hay que hacer cambio de colector. Cuando ya es insostenible las reemplazamos por PVC”, manifestó.

En cuanto a la situación sobre avenida Ejército del Norte, adujo que se trata de un hecho puntual. “Cuando se producen lluvias copiosas en cortos periodos de tiempo, debido a la falta de desagües pluviales, toda el agua se va a las cloacas y provoca desbordes puntuales”, relató.

“Hoy tenemos puntos críticos y crónicos: en barrio Echeverría, barrio Obispo Piedrabuena, también en la avenida Sarmiento hasta el norte. Aunque hay problemas en todos lados”, admitió. “Por el programa Argentina Hace tenemos planeadas siete obras, cinco de agua y dos de cloacas, para un reemplazo integral de cañerías”, proyectó.