“La verdad es que me siento mal, soy el padre y siento que cometió un error muy grave”, se lamentó con LA GACETA Pascual Cruz, el padre de José Antonio “Catucho” Cruz (de 25 años), el acusado de asesinar al taxista Silvio Marcelo Cabrera (48) el lunes por la mañana en Las Carreras, El Mollar, con cuatro disparos efectuados desde atrás.
Son varias las teorías que circularon entre los familiares de la víctima y las autoridades sobre lo sucedido, pero todavía se está investigando qué fue lo que ocurrió y cuál habrá sido el motivo por el cual Cruz habría asesinado a Cabrera.
En la audiencia del martes (en la cual se determinó que Cruz quede seis meses en prisión preventiva mientras se sustancia la investigación), el auxiliar fiscal Bernardo Sassi informó que tres de las familias que intervinieron en el lugar tras escuchar los impactos, están relacionadas entre ellas y con Cruz debido a un lazo familiar.
Natalia Flores es esposa de Jesús Cancino, el hombre que llamó a la Policía para advertir de lo sucedido. “Mi marido lo primero que hizo cuando escuchó el disparo fue salir a ver qué estaba pasando, cuando llegó pudo ver el auto y al hombre dentro de este, pero “Catucho” ya no estaba”.
“Todos escuchamos el disparo y salimos a ver qué había pasado; cuando llegamos el auto todavía no estaba prendido fuego. A “Catucho” no lo vimos, nos enteramos después que había sido él, cuando lo atraparon por el robo de la moto. Cuando llegamos estaba el auto acelerándose con el cuerpo del señor adentro, pero no había nadie más”, dijo Matías, un vecino de Natalia Flores que se sumó a la conversación con LA GACETA.
En la audiencia del miércoles, Sassi dijo que había una huella de arrastre del automóvil de ocho metros aproximadamente, por lo que el Ministerio Público Fiscal especula que “Cabrera fue ejecutado unos metros más arriba y luego el auto vino sin control con el cuerpo ya sin vida y quedó incrustado en la parte trasera con unos postes de alambrado, medio levantado y acelerado completamente por el peso del cuerpo inerte, cosa que provocó el inicio del incendio”, y aclaró que esto es algo que tendrá que determinar la pericia de los bomberos.
Respecto a la relación que mantenía la familia Cancino con Cruz, Flores dijo que no tenían contacto alguno. “Catucho ya no estaba acá, se mudó hace varios años con su mamá y sus hermanas para Lules,; rara vez subía. Las veces que venía era muy problemático, a plena luz del día se ponía a hacer tiros y no le importaba si estaban nuestros hijos chiquitos cerca. Una vez el padre estaba reunido con una persona en su casa, estaban tomando alcohol y él (“Catucho”) le disparó a esa persona en la pierna, nadie hizo nada”, y agregó: “mi marido varias veces llamó a la Policía pero cuando venían no lo encontraban, después se iban los oficiales y él volvía a aparecer”.
Por su parte, Pascual Cruz dijo que él no tenía contacto con su hijo desde junio del año pasado. “El no me avisó que iba a venir para acá, yo no sabía que había estado esa mañana, me enteré porque cuando iba caminando hacia el quiosco los policías me frenaron para hacerme preguntas y declaré que soy el padre”.
Además, dijo que él no quería que su hijo visitara su casa porque “ya cometió otros errores en los bailes, se portaba muy mal, ya tuvo problemas con la Policía pero se escapaba”.
Dos armas
Durante la audiencia, el fiscal Sassi relató cómo fue el secuestro de las armas que habría tenido Cruz al momento del asesinato. “Cuando Mamaní ratificó su denuncia en la Fiscalía, manifestó que en un momento de la pelea, el imputado sacó un arma de color negra y apuntó contra su suegro; entonces él la agarró y la tiró. Mientras continuaba el conflicto, su suegro agarró esa pistola y otra más que al parecer portaba el acusado y las guardó en el auto Bora, propiedad de Mamaní. Después de la exaltación del momento ellos fueron a la comisaría a declarar y luego, hablando con su suegro, este le dijo que las armas estaban dentro de su auto. En ese momento Mamaní fue inmediatamente a la comisaría a entregarlas y amplió su declaración inicial. Allí se documentó el secuestro de una pistola calibre 22, color plateado y marca “Bersa Thunder”, con cacha de plástico color negra; y una pistola “Bersa Thunder” de nueve milímetros, color negra, con un cargador que contenía ocho cartuchos de nueve milímetros. (Producción periodística: Micaela Pinna Otero)