En un ida y vuelta que rompió con los límites de la intimidad para trascender a la esfera pública, el divorcio entre la cantante colombiana Shakira y el ex futbolista Gerard Piqué volvió a poner sobre la mesa el tema de la infidelidad y su compleja lógica. Nadie se libra de hacer comentarios o posicionamientos sesgados por sus vivencias, pero nunca está de más resetear nuestro chip para reflexionar.
En esta nota, el sexólogo Pablo Macedo Ponce (@psicovinculos) y la terapeuta de parejas Lorena Montaldo analizan algunos puntos claves de las aventuras.
- ¿Por qué alguien se vuelve infiel?
Las razones son demasiado personales y varían acorde al contexto y el tipo de vínculo que se tiene con el otro. Si hubiera que generalizar es frecuente escuchar que las personas infieles se quejan ante la falta de química sexual, el aburrimiento o hastío por la rutina tras años de convivencia o en pareja, sin que haya novedades o desafíos que rompan la inercia afectiva y erótica de esa dupla.
Otro de los mitos es que esa persona “salió a buscar afuera lo que no encontró en casa”. Esta perspectiva debe ser agarrada con pinzas por tres motivos: para empezar, al ponernos en pareja, convivir o casarnos ¿acaso no sabíamos ya como era nuestro compañero/a y lo que podía y no ofrecer? ¿Por qué aceptar un vínculo que no nos satisfacía ni iba a llenar por completo? En una segunda instancia, si en la balanza igual pesaban las cosas buenas y el cariño ¿por qué exigimos ahora que el hombre o mujer que nos acompaña cambie?
Por último, ¿no se puede también cambiar de casa en conjunto? Repensarse, evolucionar de a dos, renegociar lo que antes parecían los cimientos… en muchísimos casos la infidelidad esconde detrás una falta de comunicación, honestidad (con uno mismo y terceros) y esfuerzos.
Al margen, hay que tener cuidado de las estrategias de victimización y de evasión de culpas que utiliza alguna gente.
- ¿De quién es la culpa?, ¿podemos exigirle algo al tercero?
Sobre esta cuestión existe un punto llamativo que nos separa por género. Dentro de las parejas heterosexuales, las mujeres suelen ensañarse más con la tercera en discordia antes que con su pareja. Incluso, como un mecanismo de defensa se puede caer en argumentaciones como “ella lo provocó, se la pasaba insinuándose”, “no tiene códigos”, etcétera. En el caso de los hombres engañados, las críticas apuntan a su pareja por lo cual en esta suma las mujeres suelen verse más juzgadas y atacadas por su entorno.
Una infidelidad implica la ruptura de alguna de las condiciones que se habían pactado con la pareja dentro de esa relación. Refiere a una “falta” a un contrato implícito que -en líneas generales- incluye la monogamia. En este sentido, cualquier reclamo o intento de explicación debería caer sobre nuestra pareja. El o la amante no nos deben nada porque no participó en este arreglo íntimo y tampoco lo quebró. A veces echarle la culpa exclusivamente a un tercero es un mecanismo de defensa para no asimilar la realidad, las señales que quizás vimos y evitar enfrentarnos al auténtico conflicto entre un “vos y yo”.
De ser alguien desconocido para nosotros, a la única persona que ese/a amante le debe rendir cuentas es a sí mismo por las decisiones que tomó, sus sentimientos y consecuencias. Sobre dicho elemento no tenemos y jamás vamos a tener control.
- Si alguien me es infiel, ¿significa que ya no me ama?
No necesariamente, hay múltiples escenarios para responder a esto. Puede que esa pareja nos quiera y que el foco de la infidelidad sea exclusivamente por una atracción física muy fuerte. Además, cada persona tiene un concepto muy distinto de qué cosas implican una infidelidad. Por ejemplo, algunos incluyen en esta categoría darle un beso a un extraño en un bar, mientras otros suman ver porno.
También hay infidelidades que se inician con el detonante de la falta de contención emocional o carencias afectivas, por lo cual no se busca en el amante noches de lujuria sino cierto confort.
Por último, aunque existen gestos tangibles y arquetipos, el amor representa una noción abstracta y variable; no es un bien contable. Hay personas que pueden separar tranquilamente el sexo del amor sin que eso suponga demasiados problemas. La sugerencia más viable (para evitar construir sobre supuestos) es preguntarnos ¿qué significa querer para mi pareja? ¿Y para mí? saber esto implica un gran paso para despedirnos de compañeros/as que nos dañan.
- Quien comete un affaire ¿es siempre una persona mala y sin conciencia?
De hecho, nadie puede tirar la primera piedra y decir que nunca lastimó a sus seres queridos o conocidos. Es cierto que las infidelidades causan mucho daño en los engañados, pero generalmente esto es una consecuencia o efecto colateral de la situación; no la motivación central que lleva al infiel a actuar. Existen un montón de infidelidades que se orquestan para herir de manera directa a la pareja; sin embargo, suele primar el esquema anterior. Acá igualmente debemos hacer un parate: aunque la intención del infiel -por lo general- no apunta a dañar a la pareja como objetivo primordial, este resultado final es previsible, obvio y lógico; por lo cual ninguna excusa de “yo no quise” debe servir para que se desliguen de sus responsabilidades en el asunto.
- De ocurrir una vez, ¿nuestra pareja puede volver a engañarnos?
Por más palabras y esfuerzos que se gasten en reconstruir el vínculo, si el infiel no aborda de manera profunda el problema y de verdad busca un cambio en su relación las cosas seguirán igual. Sin estas condiciones es muy probable que los amoríos se repitan y la confianza mutua desaparezca por completo. Hay personas que nunca se arrepienten de sus actos y hasta disfrutan de contar con este haz para dañar a la pareja. En otras situaciones, están tan enfocados en sus necesidades, deseos y requisitos que no se detienen a pensar en el malestar que causan.
- ¿Una pareja es capaz de restaurarse tras una infidelidad?
Infidelidad genera dolor muy grande, dolor de darse cuenta de que no sos único. Fue cierto antes también solo que no lo sabia, quería creer, me ilusionaba pensando que era único y que mi pareja no podía sentir por otro lo que sentía por mi. Todo esto no es cierto. Es un dolor, golpe al orgullo, narcisismo. Las parejas luego de la infidelidad intentan volver a idea de que nunca más va a pasar, volvamos al estado anterior y eso no se puede.
Infidelidad no es el fin de una relación, si hay arrepintiendo y ganas de volver.
¿Vale la pena el dolor? Lo que no vale la pena ni sirve es la tentación de dejar pasar sin hablar. Algo está pasando en esta pareja cuando uno de los dos decide ser infiel. Decide buscar afuera cuando cree que no encontrara eso.