“Vengo a ayudar”. Esas tres palabras salieron de la boca de Juan Pedro Guarino, uno de los tres testigos claves en la causa por el crimen de Fernando Báez Sosa. Pero nadie se imaginó que sería tan claro y categórico, puesto que con sus palabras, le aplicó el golpe de gracia a la mayoría de los acusados.

El 18 de enero de 2020, Báez Sosa es atacado por una patota luego de una discusión en un boliche de Villa Gessel. El joven falleció por los golpes recibidos y las autoridades ordenaron la detención de 11 jóvenes acusados por el crimen. Con el correr de los días, los investigadores desvincularon a Guarino, Tomás Colazzo y Alejo Milanesi. Los tres estuvieron en la escena del crimen, pero no participaron en la agresión.

Todas las partes coincidieron en señalar que sus declaraciones serían claves para el futuro del caso. Ellos fueron testigos presenciales del caso y, en caso de no contar la verdad, serían imputados.

Pero nadie esperaba que Guarino aportara tantos datos esclarecedores en el juicio. Estas son las frases más importantes que salieron de su boca y que complicaron a sus amigos:

1- “Estaba discutiendo Máximo Thomsen y Benicelli con dos o tres chicos. Después me entero que era porque le habían tirado un vaso”. Confirma la versión de la fiscalía que un incidente menor generó la reacción del grupo de amigos que atacó a Báez Sosa.

2- “Miro, veo a Máximo Thomsen y a un chico tirado en el piso, y después me entero de quién era”. Ya prácticamente no quedan dudas de que este fue el joven que agredió a la víctima hasta causarle la muerte. Nunca nadie en las audiencias lo llegó a complicar tanto.

3- “Ellos ya se habían peleado en otras ocasiones. Había hablado con mi mamá y mi novia que si volvía a pasar me iba a volver de las vacaciones”. Guarino confirmó la versión que venía dando vueltas en el debate. El grupo de jóvenes habían protagonizado otras peleas en esa ciudad. Según los investigadores, habrían participado en al menos otros tres incidentes de esas características, aunque no tuvieron tan trágico final.

4- “Sí salía, era siempre lo mismo. En Zárate me podía ir a mi casa. Acá (Villa Gessel) no”. Otro poderoso reconocimiento: los jóvenes habían cometido varias agresiones de esas características en su ciudad natal.

Dolido

Guarino no sólo complicó más a los acusados, sino que además tuvo tiempo para hablar sobre cómo fue su vida a partir del crimen. . “Quiero darle mis condolencias a la familia. Nunca pude hacerlo. Fue por respeto. Quería que vieran que no estaba en la causa, que era sincero, todos los días desde que pasó me pregunto si podría haber hecho algo para que no pasara”, dijo al cerrar su participación en el debate. “No fue difícil señalarlos, quiero que se hagan cargo de lo que hicieron”, agregó ante los micrófonos al salir de los tribunales de Dolores.

El joven de 22 años, que estuvo preso tres semanas por el crimen, fue citado por pedido de la defensa. “Lo único que quiero es justicia por él y que la familia pueda encontrar un poco más de paz. Intenté que vean que lo que digo es sincero. Quisiera que Fernando vuelva, pero no hay manera”, confesó entre lágrimas antes de retirarse del lugar.

Antes, frente a los jueces remarcó sobre el ataque: “Sentí hasta vergüenza, me da mucho dolor”. Guarino, que era parte del grupo y fue sobreseído durante la investigación, fue el primer testigo de la audiencia que comenzó con casi tres horas de demora debido a que el abogado querellante, Fernando Burlando, sufrió un retraso por el intenso tránsito generado por el recambio turístico