“El alcohol desinhibe conductas reprimidas”

Silvia Contreras es psicóloga y directora terapéutica de Asociación Ariadna, un centro de prevención y asistencia de las adicciones, y en conversación con LA GACETA habló sobre el consumo excesivo de alcohol en los jóvenes, los miedos que sienten los padres y madres al enviar a sus hijos de vacaciones y cuál es el rol que deberían jugar frente a determinadas situaciones.

Silvia aclaró que actualmente ya no se habla de adicciones sino de “consumo problemático” porque “generalmente cuando alguien utilizaba el término ‘adicto’ se tendía a pensar en aquella persona que estaba totalmente perdida en una situación límite con el consumo de sustancias, y la realidad es que, para que una persona llegue a ese punto tiene que pasar por toda una escalada de situaciones previas que muchas veces no se advierten a tiempo”.

“Consideramos que aparece un consumo problemático cuando la ingesta de alguna sustancia, ilegal o no, o alguna conducta en específico, se ejecuta de modo impulsivo y de manera sostenida” explicó Contreras. Hablando específicamente de la ingesta de bebidas alcohólicas, Contreras aclaró que esta es una de las principales sustancias que tienen consecuencias a nivel de muerte o de discapacidades.

Refiriéndose a los jóvenes y adolescentes, remarcó la importancia que cumplen los vínculos de contención de las personas que tienen un consumo problemático. Ella dijo que es necesario generar un espacio donde el sujeto sienta la confianza y libertad de desahogarse y contar lo que le pasa, ya que una persona no consume porque sí, sino porque hay otras cuestiones que están ocurriendo en su vida y que pueden desembocar en un consumo excesivo.

Señaló que los padres cumplen un papel clave frente a estas situaciones, debido a que no deben solamente generar espacios de charla, sino que también deben aprender a poner límites. “Los padres tienen que empezar a regular y a hablar de estos riesgos con sus hijos. No hay que facilitarles el consumo de alcohol, pero sí ser conscientes en que sus hijos ingieren este producto y tener un accionar responsable que vele por su integridad, como llevarlos al boliche, si está en sus posibilidades ir a buscarlos, no darle el auto si es que manejan, fijarse en qué medio puede volver a casa y cuando llegan asegurarse de que se encuentren bien. No hay que demonizar al alcohol, hay que trabajarlo con responsabilidad; los papás deben poner límites que puedan sostener con el tiempo”.

Respecto a los miedos y temores que confesaron sentir los padres y madres, ella dijo que es normal que se sientan así, y que a pesar de esos sentimientos hay que dejarlos viajar y que vivan la experiencia.

“La sensación de libertad de viajar sin una autoridad, sin un adulto responsable, es un determinante que provoca exaltación en los jóvenes cuando viajan solos, sea su primera vez o no. Hay que dejarlos ir, pero estar siempre presentes. Es importante que los padres puedan sentarse con sus hijos, que los ayuden a planificar el viaje, que conozcan el grupo de amigos con los que van a viajar, que les puedan preguntar qué es lo que quieren hacer, cuáles son las expectativas que tienen para el viaje. Y que dentro de la planificación se incluya el gasto diario, y si aparece una entrada al boliche que la sumen, al igual que si aparece una cerveza o consumición de alcohol dentro del establecimiento, pero que sea una, no un cajón de cerveza. Que cuando aparezca el tema del alcohol también puedan hablarlo, pero no destinar la plata del viaje 100% para su consumo”.

Sobre esto, Silvia remarcó que los límites son muy importantes de trabajar, ya que al momento en que un joven viaja solo, ellos son los responsables de su autocuidado.
Sin embargo, advirtió que estos límites no aparecen de un momento a otro. “Ese es un trabajo que los papás debemos hacer, no 15 días antes de que el hijo viaje, sino desde que son pequeños. Hay que ir incorporando estas pautas de responsabilidad a lo largo de la crianza y poniéndoles límites para que ellos al momento de tener que cuidarse por sí mismos ya los tengan incorporados”, señaló.

Retomando el término que utilizó Claudia de “padres piolas” al referirse a aquellos padres que le permiten a sus hijos tener actitudes que ponen en riesgo su propia vida y la de terceros, Silvia afirmó que  cuando hay papás que son muy permisivos, los límites quedan desdibujados: “y es ahí donde se crean escenarios que facilitan a que aparezcan conductas de riesgo”.

Un padre “piola” es aquel que está atento a las necesidades de su hijo y que sabe generar situaciones de diálogo amigable en las que el joven puede expresar sin miedo sus experiencias y sentimientos, no el que otorga permisos excesivos sin pensar en las consecuencias que pueden acarrear.

Desmentida a una creencia social

La frase “el alcohol pone violentos a los jóvenes” fue muy repetida tras esta tragedia. Silvia Contreras desmintió el dicho.

“No es que a los acusados los volvió violentos el alcohol, sino que había una práctica violenta en las vidas de este grupo de chicos. No era la primera vez que ejecutaban peleas callejeras”. Y explicó: “no es que el alcohol vuelve más violentas a las personas, pero sí es verdad que esta sustancia desinhibe a nivel psicológico un montón de instancias y dispara conductas que están reprimidas en la mente del sujeto. Entonces no es que el alcohol fue el determinante de que maten a otro adolescente, lo que los llevó a asesinar a Fernando fueron sus conductas violentas, que obviamente no las pudieron frenar porque su organismo estaba ante un consumo excesivo de alcohol”. (Producción periodística: Micaela Pinna Otero).

“No te queda otra más que pedirle a Dios que los proteja”

Es inevitable no reconocer que, con el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa, iniciado el lunes 2 de enero, muchos padres y madres experimentaron una mezcla de sentimientos y pensamientos por el constante temor de que la vida de sus hijos corra peligro cuando salen de fiesta, sobre todo en los viajes con amigos.

“A veces me siento culpable de haberlo mandado a ese lugar” había dicho Graciela Sosa, madre de Fernando, dijo frente a los jueces. ¿Qué es lo que sienten algunos padres cuando sus hijos se van de vacaciones con sus amigos?
Claudia Della Rocca tiene dos hijos, Patricio (26) y Solana (22), y en diálogo con LA GACETA contó que cuando su hijo le decía que se quería ir de vacaciones con su grupo de amigos siempre sentía miedo y angustia al permitirle viajar. “Si en el momento en el que salen de la casa cualquier mamá o papá queda con la angustia de verlo bien de nuevo hasta que regresa, imaginate que se vaya a un lugar que queda tan lejos como Mar del Plata o Villa Gesell. Acá en Tucumán, uno más o menos conoce la movida de los chicos, pero allá no”. Y agregó: “no podés decirles que no viajen porque ellos tienen que vivir sus experiencias, pero al estar lejos uno como mamá o como papá siempre intenta cuidarlos, entonces cuando se van no te queda otra que pedirle a Dios que los proteja”.
“Ver este caso te moviliza un montón de cosas, se te viene todo a la cabeza. Te hace pensar ‘qué pasa si mi hijo se va de vacaciones y le pasa lo mismo’” contó Fátima Atim, madre de Lourdes (23) y Gonzalo (21). Y explicó: “el miedo me llevó a pensar en prohibir a mis hijos que viajen, porque van a lugares turísticos y empiezan a tomar alcohol, entonces a una le da miedo y le dice ‘no, no vayás’, o ‘esperá ya vamos todos juntos’. Por ahí ellos se enojan pero se lo hace para protegerlos”.

Evitar las peleas

Los disturbios a la salida de los boliches son cada vez más frecuentes. Los padres, para evitar que sus hijos queden afectados en una, terminan aconsejándoles que, por más que tengan amigos implicados, no se entrometan en ninguna pelea.

Fátima confesó que a ella le da terror que a sus hijos les pase algo como lo que le pasó a Fernando. “Cuando mi hijo sale con su grupo de amigos yo siempre le digo ’cuando empiecen las peleas por favor no te metás, alejate’. Es lamentable tener que dar ese consejo, pero la verdad es que uno nunca sabe qué es lo que les puede llegar a pasar”.
Lo mismo comentó Sandra Mirabal, madre de Facundo (22), Nicolás (18) y Virginia (15): “cuando mis hijos salen yo siempre les digo ‘si pasa algo es preferible quedar como tonto y volverse a la casa antes que hacerse el picante y terminar mal’.

Justicia por cuenta propia

“Cuando vi en las noticias el caso de Fernando me fue inevitable no ponerme en el lugar de su mamá. Yo pienso que le puede pasar algo así a algunos de mis hijos y me muero. Si pasara movería cielo y tierra para conseguir justicia, hasta se te llega a cruzar por la cabeza que, si las autoridades no hacen nada harías justicia por manos propias, algo que no está bien pero uno si lo piensa”, dijo Fátima.
Algo parecido mencionó Fabián Martínez, padre de tres hijos de entre 20 y 30 años. “Un caso así puede terminar o por represión por parte de la justicia, o peor, a través de la justicia por cuenta propia; capaz vos le hiciste algo a una persona, y en venganza alguien viene y te mata a vos o a algún ser querido, lo violento siempre acaba mal”, indicó.

Crianza responsable

A veces no alcanza la crianza que uno le da a sus hijos ya que, en casos como estos, intervienen muchos factores, como la forma de actuar de los demás. “Hay tanta violencia en nuestra sociedad, que todos los padres vivimos aterrados de que les pase algo a nuestros hijos”, dijo Claudia. “Hoy por ejemplo, es normal que una criatura de 15 años maneje y tome alcohol, y eso es responsabilidad de los padres, porque son ellos quienes les aplauden esas conductas y quienes ponen a disposición de sus hijos recursos que pueden ser peligrosos. Conozco varios casos de cerca donde adultos por querer ser ‘padres piolas’ le consienten a sus hijos cosas que ponen en riesgo su propia vida y la de los demás. Por supuesto que cada uno tiene la manera de educar a su propio hijo, pero cosas así son las que te generan temor de que ese tipo de personas le hagan algo a tu hijo y que le pase algo similar a lo que le sucedió a Fernando” afirmó.