Una encuesta realizada por la Universidad de San Andrés ayer sacudió el avispero. Después de verla nadie pudo haber quedado contento. Aunque nadie podría sentirse frustrado ni perdedor. El sondeo les dice a los políticos que todos están parados en la línea de largada, casi en las mismas condiciones.

Los encuestadores salieron a preguntar a quién votarían si las elecciones se produjeran hoy mismo. Un 26% -la mayoría- respondió que no sabía. El “no sé” sería el más votado. Pero a ese porcentaje se le sumarían aquellos que respondieron que no irían a votar. Por lo tanto ambas franjas sumarían un 30%. Pero hay más aun: un 4% respondió lo peor que puede escuchar un encuestador: prefiero no responder. Entonces, la encuesta promovida por la Universidad San Andrés determinó que un 34% no tiene un candidato para los comicios de este año. Podríamos llegar al 38% si a aquel dato le sumamos los que dijeron que votarán en blanco (4%, también).

¿Y a quién sí votaría el resto? Un 22% dijo que sufragaría por la coalición de Juntos por el Cambio y un 21% señaló que lo haría por el los peronistas nucleados en el Frente de Todos. El entusiasta Javier Milei que lidera el movimiento libertario obtendría un 10%.

Esos números permiten inferir que ese es el piso que tienen las dos coaliciones principales. Ese sería el núcleo de la grieta. Al mismo tiempo les permite confirmar que ninguno de los dos tiene la fuerza suficiente para ganar la contienda electoral. Seguramente es una señal de alerta para los principales líderes como Horacio Rodríguez Larreta o Patricia Bullrich que encabezan la lista de imagen de los políticos. Obtuvieron un 40% y un 39%, respectivamente. Sin embargo a la hora de votarlos la ciudadanía todavía duda. Diez puntos más abajo están Roberto Lavagna (33%) y Axel Kiciloff y Sergio Massa con un 28% cada uno. Milei, en tanto, tiene un 33% de imagen positiva. Todos comienzan el año casi en igualdad de condiciones.

Inflación

Los votantes de ambas coaliciones dicen que el principal problema del país es la inflación. Difieren cuando definen la segunda cuestión por la cual preocuparse: los de Juntos creen que es la corrupción la que trae inconvenientes (57%) y para los del Frente de Todos el punto débil es la Justicia (49%).

Las peleas y las desconfianzas de los políticos, su incapacidad de diálogo y el enorme costo que tiene hoy el ejercicio de la política (en Tucumán un candidato con ilusiones de ganar una banca debe pensar en tener $ 50 millones, no buenas ideas y empatía con el electorado) hacen que las encuestas tomen demasiada importancia. Más de lo que debieran. Lo llamativo de este sondeo de la San Andrés es que ninguna de las coaliciones puede estar tranquila.

Advierte además que los políticos están en problemas. Eso queda al descubierto cuando aparece Milei en el tercer lugar porque él es un despotricador serial de los políticos. Paralelamente, a menos de ocho meses de tomar la decisión más trascendental, el ciudadano duda. Por lo tanto, los pasos a dar deben ser muy cuidados porque el riesgo es muy alto.

El canciller del silencio

El canciller del silencio no aparece en el sondeo. Juan Manzur parece que circulara por una colectora. El hombre que tiene una excelente relación con la comunidad judía y se define como maronita utiliza una simbólica denominación católica que recuerda al papa Juan XXIII. Curiosamente, si hubiera utilizado el número 23, sólo el “Dibu” Martínez se podría haber molestado. Sin embargo, eligió los números romanos. Todos los días los afiches con su mensaje subliminal se suman en las villas veraniegas. La apuesta es llegar al 24 de febrero. Ese puede ser un día decisorio para Manzur como aquel de 1946 cuando se produjo el primer triunfo peronista. Hasta entonces espera tener la anuencia de Alberto para lanzarse definitivamente y con mensajes más directos. Por ahora deja que La Rucci lo instale sin decir una palabra.

Mientras tanto en Tucumán sigue siendo el candidato a vicegobernador de Osvaldo Jaldo, quien todos los días se reúne con un dirigente de la estructura peronista. Está dispuesto a recorrer por lo menos dos veces toda la provincia.

El problema lo tiene la oposición que aún no encuentra terreno firme para la campaña. Es más todo parece supeditarse o digitarse desde Buenos Aires. La incapacidad para acordar los sigue frenando. Parecieran inspirarse en la fábula de la liebre y la tortuga. El problema es que el Frente de Todos puede encontrar trabas en la fisura de El Cadillal o en la demora para entregar viviendas (un problema insoluble en Tucumán), pero jamás se descuidan en el armado electoral. Mientras tanto, muchos dirigentes opositores hacen llegar sus fotos desde los lugares de vacaciones y ya faltan tan sólo cuatro meses para votar.