Estados Unidos cierra 2022 con más de 6000 menores de edad heridos o muertos por arma de fuego. Se trata de la mayor cifra registrada hasta ahora por la ONG Gun Violence Archive, que recoge esta estadística desde 2014.
En total, 1631 menores murieron por disparos en un año marcado por la violencia con armas de fuego tras las masacres de Búfalo (Nueva York) y Uvalde (Texas), según datos publicados por la organización.
Además, 4.400 menores sufrieron heridas por disparos. Son 324 menores más que en 2021, y 3111 más que en 2014, cuando empezaron a recogerse las estadísticas. Este año murieron por la violencia con armas de fuego 43.675 personas, la mayoría (23.826) en suicidios.
También se registraron 639 tiroteos masivos, que la organización define como incidentes en los que se han visto involucradas cuatro o más personas, además del tirador. En mayo, un supremacista blanco de 18 años entró en un supermercado de la localidad de Búfalo (Nueva York) y mató a diez personas, en su mayoría afroestadounidenses, con un rifle semiautomático.
Pocos días después, otro joven de 18 años, armado también con un rifle semiautomático, entró en un colegio de Uvalde (Texas) y mató a 19 estudiantes y a 2 profesoras antes de ser abatido por la policía.
Los sucesos ayudaron a que el Congreso estadounidense aprobara en junio un pacto histórico, aunque de mínimos, para aumentar el control de las armas de fuego compradas por menores de 21 años.
El acuerdo también extendió a todo el país las llamadas leyes de “alerta de peligro” (“Red Flag”), ya vigentes en estados como California, Nueva York y Florida, y que permiten activar un procedimiento legal para confiscar las armas de fuego de quienes representen un peligro para terceros o para sí mismos.