“Yo me enteré después que ellos me nombraban siempre, pero ninguno nunca me dijo nada en la cara”, expresó Pablo Ventura, el remero de Zárate que había sido señalado por uno de los imputados como uno de los responsables de matar a Fernando Báez Sosa (18 años).
El joven se presentó ayer en el edificio del centro judicial de Dolores para declarar como testigo ante el Tribunal integrado por María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari.
Minutos antes de pasar a declarar, en conferencia de prensa, sostuvo que ubicaba a algunos de los acusados pero que no tenía relación con ninguno de ellos. “Que los que hicieron eso, lo paguen”, sentenció.
“Espero que se haga justicia y que paguen por lo que hicieron”, manifestó y confirmó que demandó al Estado por la detención de 2020, en el marco de la investigación penal. Uno de los acusados (para desviar la investigación y para aparentemente ganar tiempo) le causó un gran perjuicio al intentar incriminarlo por el hecho. La Policía, movilizada por un crimen que conmovió a todo el país, fue rápidamente tras sus pasos, lo ubicó y arrestó para ponerlo a disposición de la Justicia. Estuvo tras las rejas, aunque en un sector diferenciado, hasta que pudo probar que la noche del crimen ni siquiera estuvo en la misma ciudad donde ocurrió el homicidio.
Ventura contó que con Lucas Pertossi, uno de los imputados, se miraban mal cuando se cruzaban en algún boliche, pero que no tenía relación. “No los perdonaría por lo que me hicieron, pero no siento odio. No me sorprendió lo que hicieron”, sostuvo. También aseguró que los acusados en más de una ocasión habrían protagonizado peleas y habrían terminado siendo expulsados de locales bailables.
El 18 de enero de 2020, según la acusación, Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz, Luciano, Ciro y Lucas Pertossi; atacaron a Fernando Báez Sosa a la salida del boliche Le Brique, en Villa Gesell. Los agresores lo patearon en el piso y le causaron las lesiones que le provocarían la muerte.