Bandolero. Adalid de los desposeídos. Malhechor de alta peligrosidad. Tal vez anarquista. Mito. Santo milagrero. El 13 de enero de 1923, fue ultimado a balazos por la Policía cuando, huyendo de la ley, intentaba trepar el muro del Cementerio del Oeste. Sus 27 años se despidieron abruptamente ese día, pero continuaron viviendo a lo largo de un siglo en la memoria popular, en crónicas periodísticas, en una película, y ahora en “Quién fue Bazán Frías”, novela gráfica de Matías Muzzillo, que acaba de obtener el segundo premio en esa categoría del Fondo Nacional de las Artes. “Hace más de 10 años que vivo en Tucumán, aunque soy de Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires. Me enganché con una tucumana y me vine a vivir acá. Trabajo en la librería El Griego; trabajar de dibujante en la Argentina es bastante imposible”, sostiene el historietista bonaerense, nacido el 5 de abril de 1983.

- ¿Cómo se gestó esta novela?

- Tengo un amigo historiador, Agustín Haro, que en ese momento -ya hace varios años- estaba escribiendo su tesis sobre Bazán Frías y empezó a comentarme sobre él porque obviamente, yo viniendo de Buenos Aires, no tenía ninguna idea de quién estaba hablando. Así que comentó a contarme quién era, no solo lo que realmente se conoce, lo poco que hay de la información que está guardada de los archivos acá en Tucumán, además todos los mitos y las historias que hay alrededor de su persona. Le propuse en ese momento convertirlo en una historieta corta o ver qué salía. Fueron pasando los años, él seguía trabajando su tesis recolectando más información, yendo a los archivos. Él es profesor de Historia, no siendo un escritor narrador, lo que le propuse fue que me hiciera una descripción de los acontecimientos principales de la vida de Bazán y del contexto histórico. Nos fuimos juntando de a poco a ir retocando y eventualmente me senté a convertir toda esa información en una historia.

UNA RECONSTRUCCIÓN. Matías Muzzillo trabajó con la poca información que se tiene sobre Bazán Frías.

- ¿Qué le atraía de Bazán Frías?

- Varios aspectos. Por un lado, este mote que se le había puesto del Robin Hood tucumano, me parecía interesante porque generalmente los bandidos rurales, a pesar de que en sus pueblos y demás siempre se los tiene por venerados, nunca llegan a ese lugar; es una veneración muy grande la de ayudar a la gente de su barrio. Por otro lado, la cantidad de mitos que hay, la santificación que se le ha hecho a Bazán y me imagino que todavía debe haber gente que va a pedirle cosas, no necesariamente a su tumba, sino también a lo que le han puesto afuera del cementerio. Y también en cierta forma, porque esto fue algo que iba encontrando mi amigo, la demonización que se había hecho de su persona porque una de las cosas que eventualmente también contamos en la historieta, es que una vez que a Bazán se lo pone como una suerte del enemigo número uno en Tucumán; la Policía le empieza encajar cuanto delito encuentra. Por un lado, no hay mucha evidencia acerca de ellos, excepto algunos casos puntuales, de cuántos robos y supuestos asesinatos cometió Bazán.

- No hay mucha documentación sobre el personaje.

- Luego de su muerte parte del archivo de la Policía se quema, entonces había muchas cosas dando vueltas, muy interesantes y me pareció que convertir eso en una historieta, estaba como casi hecho, las idas y vueltas de su historia y todo este aspecto casi mágico de los mitos y las historias extrañas. La muerte de Bazán también era algo bastante interesante para narrar, el hecho de que muriera de la misma forma en que había matado a un policía que lo perseguía, había un montón de cosas que sumaron como para querer hacer una historieta.

- ¿La obra recrea parte o toda de la vida de Andrés Bazán Frías?

- Hice como una mezcla entre un poco de realidad, del presente de lo que se conoce sobre Bazán, algunos personajes que tengo que inventar para poder narrar eso que hoy se conoce. Por otro lado, contamos lo que sí se puede encontrar como información de la vida de Bazán y también, como narrador, tenía ganas de mezclar hasta cierto punto esa línea que uno a veces, como escritor e historietista, propone: que lo que está contando el lector lo crea, que lo tome como realidad. Entonces al tener tanta información y que encima mucha esta información son mitos, son historias, vos como lector vas a decidir cuánto de lo que yo te estoy contando lo vas a tomar como real, como verídico, cuánto quizás no me vas a creer o cuánto vas a dudar.

- ¿Cuánto tiempo le llevó escribir esta historia?

- Fue hace más de seis años cuando comenzó la idea de hacerlo, pero yo estuve con un montón de proyectos en el medio, vino la pandemia... Con el Fondo Nacional de las Artes gané en 2020 con otra historieta. Empecé a escribir. Cada tanto iba haciendo, agregando, quitando y eventualmente me senté y dije: “tengo que terminar”. Porque llegó un momento en el que todos los días estaba pensando en el tema. Así que cuando el Fondo Nacional de las Artes abrió la nueva convocatoria, resolví: “bueno, no perdemos nada”. Me faltaba un par de cosas y la terminé. Fue un trabajo bastante grande. Además, respecto a la técnica con la que la trabajé era muy diferente a todo lo que había hecho antes. Generalmente, trabajo en blanco y negro con un poco de color digital y esta vez yo lo había decidido -vaya a saber por qué- hacerla completamente con acrílicos en blanco y negro, colores en partes, entonces requería mucho más trabajo desde la parte técnica; después escanear las páginas, armar las cosas muchísimo más laburo, pero la verdad es que rindió sus frutos.

- ¿Viste la película que se estrenó hace pocos años?

- No la había visto, me comentaron que no era necesariamente algo biográfico; había visto un par de escenas muy cortitas, pero no la terminé viendo. Tenía ganas de ver si había algo como de archivo histórico.

- ¿Conoció a Mary Guardia, la nieta de Bazán Frías, que escribió una novela muy lograda?

- Mi amigo, en su momento, la entrevistó y nosotros la agregamos como personaje así como muy ficcional, pero toda la información que pusimos ahí va por ese lado, cosas que ella también le contó a él.

- ¿Cuál es la diferencia entre una novela gráfica y una historieta común?

- No tenemos diferencias. Para nosotros, la historieta, el cómic, la novela gráfica, son exactamente lo mismo. La diferencia nace más de los vendedores de la historieta, mayormente las librerías, los negocios, porque es mucho más fácil cambiarle el nombre a cosas que se parecen y pueden venderlas más rápido. Muchas veces se le pone la definición de novela gráfica que es una historieta más larga, o es una historieta que trata temas más adultos, el cómic es solo de superhéroes, el manga azul que es japonés, pero sigue siendo una historieta y utiliza los mismos recursos, las mismas herramientas y pretenden lo mismo del lector. Así que si le quieren decir novela gráfica, no hay drama, generalmente entiendo que la definición va por ahí.